El precio que pagó Cristo
17164
post-template-default,single,single-post,postid-17164,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.2.7,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.7.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

El precio que pagó Cristo

Jesús sabía que el precio que tenía que pagar era necesario, para poder dejar al Espíritu Santo en el plano terrenal y que permitiera que pudiéramos ser salvos y transformados.

El Espíritu Santo, antes de que Jesús muriera y resucitara, no tenía la posibilidad, por causa de la condición del hombre, de habitar perpetuamente en el corazón y en la vida de una persona. 

Por eso es que usted va a ver referencias en el Antiguo Testamento, donde la Biblia dice que el Espíritu Santo descendió sobre Sansón, por ejemplo, pero descendió sobre Sansón en un momento para que cumpliera una misión en particular. El Espíritu Santo entraba en una persona, completaba su misión y se iba, porque no podía habitar en el ser humano. Por lo tanto, los grandes hombres de Dios en el Antiguo Testamento siempre tenían miedo de algo y el miedo que tenían era que el Espíritu Santo no estuviera con ellos. ¿Cómo yo se lo puedo probar? Hablemos de un hombre particular en el libro de salmos, capítulo 51. Veamos lo que dice David.

David dice en el verso 1: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu Palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente.” 

¿Cuál era el miedo de David? David dice: “Mira, Señor, tú conoces mis pecados, tú conoces mis rebeliones, tú conoces mi corazón. Tú conoces todas las cosas. Yo no sé cómo me puedo mantener delante de ti. Límpiame, cuídame, por favor.” Y ¿cuál era el miedo de David? “Señor, no quites tu espíritu de mí. Señor, que tu espíritu no se vaya de mí.” ¿Por qué David se pasaba adorando a Dios? David no era perfecto, como ninguno de nosotros, pero David sabía que él no tenía el Espíritu Santo sobre su vida todo el tiempo. No lo podía tener, porque todavía Cristo no había pagado el precio. ¿Cuál es la gran diferencia entre David, tú y yo en el día de hoy? Muy sencillo: el Espíritu Santo nunca te va a dejar. Tú y yo no podemos caminar en esta vida con miedo. 

Aún cuando nosotros fallamos, aún con nuestros pecados, aún con nuestras dificultades, aún con nuestros problemas, el Espíritu Santo nunca te abandona, Él hace residencia permanentemente en ti y esa es la seguridad que tú y yo tenemos que tener en esta vida. Si algo debe tener el creyente es la seguridad de que el Espíritu Santo está en él, de que el Espíritu Santo está en ti, de que hace residencia permanente en tu vida, de que no hay nada que pase a tu alrededor que lo haga salir de tu vida. 

Pero a veces no caminamos con esa confianza, no caminamos con esa seguridad. Simplemente, sin darnos cuenta, vivimos con inseguridad en nuestra vida. ¿Quiere decir esto que podemos vivir a lo loco y podemos hacer las cosas a lo loco y podemos pecar? No, no se trata de eso. Usted y yo cada vez más tenemos que limpiar nuestro corazón, limpiar nuestra vida. Pero no podemos tener el miedo de que el espíritu santo no va a estar ahí. Hermano, si Dios usó a David siendo un gran pecador para que se cumpliera la misión, óigalo bien, en el día de hoy, si usó a David, también te puede usar a ti.

4 Comments
  • Oswaldo Monier
    Posted at 10:19h, 05 December Reply

    GRACIAS AMADO PADRE CELESTIAL POR HACERME LLEGAR TU PRECIOSO ESPÍRITU SANTO EN MÍ VIDA, PARA SER TESTIMONIO VIVO Y DECLARAR ANTE EL MUNDO: QUE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES NUESTRO SALVADOR
    AMÉN 🙏🙏

  • MARIZA Y MORENO
    Posted at 11:23h, 05 December Reply

    Pastor Otoniel excelente Palabra de Bendicion a Mi Vida. Que Dios le siga bendiciendo abundantemente.

  • SADELA JOSE LATUFF PINEDA
    Posted at 14:54h, 05 December Reply

    05 12 23 LATUFF SADELA PRESENTE

  • Martha
    Posted at 11:57h, 07 December Reply

    Aleluya

Post A Comment