10 Jan Dios te ubicará donde más prosperes

Hoy continuamos con la serie de mensajes “Yo creo en la prosperidad”. Decláralo ahí dos o tres veces: yo creo en la prosperidad.

Es una frase complicada, y más en los tiempos que estamos viviendo, porque se le ha dado un mal nombre quizás a este tema, pero la realidad es que no podemos apartarnos de cuál es el deseo de Dios. Y la Palabra nos dice, a través de toda la Biblia, en versos como 3 Juan 1:2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Es el deseo de Dios que el hombre progrese en todas las áreas de su vida, incluyendo el área económica y el área financiera.

Creo que los tiempos que se avecinan y las cosas que se están pronosticando para las economías, especialmente de Estados Unidos y de Puerto Rico y del mundo, hablando de la futura posible recesión o hasta depresión económica, donde ya hemos visto grandes empresarios comenzar a hacer sus ajustes, despidiendo personas y demás, la iglesia tiene que estar lista a entender que nosotros no vivimos por los ciclos económicos del mundo, sino que nuestro destino profético es uno lineal. 

Mientras el mundo se mueve en ciclos y nosotros experimentamos esos ciclos, nuestro avance es lineal hacia el futuro que Dios tiene para nuestra vida, hacia el mañana que Dios tiene para nosotros. Ningún ciclo económico debe retrasar el plan de Dios para ti. Es más, la Biblia dice que cuando el pueblo de Israel era esclavo, mientras más los oprimían, más se multiplicaban. Dios le prometió a Abraham que él tendría una descendencia gigantesca, y cuando Jacob entró a Egipto con su familia, entraron 72 y salieron sobre dos millones de personas. Y la Biblia dice claramente que mientras más los oprimían, más se multiplicaban, porque el destino profético de Dios se va a cumplir a pesar del sistema a través del cual tú has estado viviendo. Y específicamente estamos hablando de los sistemas económicos.

Así que tú y yo tenemos que prepararnos para creerle a Dios en esta temporada y abrir nuestro corazón para lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas.