26 Oct El Espíritu que te llena de vida

Por eso es que tienes que conocer quién es el Padre, tienes que conocer la obra de Cristo y la obra del Espíritu Santo, y tienes que saber que en el día de hoy a Él es a quien tienes que hablarle. Con Él es con quien tienes que hablar en tu auto. 

Deberías tener esa comunicación constante con Él. Dile: “¿Qué me tienes que decir? Déjame hablarte”. Y durante la semana, ¿qué piensas de esto, Señor? Ojalá aquí en nuestra iglesia, le decía yo a los coordinadores de red en estos días, que tenemos que cambiar nuestro lenguaje espiritual y nosotros mismos tenemos que hablarnos de forma con nuestro lenguaje espiritual. 

Que cuando nos sentemos a tomar un café, no me estés hablando de la película de Netflix que estás viendo. Está chévere eso, pero háblame. Dime: “Pastor, esta semana mientras oraba, ¿sabes qué oí la voz de Dios? Hoy al Espíritu le dije así y ¿sabes lo que me dijo? Y estaba estudiando la Biblia y de repente…” Pero ponte a mirar tus conversaciones con tus amistades, con tu familia. ¿Cómo son? Y te vas a dar cuenta de que muchas de ellas nunca aparece tu relación con el Espíritu Santo, pero pretendemos ser sanos, pretendemos sentirlo, pretendemos experimentarlo y no cuidamos de una relación con Él.

Hay cuatro cosas que yo quiero que tú veas a través de toda la Biblia que son demostración de la persona del Espíritu Santo con poder. Cuatro cosas que tú y yo podemos esperar en el día de hoy y voy a decirte cuatro cosas que no son las más obvias. Pastor, ¿qué quiere decir? Porque creo que para nosotros debería ser obvio que Él es quien tiene el poder para hacer milagros y señales y prodigios. 

Creo que aquí en la iglesia yo no tengo que tomar más tiempo hoy para hacerte entender que en realidad Él hace milagros, hace prodigios, hace señales. Ahora, el problema que tenemos en la iglesia es que lo único que buscamos que Él haga es lo obvio y no vemos su obra en lo que no es tan obvio. Y como estamos enfocados en una sola cosa de lo que Él puede hacer, perdemos de vista toda su obra en nuestras vidas.

Y desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento hay cuatro cosas que yo puedo ver del poder del Espíritu Santo que creo que todos nosotros debemos tener claras en nuestra vida.

Número uno: tenemos que ver a través de toda la Palabra del Señor y de diferentes versos bíblicos cómo es el Espíritu lo que realmente hace la diferencia en la vida de una persona y no lo material y lo natural.

Me explico: mire lo que dice Isaías capítulo 31 verso 3 dice: “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros porque son muchos, y en jinetes porque son valientes; pero no miran al Santo de Israel ni buscan a Jehová!” Mira la advertencia: ¡ay de los que bajan a Egipto! ¡Ay de los que buscan la fuerza! ¡Ay de los que buscan carros! Y después dice: “Pero Él también es sabio y trae el mal, y no retirará sus palabras; se levantará pues contra la casa de los malignos y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano caerá el ayudador, y caerá el ayudado; y todos ellos desfallecerán a una”.

Mira qué verso tan poderoso. ¿Qué está diciendo el Señor aquí? El Señor no está haciendo una diferencia entre lo material y lo inmaterial. Él está diciendo: tú puedes ver a los egipcios; al Espíritu no lo puedes ver. Ellos son naturales; el Espíritu es espiritual. No, no; ellos Él está haciendo una diferencia: los que se creen fuertes no lo son y los que la gente considera débiles son fuertes por una razón: porque Él es Espíritu. ¿Qué es lo que está diciendo aquí? Tu dependencia no puede estar en bajar a Egipto. Tu dependencia no puede estar en tener carros, en tener gente valiente alrededor tuyo. Tu dependencia debe estar en el Espíritu.

El Espíritu que llena tu vida, ¿qué es lo que te hace más fuerte que todo aquel que tiene carros de caballo, que tiene jinetes, que tiene recursos? Ojalá usted lo entienda toda la semana, cuando usted vaya a trabajar allá afuera y usted tenga una baja autoestima y la mente le diga: “No tienes crédito”, mejor es tener el Espíritu que el que tiene crédito. Mejor es tener el Espíritu, yo no tengo que. Que bueno tener un buen crédito, que bueno tener buen puntaje, que bueno haber podido pagar mis deudas. Maravilloso.

Pero lo que Dios va a hacer conmigo no depende de las medidas y del estándar del mundo. El mundo puede tener crédito, el mundo puede tener todas esas cosas, pero yo tengo algo más fuerte y más grande que lo que tiene el mundo. Y es que el Espíritu de Dios habita en mi vida y lo que me hace fuerte es el Espíritu Santo que está dentro de mí. Esto acabaría con la mitad de sus depresiones, por no decir todas.

¿Cuántas veces usted se siente impotente? ¿Cuántas veces usted está allá afuera sintiéndose impotente ante todas las cosas? ¿Cuántas cosas usted ha dejado de hacer porque cuando mira no tiene los recursos y usted piensa: “Necesito que aquél me dé, que aquel me ayude, que aquel me diga, que aquél me dé la mano, que aquél me dé”? Y de momento, cuando tú comienzas a ver lo que tienes y lo que no tienes, comienzas a sentirte débil, comienzas a sentirte intimidado y comienzas a pensar: “Tengo que bajar a Egipto. Aquellos tienen esto, aquellos tienen lo otro”. Hermano, no. Tú tienes algo que no tiene el mundo y lo que tú tienes es que tú tienes el Espíritu de Dios en tu vida, que camina contigo. Y eso es lo que va a hacer toda la diferencia.