12 Sep Mete a Dios en tu Asunto

Como hemos visto, el arca del pacto representa la persona de Cristo y la obra de Cristo.  ¿Cómo David demostró que había recibido esta revelación en su vida? 

En 2 Samuel 6:12, en adelante, se nos narra el momento en que David, finalmente, logra llevar el arca del pacto, con éxito, a Jerusalén.  David manda a buscar el arca del pacto, luego de tres meses buscando cómo era que tenía que hacer para transportar el arca.  Cayó en cuenta que eran hombres los que tenían que cargar el arca; no bueyes.  A Dios no le impresionaba aquel carro nuevo; Dios prefería que la humanidad cargara con su presencia.  Y David comenzó a hacer algo, que la gente no podía entender.  Al comenzar el camino hacia Jerusalén, se nos dice que, cuando el pueblo dio seis pasos, David se detuvo e hizo un sacrificio, presentó una ofrenda, derramó sangre.  David entendió lo que era la obra de Cristo; David sabía que, para abrirle camino a la presencia de Dios, tenía que haber un sacrificio.  Hay teólogos que dicen que, cada seis pasos, hacían un nuevo sacrificio.  El número seis, en la Biblia, representa el número del hombre, nuestra humanidad.  David estaba aceptando que no podía dar un paso más, sin que Dios estuviese involucrado en aquel asunto.  Aquello no se trataba de David, sino de que Dios estuviese en aquel lugar. 

Tú no puedes dar un paso más, sin asegurarte de que Dios está involucrado en todo lo que tú vas a hacer.  El problema de muchos es que comienzan a hacer muchas cosas, con buenas intenciones, pero no buscan que Dios esté involucrado en su camino.  David siempre tuvo una buena intención de que el arca del pacto estuviera en Jerusalén, pero una buena intención no es suficiente para cumplir el propósito de Dios en tu vida.  Si Dios no está en el asunto, no importa lo que pase, no va a cambiar tu vida.  Dios tiene que estar metido en el asunto. 

Si Dios no está en el asunto, tu caminar va a estar lleno de tropiezos, de dificultades.  La Biblia nos dice que, cuando llevaban el arca del pacto sobre aquellos bueyes, el arca se movía de un lado a otro; porque cada vez que se lleva el arca del pacto por un camino, a la forma humana, todo se va a tambalear, se va a estremecer.  Por eso, muchas veces, todo tiembla en tu vida; por eso, a veces, te preguntas si tal o cual cosa será o no será de Dios, si resultará bien o no.  Tú tienes que estar consciente que, en tu camino, en todo lo que tú hagas, Dios tiene que estar involucrado, cien por ciento. 

No puedes dar un paso más, sin que Dios esté en el asunto.  No puedes dar el séptimo paso, sin decirle a Dios: Yo no doy un paso más, si tú no vas conmigo en este camino.  David comenzó a abrirle camino a la presencia de Dios, con un sacrificio, porque él sabía que, lo que abría camino para que la presencia de Dios llegara, era la sangre derramada de un sacrificio.  Gloria a Dios que, para ti, se derramó esa sangre dos mil años atrás, que te ha abierto camino.  La pregunta es, si tú estás consciente, o tú estás tratando de hacer las cosas por tus propias fuerzas.  La sangre de Cristo es la que te da acceso a la libertad que él te prometió.  Cuando Dios fue a sacar al pueblo de Israel de Egipto, les mandó matar un cordero, y poner su sangre en el lintel de la puerta por la que entraban y salían; porque es la sangre de Cristo la que bendice tu entrada y bendice tu salida.  Aquella sangre protegía que el mal no entrara a la casa del pueblo de Israel; pero aquella sangre también era la que marcaba la salida llena de bendición de aquel lugar que los había esclavizado, y que los había puesto en pobreza por tanto tiempo.  Y dice la Biblia que, cuando Dios los sacó, los sacó con plata y con oro, y ninguno de ellos estaba enfermo.  Porque no hay nadie que comience un nuevo camino en su vida a través de la sangre de Cristo, que no pueda esperar todas sus promesas manifiestas sobre su vida. 

Tienes que estar consciente de ese sacrificio, de la obra de Cristo en tu vida.  No es por ti que tu matrimonio se va a solucionar; es por Cristo en tu vida, es por Cristo en tu hogar, es por lo que él hizo; él es quien te va a dar la sabiduría.  Haya pasado lo que haya pasado, cuando tú, como los querubines, miras a través de la sangre de Cristo, no te queda más remedio que perdonar y amar, y permitir que Dios complete la obra en la vida de aquellos que te rodean.  Entiende que no son tus esfuerzos naturales, que no es por tus fuerzas, y podrás experimentar el gozo y la alegría que trae el sacrificio a tu vida. 

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Lunes, 12 de Septiembre de 2016

Código del Programa: BC-02B