Hagamos un espacio para el Señor 
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 Hagamos un espacio para el Señor 

Todos hemos recibido en algún momento una notificación de que se nos llenó el espacio de almacenamiento en algún aparato electrónico.  Esta notificación viene acompañada de una instrucción, que te da la opción de borrar algo de la memoria para liberar espacio.  Piensa por un momento cuántas cosas llenan tu mente hoy, que no deberían estar ahí.  Para leer estas líneas, tuviste que hacer espacio, dejaste algo sin hacer, sin completar.  Pero hay que hacer espacio para lo que es importante.  Nadie en tu vida controla los espacios de tu mente, de tu espíritu, de tu tiempo; solamente tú.  Pero la vida tiene la capacidad de llenar tus espacios con cosas que no necesitas.  Tú tienes gente llenando espacios en tu vida que ellos no merecen, y tú tienes que decirle a tu mente “delete”, borra y haz espacio para algo nuevo, para algo de valor.  

Los espacios de tu mente, espíritu y corazón tienden a llenarse con cosas negativas; por alguna razón, como que esas cosas nos atraen.  Te propones no ver noticias, pero terminas viéndolas; te propones no usar las redes sociales, pero terminas conectándote.  Hay quien conoce más de teorías de conspiración que de la palabra de Dios.  Nos impresionamos con las malas noticias, nos atraen.  Permitimos que estas cosas nos saturen y no realizamos por qué vivimos como vivimos.  

Tú eres responsable de hacer espacio en tu vida para lo que realmente tiene valor.  

6 Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. 7 Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; me rodearán los justos, porque tú me serás propicio.”  Salmos 142:7  

El salmista un día se dio cuenta que la peor cárcel no era en la que pudiera estar físicamente encerrado, sino la aflicción que se había metido en su corazón y en su mente, por la gente que le perseguía y lo culpaba.  Se dio cuenta que no podría ser libre para adorar a Dios, si Dios no sacaba su alma de esa prisión.  Tu clamor debe ser el de David: Señor, saca mi alma de esta tortura, de esta cárcel; hoy te entrego a quienes me han hecho daño y te voy adorar.  Haz espacio para lo que es importante.  

Para poder hacer espacio para las cosas correctas:

  1. Borra lo que no necesitas, lo que no te conviene.  Pablo decía: una sola cosa hago: olvido lo que queda atrás y me extiendo hacia adelante, al supremo llamamiento.  

Tú tienes la capacidad de darle “delete” a aquello que esté ocupando espacio de más en tu vida, no sea que necesites el espacio para algo que realmente tenga valor.  

La única razón por la que tú puedes tener relación con el Señor es porque cuando tú le entregas tu vida las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.  Dios no se acuerda de tu pasado ni de tus errores; Él los echó a lo profundo de la mar.  no hay tal cosa como que Dios te va a pasar toda tu vida por delante cuando vayas al cielo porque Él ya le dio “delete” a todo eso.  

  1. Es importante enfocarte en lo que es correcto.  

Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; 4 El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; 5 el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”  Salmos 103:1-5  

Estas son órdenes, instrucciones: Bendice alma mía a Jehová.  No es si quieres, si deseas, si lo sientes; es: Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.  El salmista decía: lo único que tú puedes hacer es bendecir a Dios por cada uno de los beneficios y bendiciones que Dios te da.  En eso tienes que enfocarte.  El apóstol Pablo lo decía de otra manera: 

8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”  Filipenses 4:8  

Enfócate en lo único bueno que puedas ver a tu alrededor, dejando así el espacio correcto para que puedas disfrutar de la plenitud de la presencia de Dios.  

Lo más importante que te permite a ti hacer el espacio para que Dios opere en tu vida de forma sobrenatural, lo vemos en Mateo 4.  Es el momento en que el enemigo comienza a tentar a Jesús, luego de ser llevado por el Espíritu al desierto.  Luego de cuarenta días en ayuno, Jesús comienza a tener hambre, y el enemigo comienza un intercambio con la intención de llevarle al punto del cansancio para que se rindiera.  No se nos dice por cuánto tiempo duró aquella batalla.  Lo que sí vemos es al enemigo tratando de hacerlo ceder en lo más importante, que es la adoración.  

La primera tentación fue hacia el cuerpo; y el Señor sometió el cuerpo: no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.  Pero no fue suficiente que sometiera el cuerpo.  El diablo siguió molestando.  

