21 Jul Con el Agua de Dios

“8 Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac.”  Génesis 21:8  

Esa palabra destetado según el texto original, es la misma estructura del término utilizado para la palabra camello.  Dicen algunos comentaristas teólogos, que en este verso podríamos decir que cuando Isaac “se convirtió en camello”, Abraham hizo una gran fiesta.  El proceso de ser destetado, implica que el niño llegó a un nivel donde puede recibir otro tipo de enseñanza; es cuando se desconecta de su madre físicamente y en parte emocional, para convertirse en un hombre.  En el Antiguo Testamento, había una costumbre de las familias que a los doce años el niño pasaba por un rito en que se le entregaba al padre para que este le enseñara su profesión.  Los primeros doce años, estaba bajo el cuidado de la madre.  Pero ahora va con el padre y comienza a laborar.  Jesús, a los doce años llegó al templo y se perdió; sus padres lo buscan y le cuestionan, y Jesús responde: ¿No saben que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?  Jesús había sido cuidado por su madre, y eventualmente José le enseñaría a trabajar la madera; era un proceso natural en aquel tiempo.  E Isaac había llegado a ese momento, y Abraham celebró que “se convirtiera en camello”.  Pero, ¿qué era un camello para el pueblo judío?  ¿Por qué comparar este proceso y usar la misma palabra contextualmente?  

El camello representa un animal independiente, en el sentido de que es capaz de retener agua y caminar largos periodos de tiempo en el desierto, hasta llegar a un oasis donde pueda reponerse.  Los judíos usaban el término para referirse a una persona independiente de pensamiento, que ahora puede pensar por sí mismo, que puede ahora recibir sabiduría, entendimiento, revelación para poder sostenerse.  Y eso hay que celebrarlo.  

En Génesis 26, un poco más adelante, la palabra nos habla de un tiempo de hambre que experimentó Isaac, luego de la primera que había experimentado Abraham.  Isaac iba a hacer lo mismo que su papá, pero Dios le dijo que no fuera a Egipto, que Él le iba a prosperar allí en el desierto.  Se volvió un camello, independiente de Egipto.  No tenía que ir a buscar agua en Egipto ni pensar como Egipto; simplemente, siguió la voz de Dios.  

Isaac abrió un pozo, y pelearon por él.  Isaac dejó aquel pozo y comenzó a caminar, con la seguridad de que abriría otro.  Por ese también pelearon, y él lo dejó también.  Vemos un Isaac procesando las circunstancias sin dejarse influenciar por ellas, sino caminando independientemente a las circunstancias, siguiendo las instrucciones de Dios, y llegando a vivir en paz y teniendo grande prosperidad.  

Abraham comete el error de tener relaciones con otra mujer.  Más adelante, Jacob fue engañado, pero tuvo dos esposas.  Isaac solo tuvo una, rompiendo con el patrón de aquel tiempo; y por eso es que Dios lo prospera.  Dios celebra cada vez que tú eres independiente del mundo, cuando tú puedes llenarte del agua de su palabra y caminas distancias con la confianza de que Él va contigo y te prospera, y que tú no tienes que forzar nada.  

En vez de buscar solución en Egipto, Isaac le creyó a Dios, hizo lo que Él le dijo que hiciera, y Dios lo prosperó en un tiempo de dificultad económica.  Isaac tenía la seguridad que dondequiera que él fuera, encontraría agua.  Pero hay cosas sobre las que tú hoy todavía estás peleando, te estás secando por dentro tratando de retener un pozo que ya deberías dejar y decir: Voy a dejar esta pelea aquí y me voy a mover, Dios tendrá algo mejor para mí.  

Al igual que Abraham, Dios celebra cuando tú alcanzas ese grande de dependencia de Él e independencia del mundo, que te lleva a tener una actitud diferente, contraria a lo que el mundo piensa, una actitud de confianza en Dios aún en los peores momentos.  

Dios quiere que tú camines con el agua de Dios en tu interior, hasta que puedas cruzar los peores desiertos y alcances todo lo que Él te ha prometido. 

Siempre leemos los comentarios de cada mensaje. Es un verdadero gozo y un privilegio que Dios nos permita bendecir tantas vidas, aún a la distancia. Compártenos siempre cómo esta palabra ha bendecido tu vida.