Agradece lo que Dios ha hecho contigo 
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Agradece lo que Dios ha hecho contigo 

Sería muy triste que en cada mensaje, lo único que te habláramos sea de lo pecador que tú eres, lo mal que estás, cuando todos sabemos lo mal que estuvimos, y estamos luchando para no volver a eso, y lo único que necesitas es una palabra que te dé paz y te ayude a entender cómo puedes vivir permanentemente en la decisión que tomaste el día que libremente dijiste: voy a responder al llamado de la gracia de Dios y mi vida va a cambiar.  

Lo que les hace falta a muchos cristianos hoy no es arrepentirse, sino entender cuán bienaventurados son por causa de la decisión que tomaron de seguir a Cristo, y aprender a vivir esta vida como Jesús quiere que la viva, para que seamos entonces sí luz en medio de las tinieblas, para que seamos la sal de la tierra, y vivamos una vida de libertad, una vida en la gracia de Dios, y nuestra alma también sea salvada, no en el más allá, sino en el más acá, para vivir como Jesús quiere que nosotros vivamos.  

Que este mensaje te ayude a liberar tu alma, que tengas paz y tranquilidad y puedas ver cómo es que Dios trabaja, lo que Él piensa, lo que Él cree, y cómo Jesús desde su mensaje inaugural, estableció desde el principio cómo tú debes ser gobernado.  

El mensaje de las bienaventuranzas es similar en el aspecto de que Dios se lo da a Moisés y Él mismo se lo da a Jesús, y se los da a ambos en un monte.  En lo único que cambia es que el mensaje de Moisés era uno punitivo, pero el de Jesús era uno redentivo; son dos cosas muy diferentes.  El mensaje de Moisés comenzaba con “no hagas”.  Porque el mensaje que se podía entender en aquel tiempo era uno de que “por lo que hago, soy, seré, tendré”.  El mensaje de Jesús no es uno punitivo, sino un mensaje del ser, no del hacer.  Las bienaventuranzas no es que tú hagas para ser bienaventurado, sino que porque eres bienaventurado, esto es lo que va a pasar.  Son dos mensajes bien diferentes.  No se trata de lo que vas a hacer, sino de lo que ya eres.  Y Jesús cambia el lenguaje; no usa un lenguaje punitivo para castigar a aquellos que no hagan algo como Moisés lo establece en aquel tiempo donde esa era la consciencia que se podía tener.  Jesús comienza a hablar del cambio provocado por la decisión de cada uno de nosotros, de aceptar la gracia de Dios y la nueva posición que nos ha dado en Cristo, y es una bendición de ser bienaventurados, ser bendecidos.  

En cuanto a las bienaventuranzas, lo más importante no es lo que tenemos ni lo que alcanzamos, sino lo que se produce en nuestro interior y en la madurez de nuestra vida.  

Lo más importante no es lo que tú produces ni lo que tienes ni lo que alcanzas, sino la madurez que hay en tu interior, lo que se produce dentro de ti a través de tu caminar en Cristo.  Lo más importante no es el logro que tienes.  Qué bueno que tienes un gran logro y que podemos celebrarlo y darle testimonio a Dios, pero el día que no lo tienes, si eres una persona madura, una persona que estás en paz, que ya no te desesperas como antes, has alcanzado mayor éxito de lo que tú jamás habías imaginado.  El creyente no mide su éxito por lo que hay fuera, sino por lo que tiene dentro.  ¿Cómo saber que estás avanzando?  Porque cuando tienes problemas, todavía tienes una paz que tú reconoces que jamás habías estado tan tranquilo como estás ahora.  Te preguntan cómo puedes estar así con todo lo que has perdido, te cuestionan para qué le sirves a Dios; y tú tienes que contestar que la más grande ganancia no es lo que tenías sino lo que hay dentro de ti que te da una seguridad, una tranquilidad, una paz que sobrepasa todo entendimiento que, de otra manera, no lo podías obtener.  Eso es lo que tú tienes que ver en la vida.  Si no, caes en el juego del mundo, donde tendrías que medir tus éxitos y competir con los demás.  Tú tienes que vivir en paz, en tranquilidad.  

