10 Oct La gran pregunta

La pregunta existencial eterna: ¿Para qué nací? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué tengo que hacer con mi vida? ¿Para qué nací? Y no importa lo que tú tengas en la vida, todos nos lo vamos a cuestionar. Todos vamos a tener ese momento de cuestionamiento, ese momento donde simplemente vamos a estar preguntándonos. 

Y puedes tener un carro, puedes tener una casa, y te preguntas: ¿para qué estoy aquí? Y mientras más rápido resuelvas ese asunto en tu vida, realmente podrás comenzar a vivir una vida de plenitud. 

La depresión y la tristeza que muchos de ustedes experimentan cuando vayan a trabajar es porque piensas que estás trabajando en algo para lo cual no naciste. Luchas, trabajas, prosperas y progresas, pero al final nada le da significado ni sentido a tu vida. Estás pensando: ¿para qué nací? ¿Por qué nací? Y el problema es que mientras nosotros vamos buscando eso, no nos damos cuenta.

No sé cuántos alguna vez tuvieron este juguetito: Mister Potato. Y la única manera que yo podía explicarte lo que quiero explicarte en el día de hoy fue con Mister Potato, porque todos nacemos así. 

Y el problema es que mientras no tenemos significado en nuestra vida y no buscamos conocer a Dios, y lo que nos enfocamos es en yo ser feliz, lo que nos enfocamos es en lo que yo quiero, nos enfocamos en las emociones, las sensaciones que tenemos y no nos enfocamos en buscarlo a Él y conocerlo a Él, nuestra vida cada vez más pierde sentido, hacemos las cosas por hacerlas.

Es bien interesante porque recibimos las piezas y comenzamos a tratar de nosotros arreglar todas las cosas. Intentamos con la mayor fuerza de nuestra vida, poquito a poco, hacer nuestro mayor esfuerzo y lo triste sería cuando un día tú llegues delante de la presencia del Señor y simplemente te presentes así. Y que esperes por la misericordia de Dios y que le digas: Señor, hice lo mejor que pude y lo intenté toda mi vida. 

Y el problema es que cuando tú miras tu espejo todas las mañanas, algunos se ven así, tu vida está fuera de orden y cada vez que tú te miras en el espejo sabes que tratas de buscar satisfacción y no la encuentras.

De las peores cosas sociológicas que ocurrieron los pasados años fueron los selfies en los baños. Eso ha tenido el efecto más desastroso psicológicamente y socialmente en nuestra sociedad porque los selfies no son otra cosa que yo tomarme una foto para yo sentir aprobación de los demás, sin darme cuenta que mi aprobación no debe venir de cómo los demás me ven y mucho menos de cómo yo me veo en el espejo. 

Hay una sociedad completa que nació obsesionada con el selfie, con verse mejor, con verse bien y mirarse en el espejo todos los días y observar y que la gente mire. Dime, ponte a pensar: ¿por qué tomarme un selfie en el espejo cuando al fin y al cabo lo que se ve es el teléfono tapándome la cara? Lo que te demuestra la obsesión que tenemos con nuestra imagen, tratando nosotros en nuestra vida de proyectar lo que nosotros queremos ser.

No se trata de que tú seas ateo o cristiano o no. Dios existe como quiera y algún día te vas a tener que presentar delante de Él, la pregunta es si te vas a presentar así, si vas a vivir el resto de tu vida de esta manera.

El problema es que nosotros tratamos de darle sentido a nuestra vida todos los días con las piezas que tenemos, yo quiero que tú entiendas en el día de hoy que una de las cosas más grandes que tú vas a descubrir cuando lo conoces a Él es que entenderás para qué realmente tú naciste. Entenderás el propósito de tu vida, te darás cuenta de que lo que haces en el día de hoy tiene significado, tiene sentido.

Por eso es que cada mañana cuando tú te levantas, cuando tú te despiertas, lo primero que debes hacer es Levanta tus manos al cielo, dale gracias al Dios Todopoderoso y dile: Señor, gracias porque me tienes aquí y me tienes aquí para un propósito, me tienes aquí para algo.

Muéstrame, Señor, en el día de hoy cuál es el propósito para mi vida. Muéstrame en esta mañana dónde tú me quieres, dónde tú me deseas, Señor. 

Y eres tú quien me da sentido, eres tú quien vas armando mi vida poco a poco, día tras día, de manera tal que cuando yo me presente algún día delante de ti, Dios Todopoderoso, me voy a presentar delante de ti como tú me creaste, como tú me diseñaste. Y en el nombre poderoso de Jesús te vas a dar cuenta de que mientras más lo conoces a Él, oye bien, cada pieza estará cayendo en su lugar, cada pieza irá en su sitio. Poco a poco Dios te va a ir formando cada día y cuando tú te presentes delante de él será la imagen que él intencionó desde el principio de todos los días de tu vida.