El Problema de las iglesias modernas
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El Problema de las iglesias modernas

El problema de las iglesias modernas es creer que hay un manual para poder sentir el Espíritu Santo en el corazón, creer que hay un paso a paso cuando se trata de entablar una relación con Papá Dios. Y resulta que no es así, cada persona tiene una experiencia diferente, por eso hoy quiero tomarme el tiempo de quitarte esa nube de dudas de tu cabecita, porque seguro piensas que cómo no has experimentado lo que han vivido otras personas, entonces no tienes el Espíritu Santo en ti, ¡Quédate a ver este video y vuelve a conocer al Espíritu Santo.

Hoy quiero comenzar una nueva serie que le he titulado: “Hola, soy el Espíritu Santo”. ¿Y por qué esta serie de mensajes y por qué ese título en particular? Porque creo que uno de los problemas más grandes que hay en nuestras iglesias modernas es que no todo el mundo quiere una relación con el Espíritu Santo. ¿Por qué? 

Porque la primera impresión que se le ha dado de quién es el Espíritu Santo es algo que no todo el mundo puede entender y algunos que buscan una relación con él, la buscan basado en algo que no es todo lo que significa tener una relación con el Espíritu Santo.

Yo, en esta serie de mensajes, lo que quiero es volver a presentártelo para que saques de tu mente la primera impresión que tuviste del Espíritu Santo, si no fue la correcta. A todos nos ha pasado que algún día nos presentan a alguien y esa primera impresión de esa persona a veces dura toda una vida, porque a lo mejor esa persona dijo algo que a mí no me agradó, hizo un comentario que para mí no fue el más correcto, o a lo mejor yo no estaba en un buen mood y esa persona hizo o dijo algo que de ahí en adelante yo dije: “No quiero saber nada de esa persona”.

Y algunos de nosotros hemos tenido que tener la experiencia de tener que vencer esa impresión y volver a sentarnos con esta persona y volver a hacer el esfuerzo y después, quizás de varias reuniones, entonces tenemos la oportunidad de conocer verdaderamente quién es esa persona y vencer la primera mala impresión.

Pero no creo que todo el mundo tenga esa experiencia con el Espíritu Santo. Lo veo aquí en la iglesia cuando de momento alguien en la iglesia de repente comienza a hablar en lenguas o comienza quizás a temblar en algún momento dado, yo quisiera que ustedes vieran los rostros de los nuevos, los rostros de los jovencitos. Yo quisiera que ustedes vieran lo que me dicen: “Yo no quiero eso”. Esa es la impresión que hay.

Y lamentablemente hay gente que entonces eso es lo que quieren buscar, eso es lo que quieren sentir y si no sienten eso, ellos piensan que nunca han tenido el Espíritu Santo en su vida. Entonces tenemos todos los extremos.

Por esa razón yo creo que todos nosotros tenemos que por un momento volver a conocer quién es Él. Y definitivamente cuando nosotros tenemos una relación con una persona que es importante para nuestra vida van a haber todo tipo de emociones, van a haber todo tipo de sensaciones. Definitivamente, cuando el Espíritu Santo te toca en un momento dado tus emociones se pueden conmover, te puedes reír, puedes llorar, puedes temblar. Pero no siempre eso va a pasar.

Es como el que está casado aquí: el enamoramiento dura nueve meses. Las burbujitas en el estómago son nueve meses. Después de nueve meses tú tienes que saber que la amas y que él te ama. Porque los próximos 30 años no vas a sentir las mariposas, vas a sentir las mariposas cuando lleguen las deudas, vas a sentir las mariposas cuando lleguen los problemas y no quiere decir que no haya ese amor. El amor madura, el amor mejora.

Ahora comenzamos a conocer otras facetas de nuestra pareja que nos permiten estar aún más enamorados de ella. Y así debe pasar con el Espíritu Santo en nuestras vidas: llegar a ese punto donde nosotros podamos entender que definitivamente lo que sentimos quizás al principio no es lo que siempre vamos a sentir ni lo que tenemos que procurar sentir.

Cuando hablamos del Espíritu Santo, uno de los problemas más grandes que hay con esto es que en la Biblia en inglés, de la cual se tradujeron muchas otras biblias en español, se usa un término que no es el más correcto en el pasado. Y es el término que en español se traduce “Espíritu”, pero “Ghost” es “fantasma”. ¿Quién quiere tener una relación con un fantasma? 

Pero así se tradujo desde el original, porque era la mejor palabra que había en aquel momento. Entonces, la mente y la idea que hay de mucha gente del Espíritu Santo es que es un fantasma. Piensan que es Gasper, que está por aquí dando vueltas, que él se te va a aparecer. Entonces, ¿quién quiere ver eso? Aquí hay gente que me ha dicho: “Pastor, yo le tengo miedo, porque si orando se me aparece Dios”. Entonces, ¿qué es lo que tú quieres? Si conocieras quién es y cómo es, no tendrías temor. No, al contrario, te darías cuenta de lo que vas a experimentar.

Cuando hablamos del Espíritu Santo, una de las malas interpretaciones que hay es que solamente lo relacionamos con lo sobrenatural. Número uno: con lo sobrenatural. Número dos: con lo espontáneo. 

El Espíritu Santo lo relacionamos con lo que va a pasar espontáneamente, por eso usted va a ver la expresión: “Hay que darle libertad al Espíritu”. Libertad al Espíritu es que en el servicio hay que dejar que él haga lo que le da la gana y que las cosas pasen como porque es espontáneo. 

Pero por lo general la gente piensa: “Espíritu Santo = desorden”. Espíritu Santo = lo espontáneo. Espíritu Santo = la gente piensa automáticamente lo ilógico, lo que no se puede entender, solo se puede sentir. Y sin darnos cuenta entonces nos vamos al extremo de o demasiadas emociones o demasiado raciocinio y ahí es donde yo creo que la iglesia carece de una relación con el Señor.

Porque tampoco podemos irnos a una parte tan racional en nuestras vidas donde perdamos la emoción. Yo no puedo tener una relación con mi esposa donde solo sea a base de razonamiento, donde sea solo a base de entenderla y de que ella me entienda a mí. Porque entonces se pierde la chispa de la vida. 

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