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“¹² Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.”  2 Samuel 6:12 

Nadie le había hecho tanto caso al arca del pacto, como David.  La Biblia dice que, en los tiempos de Saúl, nunca se consultó a Jehová.  En cambio, David, todo lo que hacía, lo consultaba con Dios.  David puso el recuperar el arca –que representaba la presencia de Dios – como prioridad, sabiendo que aquello traería bendición al pueblo de Israel. 

En su primer intento, David comete el error de tratar de llevar el arca del pacto, de la misma manera que los filisteos se la habían llevado.  Los filisteos se habían llevado el arca como un botín de guerra, probablemente esperando que les sirviera como un amuleto, sin reconocer el significado detrás de aquella caja.  Muchos van a la casa de Dios, simplemente por costumbre, pero no pueden ver el significado que hay detrás de hacer lo que tenemos que hacer como creyentes.  Lo que pretenden es cargar con el arca del pacto, simplemente como un símbolo.  Pero, ¿de qué sirve, si no se reconoce el valor de lo que Dios hizo en la cruz del Calvario?  Esto es lo verdaderamente importante.    

En el Antiguo Testamento, Dios mandó que se construyera una cruz con una serpiente de bronce, y al mirarla, sanarían de la picada de las serpientes.  En el Nuevo Testamento, Jesús usó ciertas cosas para representar en la mente y el corazón del hombre, el trabajo que él quería hacer.  El problema de muchos es que, como los filisteos, se llevan el símbolo, pensando que es eso lo que trae gloria, sin darse cuenta que es lo que está detrás –la obra redentora de Dios – lo que hace la diferencia.  Y son nuestras actitudes las que demuestran si hemos entendido esto.  Cuando David lleva el arca del pacto, lo hace con celebración y júbilo; no con fastidio.  Muchos ven el ir a la casa de Dios como un martirio, en vez de celebrar a Dios, celebrar que se van a encontrar con él.  Lo que tú hagas, hazlo con la actitud correcta, porque no es hasta que tú le pones atención a esto, y lo valoras, que entonces realmente puedes disfrutar de sus beneficios. 

El arca del pacto representaba la persona y la obra de Cristo.  Y, cuando este es el centro en tu casa, tú puedes entonces vivir bajo los beneficios de la persona y de la obra de Cristo.  En ocasiones, vamos a la iglesia, encerrados en lo que esperamos de parte de Dios, olvidando que el eje no debe ser esto, sino lo que Dios ya ha hecho por nosotros, y lo que él representa en nuestras vidas.  Por eso, muchos, pierden la pasión; olvidan el valor de la persona y la obra de Cristo en sus vidas.  Y no será hasta que, como creyentes, nos enfoquemos en esto, que entonces gozaremos de sus beneficios en nuestra vida. 

En Éxodo, podemos ver que el arca estaba hecha de una madera que no se dañaba, y cubierta de oro por dentro y por fuera.  Cuando vemos la persona de Cristo, él era todo hombre y todo Dios, al mismo tiempo.  Y aquella caja representaba las dos naturalezas.  El arca del pacto representaba la persona de Cristo; lo divino y lo humano en el mismo lugar.  El oro representando lo divino; la madera, lo humano. 

En cuanto a la obra de Cristo, el arca del pacto era el lugar más importante del templo: Donde se presentaba el sacrificio.  Dentro de la caja, había tres cosas: Maná, las tablas de los diez mandamientos, y la vara de Aarón.  Aquellas cosas representaban la ley, representaban juicio; y estaban cubiertas con una tapa de oro, y rodeadas por querubines.  Cuando Adán peca, dos querubines bloquean la entrada al huerto del Edén; y el arca del pacto también tenía dos querubines, que se miraban el uno al otro.  La sangre del sacrificio se derramaba entre medio de aquellos querubines, simbolizando que Dios ya no trabajaba con el hombre bajo la ley, sino bajo la gracia.  Aquella sangre representaba la sangre de Cristo, que nos da acceso a la presencia de Dios.  Así que, el arca representaba la obra de Cristo que nos da acceso al trono de la gracia. 

Si tú quieres vivir en bendición en tu vida, entiende que no es por tu propia fuerza, que no es por lo bueno que tú puedas ser o hacer, sino que es por cómo Dios te ve; y, si tú fuiste lavado y limpiado por la sangre del Cordero, del Hijo de Dios, entonces Dios te ve a través de esa sangre, y tú tienes acceso al trono de la gracia.  Mientras te miras bajo tu condición natural, humana, no puedes ver el sacrificio de Cristo en tu vida; pero, en el momento que te haces consciente de que él derramó esa sangre por ti en la cruz del Calvario, entonces, puedes tener acceso directo al trono de la gracia, para hallar oportuno socorro. 

Tú no tienes bendición por el trabajo que tú hagas, porque seas un buen esposo o esposa; esto no es acumulando puntos.  Lo que te transforma, y te hace apto y digno de la gloria de Dios en tu casa, no es lo que tú haces, sino lo que Cristo hizo en la cruz del Calvario.  Y no importa cómo el mundo te mira porque, cuando Dios te mira, te mira a través de la sangre de Cristo, y te dice: Tú tienes acceso a todo lo que el mundo ha dicho que tú no puedes tener acceso, por causa de la ley, pero la sangre de Cristo te da acceso a esa gran victoria. 

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Viernes, 9 de Septiembre de 2016

Código del Programa: BC-02A