19 Jan Seguir hacia adelante en prosperidad

Les voy a enseñar algo a los miembros de nuestra iglesia. Usted hace un favor, usted le cree a Dios. Nunca le saque en cara a nadie nada de lo que usted hace y tampoco albergue eso en su cabeza. Porque usted se queda en su casa, usted no se lo dice a nadie, pero en su cabeza usted está pensando: yo que lo ayudé y nunca mira ni las gracias. Dios no te las tiene que dar, deja a la gente libre. El día que usted haga algo, hágalo porque Dios le dijo y Dios le recompensa. Y deja de estar sacando de la cara a la gente las cosas.

Pastor, pero la gente debería ser agradecida. La gente debería ser agradecida, debería hacer un montón de cosas. Pero si la gente no es agradecida, no se acuerda de ti. Dios siempre se acuerda de ti, dice la Biblia que aunque tu madre y tu padre se olvidaran de ti, yo nunca me olvidaré de ti. Y que te va a llevar a ti a alcanzar el lugar que Dios tiene para tu vida. Así que sal de la amargura del olvido.

Pero, ¿de dónde viene José? De Jacob, un hombre que tuvo que trabajar 7 años por algo y lo engañaron. Y sabes lo que hizo, volvió a trabajar 7 años más. Dígame qué ejemplo es ese. Y después el jefe de él le cambia el salario 10 veces y, como quiera, Dios lo prospera y lo multiplica. Porque es que cuando Dios tiene una promesa para tu vida, si tú no te rindes, la promesa se va a cumplir. 

¿Alguien aquí alguna vez te engañó? Te prometieron que te iban a dar una cosa y tú hiciste algo y te dieron otra. Y tú vives con eso en la cabeza: aquel me robó, aquel me engañó. Tú trabajaste por la linda Raquel y terminaste con Lea, la fea. Y te amargas el cuero. Y ahí es bien interesante, porque Lea, que no era la que él quería, le dio más hijos que la que él amaba. Porque Dios siempre hace que lo feo de tu vida produzca más, siempre Dios. 

¿A alguien aquí le han cambiado los términos del contrato 10 veces, 20 veces? Te ofrecen una cosa, te ofrecen lo otro, te engañan por aquí y, con todo y eso, Dios te prospera. Pero tú estás amargado hoy todavía porque aquel te robó hace 20 años atrás, porque aquel te dijo: Mira, hermano, tú eres como Jacob. No importa que te cambien los contratos 10 veces, Dios te va a prosperar. Dios te va a prosperar. Dios te va a prosperar. Dios te va a prosperar. 

¿Cómo un José no va a creer en prosperidad si tiene un Jacob que creyó? Pero, ¿de dónde salió Jacob? De Isaac, y ¿quién es Isaac? El hombre que prosperó en la tierra de los filisteos, el hombre que no peleaba por nada, el hombre se queda en la tierra de los filisteos, tierra extraña. Abre un pozo, pelean con él. Quédate con ese, porque Dios me va a dar algo más grande. Yo no voy a gastar chavos en corte por esa miseria, Dios me da otra cosa. Iba a abrir otro pozo y venían y peleaban por el pozo y sabe lo que él hacía, lo dejaba y seguía. Hasta un día que Dios le dio un pozo tan grande que nadie podía pelear con él. 

Ponte a pensar, ¿cuántos aquí están en tierra ajena? Hay gente aquí amargada porque están en el trabajo que usted nunca quiso hacer. Yo he terminado donde yo no quería, pastor. Gloria a Dios, prospera en la tierra de los filisteos, prospera en tierra ajena. No, yo estoy esperando algún día cuando tenga el trabajo que yo quiero. Pero si estás amargado en ese, estás amargado allí. Tú crees que Dios te puede prosperar en otro lugar. Si estás allí, estás por algo. Y ahí es donde tienes que prosperar. 

Pero, ¿de dónde viene Isaac? De Abraham, y ¿quién es Abraham? El hombre que abría pozos en el desierto, el hombre que cogía la peor tierra, el hombre que prosperaba en los peores lugares. Y el hombre que cuando era viejo todavía era viejo y verde. Todavía a los 100, el hombre a los 100 todavía creía que podía tener un hijo. Cuando aquí hay un montón a los 60 que les duele todo. Aquí hay un montón a los 30 que están Heridos, es que estoy cansado. La espalda, la uña, el esto… La vida es tan trabajosa. Ay, pastor, tú no sabes el dolor que tengo por trabajar. 

Estábamos de vacaciones en estos días, fuimos a esquiar y no es algo fácil. Andamos con un grupo de niños, estamos allí en una y yo empiezo a oír: los hijos de otros, no se puede por cada… No se puede, me vas a pagar $… Nunca más me dijeron: No se puede. Las nenas saben en casa que eso no se puede, que eso no… Ay, levantarme temprana. Ay, qué aquello, no. No, en casa no hay chanera. Te levantas con dolor, te acuestas con dolor, pero te vuelves y te levantas y sigues hacia adelante, como una herencia así no puede prosperar cuando lo oprimen. 

Si un viejo puede prosperar, un hijo puede prosperar cuando está en tierra ajena. Y el otro, cuando le engañan, también puede prosperar y el otro, cuando mienten de él, puede prosperar. Y el otro puede prosperar en la tierra de su aflicción y por eso un pueblo completo, cuando lo oprimen, se multiplica. La herencia espiritual que tú y yo tenemos es de gente que cuando tiene problemas es cuando más Dios los prospera y Dios los bendice.

Yo no sé a quién vine a hablarle en el día de hoy, pero tú tienes una promesa de Dios para tu vida. Y nuestra promesa es más grande para orar. Tu promesa y la mía no es que tan solo somos hijos por la fe de Abraham. Tú y yo somos hijos de Dios a través de Jesús.