Dale la espalda al pecado  
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Dale la espalda al pecado  

Tu corazón siempre está en peligro.  Hay tres cosas que contaminan el corazón, según la palabra de Dios.  

  1. Iniquidades.  No es meramente un pecado, sino permanecer en el pecado y disfrutar de él.  Todos en algún momento dado vamos a fallar; ninguno está exento.  Cuando Jesús comenzó a dar las bienaventuranzas, no hablaba para que tú fueras limpio por fuera; la limpieza por fuera es para complacer a quién.  Tu manera de hablar, de vestir, de pensar, tu manera de ser, a veces, aún a tus hermanos de la fe no les parece lo más puro.  Por eso, tratar de vivir bajo el estándar de lo que otros dicen y complacerlos de forma externa, es casi imposible; y más en el mundo que vivimos, donde todo el mundo tiene una opinión y, dondequiera que tú dices algo, puedes ofender a alguna persona.  Así que el Señor nunca puso énfasis en las cosas de afuera, sino en las de adentro.  Él no habló de la pureza de mente ni del cuerpo, sino la del corazón; y es de ahí de donde tú tienes que sacar el pecado.  

La batalla de la carne la vas a tener toda la vida.  La carne es débil.  Vas a cometer errores, vas a tener momentos de debilidad, vas a fallar; lo que no puedes permitir es que ese error que cometiste un día, llegues a disfrutarlo en el corazón al punto de desearlo y vivir para eso.  No es que el cristiano no peca, sino que peca diferente.  Una vez entregas tu vida al Señor, cuando estás allá afuera haciendo lo que antes hacías, ahora tu consciencia te redarguye; no te sientes bien en ningún lugar porque sabes que lo que hay dentro de ti, que un día experimentaste con Dios, te está haciendo un llamado a volver a Él, y que no puedes seguir viviendo esa vida.  

La iniquidad es cuando una persona comienza a disfrutar del pecado y permanece en eso.  Ahí es cuando se mete eso en el corazón al punto tal que lo deseas; por eso es que tienes que erradicar todo eso de tu vida.  

  1. Codicia, avaricia.  Es el deseo por más de forma irracional, desmedida, llegando al punto de hacer lo que sea, simplemente para tener por tener, sin que detrás de todo haya realmente un verdadero propósito divino.  El problema de la codicia es que lleva al hombre a tomar malas decisiones y hacer cosas tan incorrectas, que le causan gran destrucción.  
  2. Incredulidad.  Un corazón incrédulo te vuelve hipócrita.  Aquí es donde hay muchos cristianos.  

La mayoría de los cristianos sabemos que la iniquidad tiene que salir de nuestros corazones; los que hemos tenido una experiencia con el Señor, cuando pecamos, nos sentimos mal; somos como David, nos echamos a llorar y a pedir perdón a Dios inmediatamente.  Todos de alguna u otra manera sabemos la razón por la cual tenemos que prosperar y avanzar, y no es para tener más por tener más; sabemos que detrás de todo hay un propósito y hemos aprendido a estar contentos con lo que tenemos, y a ser agradecidos de estar donde estamos, y a aspirar por las grandes cosas que todavía Dios tiene para nosotros.  Donde muchos cristianos batallan es en la incredulidad en el corazón.  Y eso nos vuelve hipócritas porque hacemos cosas con buena intención, no con un corazón dañado, pero sin la fe necesaria para que tengamos resultados por esa acción que estamos tomando.  

14 Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.”  Marcos 16:14  

El Señor les reclamó a los discípulos su incredulidad y la dureza de su corazón.  Habían dejado de creer el anuncio que otros habían hecho de que él había resucitado.  Dejaron de creer la experiencia que otros dijeron tener, dejaron de creer la Palabra.  Ahora necesitaban ver para poder creer.  Y el problema de muchos es que, por pasadas experiencias, por cosas que no se dieron como pensaban, ahora hacen lo que deben hacer como creyentes, pero dentro de ti no hay una pizca de fe de que realmente importe para algo.  

Tú tienes que saber que nunca puedes perder la fe para que tu corazón se mantenga siempre puro.  

Una de las cosas más tristes y que tenemos que trabajar en oración y luchar en el corazón, es ver una sociedad que no cree en nada.  Hay tantas teorías y especulaciones.  Si le dices a alguien que eres político, automáticamente, eres corrupto.  Si dices que eres pastor, automáticamente, eres un vividor.  Si dices que eres empresario, automáticamente, eres un ladrón y te beneficias de los demás.  Nuestra sociedad ha llegado a un punto en que estamos tan divididos, y lo peor es que el corazón se ha contaminado y tú no puedes creer en nadie.  

Te acercas a todo el mundo con sospecha de todas las intenciones.  ¿Cómo se puede gobernar una sociedad y cómo se puede vivir si no puedes confiar en alguien?  A la larga, en alguien tienes que confiar.  Y lo triste es que han logrado poner esos pensamientos de duda en nuestros corazones, donde no confiamos absolutamente en nadie.  

Si alguien dice que va a hacer algo, decide creer que lo va a hacer; prefiere ir a tu casa creyendo, que pensando mal del otro.  Vence todo aquello que te ha querido hacer perder la fe.  Cree, confía.  No es que seas tonto, pero confía, cree, espera lo mejor de la gente.  Espera lo mejor de Dios.  Espera lo mejor de tu vecino.  Todos fallamos, todos vamos a cometer errores, pero confiemos y mantengamos nuestros corazones puros. 

5 Comments
  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 11:12h, 30 August Reply

    Santo, Señor

  • marttha
    Posted at 15:04h, 30 August Reply

    Amén Gloria a Dios

  • Nelson García
    Posted at 22:43h, 30 August Reply

    Amén gracias Señor por todo y en todas las cosas que recibimos de ti gracias por enseñarnos a vivir una vida agradable a ti amén

  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 23:16h, 30 August Reply

    Amén así es entiendo muchas cosas no comprendía gracias Jesús por usar Pastor Otoniel Font.

  • Liseth Trujillo
    Posted at 11:08h, 31 August Reply

    Amen y amen así es en el nombre del Señor Jesús amen y amen🙏🏽🙏🏽🙏🏽

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