Has sometido tu cuerpo, has estado ayunando, te has consagrado para Dios, pero la batalla sigue.  Venciste la tentación en tu cuerpo, pero si la batalla continúa es porque el enemigo cree que todavía puede ganar terreno.  Por lo tanto, lo más grande que tú puedes hacer no es someter tu cuerpo.  Si Jesús sometió su cuerpo y el enemigo siguió batallando, pues ahí no está la clave.  

El enemigo comienza a atacar los pensamientos, la mente de Jesús.  Le dice: tírate de aquí, a ver si los ángeles vienen y te recogen.  Lo peor que tú puedes tener es la duda, el pensamiento de que Dios no te cuida, que te ha abandonado.  Vences el cuerpo, pero comienza la batalla en la mente.  Haz hecho todo esfuerzo por controlar tus pensamientos, someter tu mente, pensar solo en lo bueno; lo logras por un momento, por un tiempo.  Pero sometes el cuerpo y sometes la mente, y todavía sigue la batalla.  

El día que el enemigo dejó de molestar a Jesús fue el día que Jesús tomó una decisión.  Puedes tener 40 días de ayuno, y si no tomas esta decisión, seguirás batallando.  Si sigues batallando con el enemigo es porque él no está claro que tú estás firme en tu decisión.  El enemigo te ataca cuando piensa que puede ganar terreno.  La pregunta es cómo le quitas terreno al enemigo.  

7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.”  Mateo 4:7-10  

La batalla del enemigo siempre ha sido que le adores porque tú puedes hacer aquello que él no puede, y él fue creado para hacerlo.  El enemigo fue creado para adorar, pero se rebeló y se volvió orgulloso y nunca más ha podido demostrar su talento y su gloria.  Y ahora busca gente que le adore a él.  Y vemos a Jesús en ese momento crucial donde la batalla sigue.  

10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”  Mateo 4:10-11  

Jesús le dice que se vaya cuando decide que el único que será digno de su adoración, a pesar de todo lo que viva, sería el Rey de reyes y Señor de señores.  

No confundas guerra espiritual con los problemas de la vida.  Si se te explota una goma, no fue el diablo; fue el clavo que estaba en la calle.  Te botaron por malcriado, por irresponsable; no porque el diablo te esté atacando; no lo confundas con los problemas que tenemos que lidiar.  Sí hay un ataque en tu mente, en tus pensamientos, pero el enemigo nunca ataca a aquel que ha demostrado que está decidido que solo va a adorar al Señor.  Por eso, el próximo verso dice: Y el diablo entonces le dejó, y he aquí vinieron ángeles y le servían.  

¿El diablo está claro, o todavía él cree que hay un poco de terreno que él puede ganar?  Él te deja tranquilo cuando le queda claro que a ti nada te va a mover de tu decisión de adorar a Dios.  Esa es la grandeza de personas como Job.  

A Job lo maldijo hasta su mujer.  Sus amigos cuestionaban cómo todavía servía a Dios con todo lo que le estaba pasando.  Job dijo: Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito.  No que él creyera que Dios se lo hubiera quitado, sino que aún si Dios lo hubiera hecho, Job había decidido que él iba a bendecir el nombre de Dios.  El día que tú decides eso, el enemigo se tiene que ir, se acaba la guerra en tu vida y comienza la restauración.  A Job, Dios le devolvió el doble de todo lo que había perdido.   

Lo que vemos de la vida de Job y todo lo que le sucedió, son unos nueve meses.  Eso no es tanto tiempo como para recibir el doble.  La pandemia duró dos años.  La pregunta es a quién adoraste durante ese tiempo.  Porque el mundo lo que busca es tu adoración, convertirse ellos en tus rescatadores.  Por eso es que tú tienes que estar firme en que solo al Señor vas a adorar.  El día que tú decides esto, el enemigo se tiene que ir y los ángeles te tienen que servir.  ¿No podría ser hoy ese día?  

Toma la firme determinación en tu corazón, convencido de una sola cosa: al Señor solo voy a adorar y a Él solo voy a servir.  Vas a ver cómo ángeles vendrán a ministrar a tu vida; milagros vienen en camino a tu vida. 

3 Comments
  • Nelson García
    Posted at 07:17h, 21 June Reply

    Amén casi sea así será gracias Señor por tus palabras por tus bendiciones a ti solo adoraré a ti solo te adoraremos gracias Señor

  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 07:19h, 21 June Reply

    Amén, Gloria a Dios

  • Lourdes Lafaurie
    Posted at 08:27h, 21 June Reply

    Toda la Gloria la Honra y la Adoración sea para El Señor. Gracias Señor por tu palabra y por usar al Pastor para hablar a mi vida a través de ella. Dios es bueno y para siempre es su Misericordia. Amen.

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