Hay un montón de gente hambrienta
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Hay un montón de gente hambrienta

Un problema que nos perseguirá por años es el gran número de personas interesadas en los milagros de Dios, en lugar de buscar la revelación que Él les puede ofrecer a través de Su Palabra. En lugar de buscar la salvación, están enfocadas en que Él realice grandes milagros en sus vidas sin ser capaces de ofrecerle algo a cambio.

Satisfacer la necesidad física no debe ser lo más importante en nuestra vida. Tenemos que saber que hay una necesidad espiritual y emocional que no importa cuán satisfecha esté nuestra condición natural, esa parte no se alimenta de la misma manera.

Uno de los problemas más grandes que hay en el mundo entero todavía el día de hoy es el problema del hambre y definitivamente, de alguna manera u otra, debemos solucionar el hambre de las personas. El problema es que a veces no entendemos que el hambre física es algo que siempre vamos a tener que satisfacer. Siempre habrá necesidad, siempre habrá pobreza. El mismo Jesús dijo: “A los pobres siempre los van a tener”. Y si yo te doy alimento en el día de hoy, mañana tengo que darte comida también, tengo que alimentarte de la misma forma, tengo que volver. Hay que crear un sistema para poder ayudarte en ese sentido, algún día tienes que levantarte.

Pero más allá de eso, también tenemos que saber que todos nosotros tenemos que vivir personalmente con la conciencia de que satisfacer la necesidad física no debe ser lo más importante en nuestra vida. Tenemos que saber que hay una necesidad espiritual y emocional que no importa cuán satisfecha esté nuestra condición natural, esa parte no se alimenta de la misma manera. Y sin darnos cuenta, a veces en las casas del Señor y en la iglesia nos olvidamos de satisfacer esa parte espiritual y emocional que solo Dios nos puede dar.

Y hoy quiero que hablemos de esa parte. Ayudemos al pobre, pero hablemos en el día de hoy de cómo llenar el alma, cómo llenar el espíritu. Y para eso yo quiero llevarte a una declaración que hizo nuestro Señor Jesucristo en el libro de Juan, que es la primera declaración donde él dice: “Yo soy el pan de vida”. Y hoy quiero leerte varias escrituras. Así que te voy a pedir que tengas paciencia. Voy a tratar, como estamos a principio de año, de leer un montón de versos. Casi nunca leo tantos versos, pero hoy, como los tengo atentos aquí, voy a tratar de cumplir la cuota de todo el año para algunos de ustedes. Así que vamos a leer todos los versos que probablemente algunos de ustedes van a leer por el resto del año. Espero que no, pero es bien importante que leamos esta historia.

Y al fin y al cabo, tampoco voy a leer el capítulo completo. Dentro de un momento vas a tener que confiar en que yo te voy a decir lo que dice ahí y ciertas cosas que pasaron que no voy a leer. Y luego, en tu casa, revísalo. Julio, disculpa, hay un poquito de feedback aquí, no sé. Me gustaría que fueras conmigo al libro de Juan, capítulo 6. Juan, capítulo 6, en el verso 25, dice la palabra del Señor: “Y hablándole al otro lado del río, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?”. Y el verso 26 dice: “Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis”. Y dice él: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre”.

Dejémoslo ahí por un momento para ponerlo en contexto. ¿Qué está pasando? Jesús acaba de alimentar a 5.000 personas multiplicando los panes y los peces. Después de ahí, se monta en un barco con sus discípulos y cruzan al otro lado. Y la gente que se alimentó de los panes y los peces salieron caminando al otro lado de la ribera o de la orilla para buscar a Jesús. Y cuando llegan allá, comienzan a cuestionarle. Y Jesús les dice, es como un regaño: “Ustedes vienen a buscar los panes, en vez de haberse dado cuenta de que aquello era una señal. Los panes eran una señal para algo más grande”. Pero al fin y al cabo, ellos fueron a buscar el qué: el pan.

Déjame ponerte una analogía. Si tú vas de camino aquí a Cali por el expreso y ves la señal que dice “Cali, 20 millas” y ves la señal, ¿te bajas y abrazas la señal? ¿Qué pasa si abrazas el letrero que dice “Cali, 20 millas”? ¿Llegaste a Cali? ¿Abrazaste el letrero que dice para dónde está Cali? ¿Llegaste a Cali? No. Si tomas ese letrero, no lo hagas por favor, ¿verdad? Pero si tomas ese letrero y lo montas en tu carro, ¿llegaste a Cali? No llegaste a Cali, porque el letrero y la señal están solo para una sola cosa: indicarte dónde está el destino.

Y Jesús está diciendo: “El pan yo te lo di como una señal y hoy me vienes a buscar por el pan, por la señal, sin darte cuenta de que había algo más grande que tenías que aprender con esa señal”. Y desde ahora te digo que ese es uno de los grandes problemas de los cristianos, que se enamoran del pan que Dios les ha dado, en vez de entender que eso solo Dios lo ha usado para llevarte a entender algo más grande. Y seguimos a Jesús de un lado a otro solo buscando el pan de los milagros y no la revelación que deberíamos recibir a través de cada milagro que tenemos en nuestra vida. Y por eso tenemos un montón de gente hambrienta en todo el sentido de la palabra y que no viven en plenitud.

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