El verdadero huerto
16327
post-template-default,single,single-post,postid-16327,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.2.7,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.7.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

El verdadero huerto

El verdadero huerto tiene límites, orden, protección, reglas, que hacen del huerto un pequeño paraíso. Estoy seguro que cuando eras niño amabas la sensación de protección que te generaba tomar la mano de tus padres o estar entre sus brazos, yo recuerdo esa sensación de confort de mi niñez. Ahora te pregunto, ¿Quieres sentirte protegido o desamparado? Si hacemos nuestro mayor esfuerzo por mantener el huerto tal cual es, siempre estaremos protegidos bajo la mirada del Señor.

¿Por qué es importante ver a Dios como proveedor? Porque si yo no lo veo como proveedor, nunca aceptaré la segunda parte, que es protector. 

Y volvamos por un momento al ejemplo de los padres con los hijos. Tú sabes cuándo tus hijos se molestan contigo: cuando tú tratas de protegerlos. Mientras tú les das comida, no hay problema; mientras les das todos los regalos que ellos quieren, no hay problema. Pero el día que tú les dices: “No vayas aquí” o “No hagas esto”, tú eres malo.

Y entonces, en vez de verte como protector, te ven como fastidio, ¿cierto? Te ven como que tú lo que quieres es restringir mi libertad de joven. Bueno, el día que tú pagues, tienes toda la libertad que te dé la gana. Y no te das cuenta de que los límites que te estoy poniendo son por una cosa: para protegerte.

No puede haber protección si no hay límites. No puede haber protección si no hay restricciones. Esa es una de las cosas que hoy en la sociedad está trabajando y esto lo vamos a tomar en dos dimensiones porque esto de las ideologías  es lo que están tratando en el día de hoy: de que tú veas a un Dios totalmente restrictivo. Y Dios sí pone límites en nuestra vida y tenemos que aceptarlos.

Oiga bien: nadie aquí debe limitarse por ninguna iglesia. Y los que deciden hacer cosas o no hacerlas nunca deben decir que yo no lo hago por la iglesia; lo hago porque amo a Dios. No es la iglesia la que te pone restricciones; no es la iglesia la que te pone restricciones. Es Dios, por protegerte, que te dice: “Ten cuidado con lo que estás haciendo; tú no sabes qué puerta vas a abrir”. Pero no lo queremos ver como protector.

En Génesis, capítulo 4 el verso 9, esa es la implicación cuando nosotros miramos una vez más esos versos. Caín está diciendo al Señor, al Padre Celestial, le está diciendo: “Oye, ¿no eres tú quien me tienes que proteger? ¿No eras tú quien tenías que proteger a Abel?” Lo que pasa es, hermanos, que la gente no quiere protección.

Si yo miro una selva y miramos en un momento dado una selva o un bosque y usted mira esa selva, usted se va a dar cuenta de que cuando usted mira estos ambientes son ambientes caóticos; son ambientes hermosos pero son ambientes caóticos. Usted no puede sobrevivir de un día para otro en un ambiente como ese, ¿cierto? Usted tiene que aprender; tiene que tener guías; tiene que tener gente que los lleve ahí y que puedan enseñarle a sobrevivir. Y en ese lugar sobrevive el más fuerte. Ahí no hay tal cosa como que tú te levantas hoy y te sientes deprimido: te comen. ¿Sabes? No hay tal cosa como un venadito que se levanta hoy y dice: “No voy a correr”. No. “Hoy no siento correcto”. O te levantas y corres o hay un león que va a acabar contigo. Tan sencillo como eso.

Y no hay tal cosa como un león: “Ay, no voy a cazar”. Y toda la tribu va de huelga. No; no hay tal cosa. Si no hay una presa de frente, no la busca; te mueres de hambre tú y toda la tribu. Y viene otro león más grande y te come.

