01 Nov La palabra que contiene el Espíritu Santo

Segunda de Pedro, capítulo 1. Mira lo que dice la palabra del Señor:

‘Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.’

¿Qué necesitas cuando hay tiempos de oscuridad? La Palabra. ¿Qué es lo que te ayuda a iluminarte en los momentos de oscuridad? La Palabra.

‘Dice: entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.’

¿Qué te está aclarando el apóstol Pedro? Que todos los profetas que hablaron no lo hicieron por capricho, sino que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Por lo tanto, cada palabra que el profeta daba y que el profeta decía venía inspirada por el Espíritu Santo; tenía el respaldo del Espíritu Santo.

Así que cuando nosotros miramos a los profetas en el Antiguo Testamento, ¿a quién tenemos que ver hablando? Al Espíritu Santo a través de estos profetas, esto no era capricho. Ahora, cuando alguien trataba por capricho de hablar, terminaba muerto o terminaba mal, pero aquellos que eran inspirados verdaderamente por Dios, los resultados de la palabra se veían.

Así que cuando yo miro el Antiguo Testamento y miro todo lo que se habla, tengo que ver detrás de todo eso la obra de quién: la obra del Espíritu Santo. Por lo tanto, detrás de cada profecía de Isaías o de Jeremías, ¿a quién yo tengo que ver? Al Espíritu Santo que estaba haciendo su obra con el pueblo de Dios; dándole inspiración al pueblo de Dios; dándole motivación al pueblo de Dios.

Recuerda que en aquellos tiempos había dos tipos de profecías. Yo las divido en dos maneras: profecías condicionales y profecías incondicionales.

Cuando había una profecía condicional era la profecía que el Señor daba en un momento dado para advertirle al pueblo y para que el pueblo pudiera corregir su vida y cambiar el rumbo. En otras palabras, se paraba el profeta y decía: ‘Piensen en lo que están haciendo. Mediten en lo que están haciendo si siguen así van a terminar en tal lugar pero si se tornan sus corazones, el futuro va a cambiar.’ Esa profecía era una profecía condicional.

En una ocasión un profeta fue y le dijo a uno: ‘Dios me dice que vas a morir.’ Ese hombre se tornó contra la pared, habló con Dios y el profeta tuvo que regresar. ¿Y qué pasó? El profeta tuvo que decirle: ‘Dios me dice que te va a dar 15 años más.’ Hay palabras que se dieron para advertir, el hombre tenía que cumplir con ciertas condiciones y eran unas palabras de advertencia.

Otras palabras eran incondicionales. ¿Qué quiere decir? Que se van a cumplir como quiera. En otras palabras, hay momentos donde Dios dice: ‘Van a ir esclavos. Los babilónicos van a venir aquí y te van a llevar cautivos y se van a llevar cautivo a tus hijos.’ Y no había nada que ellos pudieran hacer para cambiar eso.

Pero esa profecía tenía detrás una inspiración: ‘Pero aunque estés cautivo yo los voy a librar y allí los voy a prosperar y allí los voy a proteger.’ Porque nunca esa palabra iba acompañada de destrucción; iba para dejarle saber: ‘Esto es lo que vas a vivir, esto es lo que va a pasar, pero mi espíritu va contigo.’

¿Y cómo sabían que el espíritu iba con ellos si estaban presos? ¿Cómo sabían que el espíritu iba con ellos si estaban esclavos? Bien sencillo: porque tenían una Palabra. Una Palabra que había sido dada.

El apóstol Pedro dice: ‘Sabes qué, esta gente cuando profetizó lo hizo inspirado por el Espíritu Santo.’ Lo segundo que yo quiero que tú veas hoy con respecto al poder de la palabra y la relación de quién es el Espíritu Santo es que la palabra que Dios envía se cumplirá a través de los tiempos. Se cumplirá a través de los tiempos. Isaías, capítulo 55, el verso 10 y 11 dice:

‘Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi Palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié.’

¿Qué dice el Señor? Que lo que yo dije se va a cumplir. La Palabra que he declarado a través de los tiempos se va a completar, la Palabra que yo he declarado no importa lo que pase no va a volver a mí vacía. Tú y yo tenemos que tener esa confianza. ¿Quién está detrás de esa Palabra para que se cumpla? El Espíritu Santo, es él el que está detrás de esa palabra para que se cumpla. Él no tan solo declara la palabra, sino que el Espíritu Santo está haciendo la obra para que esa palabra se cumpla, para que esa palabra se dé.

Lo que pasa es que a veces nosotros queremos oír una palabra hoy y queremos ver el cumplimiento mañana y lo que Dios promete es que a través de los tiempos se va a cumplir, a través de los tiempos se va a completar, no va a volver atrás vacía. Yo lo que tengo es que ver la obra del Espíritu Santo detrás de todo el asunto.

He contado en otras ocasiones que en una ocasión estábamos en un crucero con mis niñas muy pequeñitas y enseguida una de ellas (en realidad era Janaimar, en aquel tiempo ya todavía más pequeña; la segunda, que ya está casada) quedó impresionada con el crucero. Y al segundo día de estar en el crucero ella pasa por el bus que hay allí en el lobby donde están ofreciendo los próximos cruceros y demás, ella cogió un brochure y me llevó y se sentó y ya ella quería (o sea, no habíamos terminado ese de siete días) y ella quería que yo reservara uno de 15 días.

Y por los próximos cinco días tú sabes esa es la conversación: ‘Papi, pero vamos a reservar quince días, vamos a reservar quince días.’ ‘Vamos… Pero si no hemos terminado este. Mi amor, disfrútate este. Gózate este.’ Y yo lo único que pensaba cuando ella me decía esto (historia verídica) cuando yo pensaba en mi mente: ‘Ella no entiende todo lo que tiene que pasar para que nosotros estemos aquí.’

Y yo lo que pensaba en aquel momento dado donde estábamos todavía en unos momentos muy críticos: en aquel momento dado teníamos tres tiendas de ropa, las iglesias, todas las cosas que hacíamos… Yo dentro de mí pensaba: ‘Ella no entiende que tres días antes nosotros estar aquí tuvimos que firmar más de 250 cheques en salarios, en nóminas; tuvimos que dejar qué sé yo cuántas cosas preparadas.’ Sabes… Los tres días antes para nosotros (digo antes de eso muchas cosas más) pero esos tres días antes de salir tuvimos que dejar quinientas simplemente para que pudiéramos estar aquí siete días.

Ella lo que ve allí es el cumplimiento, pero todo lo que toma llegar allí; todo lo que toma ahorrar; todo lo que toma trabajar; todo lo que toma dejar listo; y qué cuando ese crucero llegue al puerto de Puerto Rico yo me baje tengo que salir corriendo a trabajar para pagar lo que cogí la tarjeta de más allí en el crucero.

Entonces a veces yo creo que nos pasa así a nosotros con el Espíritu Santo. Se nos da una palabra y no entendemos todo lo que conlleva para que lo que Dios dijo que se cumpla, se cumpla en nuestra vida y yo creo que tú sabes que lo que Dios te dijo que iba a hacer contigo se va a cumplir, se va a completar y que Dios nunca ha dejado de trabajar en favor tuyo.