¿Qué es lo mejor que le puedes dar a tus hijos?
16607
post-template-default,single,single-post,postid-16607,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.2.7,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.7.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

¿Qué es lo mejor que le puedes dar a tus hijos?

Muchos padres están preocupados por proveer a sus hijos todo lo que está en sus manos: una buena herencia, una costosa educación, las mejores marcas de ropa y zapatos, los viajes más costosos, todo para sacarle una sonrisa a sus hijos. Se les olvida que lo más importante que les pueden dejar, son las bases de una vida en Cristo. Y tú, ¿Qué le estás dejando a tus hijos?

En el libro de Josué, capítulo 2, el verso 6 dice: “De esta manera, porque ya Josué había despedido al pueblo y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla, y el pueblo había servido a Jehová con todo el tiempo de Josué y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová que él había hecho por Israel”. 

Pero murió Josué, hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de 110 años, y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín al norte del monte de Gaas. Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel.

Josué muere y mueren todos los ancianos, los líderes que estaban con él. Y mientras Josué estaba vivo y los ancianos estaban vivos, el pueblo de Israel conocía dos cosas: conocía que existía Dios y conocía las cosas que Dios había hecho. Si hay algo que nosotros, como padres, como líderes de esta sociedad, tenemos que hacer para que nuestra sociedad reconozca día tras día es que nuestro testimonio y nuestra vida deben dar testimonio de dos cosas. 

Número uno, Dios es real; Dios existe y estamos aquí por la gracia de Dios, por todo lo que Él ha hecho por nosotros y con nosotros. Nos corresponde a nosotros. Si tú eres padre en el día de hoy, tienes hijos, no importa la edad, lo más grande que tú le puedes dar a tus hijos no es un viaje, no es llevarlo y darle grandes regalos; lo más grande que tú puedes darle a tus hijos es el conocimiento de que Dios es real y de qué están donde están por la gracia de Dios; que hasta allí Dios los ha traído y recordarles todo lo que Dios ha hecho a través de la historia. 

Lo triste sería que haya otra generación como la de esos tiempos: una generación que no conozca a Dios. Qué tristeza cuando se describe una generación de esta manera.

Pero fíjate qué interesante: para que hubiera una generación que conociera a Dios tenían que haber líderes que provocaran que el pueblo lo conociera. Si Dios fuera conocido en nuestra sociedad sería porque tú y yo primero lo conocemos y procuramos que con nuestro testimonio la gente lo conozca también a Él. El problema es que si hay una sociedad y hay una generación que no conoce a Dios no nos damos cuenta de lo que esto provoca en nuestras vidas.

En el libro de Jueces, capítulo 21, el verso 25 dice: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. En otras versiones puertorriqueñas dice: “hacía lo que le daba la gana”. Y no sé si eso te parece a ti a lo que predican hoy muchos líderes políticos para nuestros jóvenes: “haz lo que te da la gana”, “haz lo que te hace sentir feliz”, “lo más importante en tu vida es que tú seas feliz”. No pensemos eso. Lo más importante en tu vida no es que tú seas feliz; quítate eso de la cabeza. Y Dios no está para hacerte feliz; quítate eso de la cabeza también. Es bien importante esa idea. 

Esa es la idea que nos ha vendido la sociedad y por eso andamos deprimidos. ¿Por qué razón? Porque la felicidad es momentánea; tú sientes un momento de felicidad y volver a experimentarlo es complicado. Cada vez que tu cerebro recibe dopamina y recibe todas estas hormonas a ciertos niveles volver a ese nivel de felicidad que experimentaste es muy complicado porque la vida no te provee ese estímulo constantemente. 

La meta del ser humano no debe ser ser feliz; la meta del ser humano debe ser vivir en propósito, vivir en plenitud, vivir en gozo, vivir contento teniendo o no teniendo, sintiéndose satisfecho de que conoce a Dios por encima de todas las cosas. 

Ah, pastor, ¿usted no quiere ser feliz? Todo el mundo necesita momentos de felicidad, pero mi vida no la puedo pasar buscando ser feliz. Trata de hacer feliz a tus hijos y te vas a dar cuenta de que siempre tienes que darles algo más grande

3 Comments
  • sadela jose latuff pineda
    Posted at 09:58h, 09 October Reply

    HOY LUNES 09 DE OCTUBRE,,,,,,SOY LATUFF SADELA DESDE VENEZUELA,,,,,Y COLOCO SIEMPRE LA FECHA,,,,PARA QUE VEAN QUE LOS SIGO TODOS LOS DIAS,,,,,,,YSI ES VERDAD PASTOR,,,,,,,NUESTRA FELICIDAD SE LLAMA JESUCRISTO…….

  • Oswaldo Monier
    Posted at 14:30h, 09 October Reply

    GRACIAS AMADO PADRE CELESTIAL POR TODO TU AMOR Y MISERICORDIAS, GRACIAS A TÍ QUE PUDE RECUPERAR A MI FAMILIA
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏

  • marttha
    Posted at 03:48h, 11 October Reply

    Aleluya gracias mi Sr por tu amor y misericordia

Post A Comment