Lo que te hace bendecido no es ningún bien que tú hagas, sino el bien que Dios te  ha hecho.  Lo que te hace bienaventurado no es el bien que tú hagas en la sociedad, sino el bien que Dios ha hecho contigo.  Lo que te hace bienaventurado no es la misericordia que tú tengas con otros, sino la que Dios ha tenido contigo.  Lo que te hace bienaventurado no es la gracia que tú le extiendas a otros, sino la que Dios te ha extendido a ti, que te rescató, te sacó, te llamó, pensó en ti, que te fue a buscar como a Pedro cuando estaba en su peor frustración, y le dijo: voy a hacer de ti algo grande, un pescador de hombres.  Así como llamó a Natanael, a Zebedeo; esa es la gracia de Dios.  No es el bien que tú haces lo que hace que tú seas bienaventurado; es el bien que Dios te ha hecho lo que te hace bendecido, es de dónde Él te ha sacado, de dónde te ha restaurado y levantado.  Si caes en el juego del mundo, entras al pasado, pensando que es por tu hacer que llegas a ser.  Y así no funciona.  

La bendición y el ser bienaventurado, como creyente, tienes que entender que esa bienaventuranza está enmarcada en lo que es el principio de la eternidad.  Tu bienaventuranza está enmarcada en el principio de la eternidad.  Nada temporero te hace bienaventurado, bendecido.  Las cosas cambian y desaparecen, vienen y van.  Por eso, tú no eres bienaventurado por lo que puedas tener hoy porque puede que mañana no lo tengas, no lo alcances, desaparezca; mañana puede llegar una pandemia y te cierren el negocio por nueve meses; puede que venga un huracán y pierdas el edificio; puede que cierre la compañía y pierdas el trabajo.  Por eso es que tú no eres bienaventurado o bendecido por lo que es temporero en esta vida, sino por lo eterno, por aquello que no es transitorio.  Porque al fin y al cabo, lo transitorio nunca trae satisfacción a tu vida.  Lo que es transitorio, temporero, lo que  trae es un momento de disfrute, y luego mucha amargura y dolor.  Por eso es que tú eres bienaventurado porque en la eternidad ya tú sabes cuál es tu final, ya sabes que todo obra para bien, sabes que tu final está marcado por la gracia del Dios Todopoderoso, y que lo que tú estás viviendo, mañana cuando salga el sol, va a cambiar, será un nuevo día, viene una nueva temporada, y algo grande Dios va a hacer en tu vida.  Por eso es que eres bienaventurado. 

9 Comments
  • Nelson García
    Posted at 07:22h, 16 August Reply

    Amén gracias Señor por tu gracia y favor sobre mi sobre mi familia mi casa gracias por ser bienaventurado Gracias por todos los que te honramos y gracias porque sin ti nada somos amén

    • Marivanet
      Posted at 08:52h, 18 August Reply

      Amén

  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 09:47h, 16 August Reply

    Amén creo en lo grande que tú harás en mi vida Jesus bendiciones

  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 10:42h, 16 August Reply

    Aleluya, Gloria a Dios

  • Mauricio+villa
    Posted at 11:01h, 17 August Reply

    Amén

  • Liseth Trujillo
    Posted at 11:52h, 18 August Reply

    Amen y yo lo creo en el nombre poderoso del Señor Jesucristo amen y amen🙏🏽🙏🏽🙏🏽

  • marttha
    Posted at 10:17h, 19 August Reply

    Amén
    Gracias por tu infinito Amor y Misericordia para mi y mis seres queridos
    Bendiciones

  • Luz Enith Glen
    Posted at 10:49h, 19 August Reply

    Gracias Dios por que nos hiciste una familia bienaventurada. ABBA Padre.

  • Gustavo Arroyo Fernandez
    Posted at 12:18h, 22 August Reply

    Dios lo bendiga pastor Otoniel su iglesia y su ministerio, gracias por su mensaje y enseñarnos tanto del conocimiento de la palabra de Dios y el ser el creyente en lo que Dios quiere que seamos y perseveremos en la vida en esta tierra .Gloria a Dios porque nos recibió y nos hizo aceptos aun siendo pecadores. Pero Su Amor tan infinito e incalculable que escapa de cualquier mente humana y Su Misericordia nos alcanzó por Su Gracia y Favor, que hizo nuestro Señor y Salvador Jesucristo en la Cruz del calvario que celebramos todos los días ese acto inédito único en la humanidad. Gracias mí dios y Señor.

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