Hay una foto que yo perdí en el huracán y me fascina mucho; y un joven aquí de la iglesia me hizo una pintura; yo la tengo en mi casa de esa foto; yo la veía todos los días temprano en la mañana. Aparecía una gacela corriendo y usted ve la velocidad de la foto de la gacela y un león detrás. Y dice: “Cada mañana se levanta una gacela sabiendo que tiene que correr más rápido que el león que es el más rápido de la selva, porque si no será alimento para él. Cada mañana se levanta un león en la selva sabiendo que tiene que correr más rápido que una gacela, porque si no morirá de hambre”. 

No importa si eres león. No importa si eres gacela: cuando salga el sol, más vale que estés corriendo. Así que no importa si te sientes hoy león o gacela: mañana tienes que salir a correr. Es un lugar caótico: sobrevive el más fuerte. ¿Ok? Dios no puso al hombre ahí; Dios puso al hombre en un huerto.

¿Qué diferencia tiene un huerto? Si usted mira un huerto comparado con una selva, tiene una gran diferencia: tiene una verja. En la selva no hay verjas; en la selva no hay nada que establezca un ambiente de protección. Si usted mira un huerto, el huerto tiene unos límites donde, en ese lugar, se protege lo que va a pasar. Allí se crea un orden; se crea un lugar donde el hombre puede entrar, proteger lo que va a cosechar, comer lo que quiere, establecer lo que quiere comer, lo cuida, lo guarda de todas las cosas que pueden atacar ese ambiente.

Cuando Dios pone al hombre, lo pone en un huerto. Tú no fuiste creado para vivir en la selva a lo loco. El huerto tiene que expandirse; pero tiene que haber límites para que haya un verdadero huerto, para que haya algo ordenado, para que haya algo correcto, para que yo pueda escoger lo que quiero comer. En la selva tú comes lo que hay; en el huerto tú escoges lo que quieres comer. En el huerto tú decides: “Yo quiero comer este año manzana” o “Yo quiero comer este año pera” o “Yo quiero comer este año tal cosa”. Pues eso es lo que voy a sembrar; lo voy a cuidar; lo voy a guardar y lo voy a cuidar.

Lo que pasa es que en el mundo en el que vivimos a la gente no le gustan esas cercas. Y déjeme decirle que el problema de muchos matrimonios es que no tienen cercas. El problema de muchos hijos es que quieren siempre brincarle a la cerca que su papá pone. Ese es el problema que hay en nuestra sociedad: la gente no quiere ningún tipo de límite; la gente quiere vivir como le da la gana.

Entonces el problema es que cuando yo me ajusto al mundo y saco las cercas de mi vida, saco las verjas de mi vida que me protegen, entro en el caos de la selva y permito que toda cosa entre a mi vida. El protector siempre pone límites. Un padre que protege es el que dice: “Con este no te juntas” y “Con este sí”. El padre que protege es el que dice: “Hasta ahora estás en casa”. El padre el que protege es el que dice: “Hasta ahora se acabó el internet”. Pero los hijos: “Tú lo que quieres es limitar mi vida”. “En otras casas los papás les dan libertad y tú, porque vas a la iglesia, tú eres un fanático religioso”. No; no es que el Señor te acerque aquí; te tengo que visitar en la cárcel porque yo te acerque aquí o te cercan allá; pero te van a acercar porque si eres un idiota aquí afuera también.

3 Comments
  • marttha
    Posted at 12:44h, 10 August Reply

    Amén sabías palabras
    Bendiciones de lo alto

  • Oswaldo Monier
    Posted at 15:12h, 10 August Reply

    Gracias Amado Padre Celestial por todo tu Amor y Misericordias
    AMÉN 🙏🙏🙏🙏

  • LATUFF SADELA
    Posted at 11:13h, 17 August Reply

    PASTOR LO FELICITO BUEN MENSAJE,,,,,,,,,,LATUFF SADELA DESDE VENEZUELA……

Post A Comment