08 Feb  ¿A dónde debes dirigir tu vida?

En la medida en que podamos, debemos hacer defensa en contra de estas ideologías y de todos estos pensamientos. En estos días hablaba con alguien y me presentaba un argumento impresionante para pelear con los políticos. Yo voy a usar ese argumento un día, se lo digo aquí, pero espero que lo entiendan. Miren mi respuesta.

Esta persona me dice: “Otoniel, deberían darnos el derecho a la eutanasia. Deberían darnos el derecho a que nosotros mismos nos suicidemos”. Y le pregunto: “¿Pero por qué dices eso?”. Me dice: “Yo sé lo que va a pasar con mi cuerpo. Mi papá y mi mamá tienen alzhéimer, tienen demencia, están pasando por eso. Mis genes dicen que eventualmente eso es lo que yo voy a vivir y yo sé que voy a ser un fastidio para mi familia. Mira la lógica detrás del asunto. Me dice: “Deberían dejarme que, mientras yo tenga mi juicio cabal, cuando se acerque ese momento, yo pueda ir a suicidarme, porque yo no quiero ser una carga para mi familia”.

Yo le digo: “¿Pero cómo defenderías eso?”. Me dice: “Bien sencillo. ¿Por qué le dan derecho a una mujer de acabar con la vida de otra persona y no me dan derecho a mí de acabar con la mía?”. Oye, pónganse a pensar, ¿verdad? No es un argumento fuera de lo irracional. ¿Por qué le voy a dar derecho a una mujer de que mate la vida de otro y tú no puedes acabar con la tuya? Digo: “Tú la puedes acabar suicidándote sin permiso, ¿verdad? Pero si lo quieres hacer, como dicen algunos, dignamente, ¿por qué no tener el derecho?”.

Y vuelvo y repito, yo no estoy aquí defendiendo ni la eutanasia ni nada. Lo que te estoy diciendo es que son argumentos racionales que se pueden usar. Usted me dirá: “Pastor, ¿qué le dijo usted?”. Mira, pues eso es un tremendo argumento para la política, ¿verdad? No porque yo esté a favor de la eutanasia, pero sí para pelear en contra del aborto, para que entonces se vea la relación. Porque si usted analiza la razón por la que dicen que tú puedes acabar con un bebé, es porque no tiene personalidad. Y no tiene personalidad porque no tiene memoria, no tiene conocimiento de quién es él. Y una persona con alzhéimer y demencia tampoco tiene, pues entonces es como si estuviera en un estado de bebé. Entonces, es bien interesante los argumentos que pudiéramos llevar y comenzamos a discutir un poquito todos esos argumentos.

Pero al final le dije: “Pero hay un argumento con el cual tú no puedes pelear conmigo, y es el argumento espiritual. Te digo: tengo que orar por ti, porque ese pensamiento tú no lo puedes albergar en tu corazón, porque hay una parte que es la parte de la fe. Tienes que creer en tu sanidad, tienes que creer que Dios te puede cuidar, tienes que creer por fe en la vida. Tienes que darle la oportunidad también a tu familia de que te cuide, que te guarde, la gente que te ama. Sabes, hay otros argumentos espirituales”. Y al final me dice la persona: “Sabes qué, bueno, con los argumentos espirituales no puedo pelear, no puedo pelear. Pero no puedo negar que me quedé ocupado, porque una persona con ese pensamiento, porque está viviendo algo con su familia, es un pensamiento que se le mete en la cabeza, en el corazón. Y sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón. Guarda tu corazón, ama a Dios sobre todas las cosas, cuida tu mente”.