El Primer y el Último Adán
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El Primer y el Último Adán

Hay una diferencia en la experiencia de la tentación y en la experiencia de lo que es la prueba.  Se prueba nuestra fe, no se tienta nuestra fe.  Se tienta la carne y la vulnerabilidad de nosotros en nuestras vidas.  Se prueba tu fe, tu paciencia, tu carácter, pero se tienta el área vulnerable emocional del pecado, la sensación de nosotros como individuos.  

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.”  Lucas 4:1-2  

Esto es luego que Jesús es bautizado por Juan el bautista.  Jesús dijo que era necesario que fuera bautizado por Juan, y cuando es bautizado, se abren los cielos y se oye la voz que dice: tú eres mi Hijo amado en quien tengo complacencia.  Entonces, fue llevado por el Espíritu Santo al desierto y cuando llega a ese lugar comienza a ser tentado.  

12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. 13 Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. 14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. 15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. 16 Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. 17 Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”  Romanos 5:12-17  

La pregunta que queremos resolver hoy con estos versos y con la historia de nuestro Señor Jesucristo en ser tentado, es ¿por qué estudiar este tema?  ¿Por qué trabajar con la tentación?  ¿Por qué aprender a luchar y vencer la tentación?  Muy sencillo: todo el problema del hombre viene porque el primer hombre fue tentado y falló; y la victoria que hoy tenemos vino porque hubo otro hombre que venció la tentación.  Y estos versos nos dicen esto claramente: un hombre falló, no venció la tentación, fue expuesto a una tentación, no pasó la prueba, su carácter no fue el apropiado, y eso abre la puerta a que el ser humano, la humanidad, tenga que vivir muchas consecuencias negativas de esa tentación no haber sido vencida, y ahora tiene que venir otro, y lo primero que hace ese otro es que, tan pronto es ungido, va a vencer primero la tentación.  

Lo primero que Jesús va a resolver es el primer problema de Adán; lo que él hace en la cruz del Calvario, es la segunda parte, pagar el precio por las consecuencias del pecado, pero tan pronto es bautizado, lo primero que va a enfrentar es la razón por la cual él tiene que venir.  Un hombre había abierto la puerta por la tentación, y ahora Jesús tiene que venir y lo primero que tiene que enfrentar es la tentación; la vence, y aunque la vence en ese primer estado original, por los próximos tres años y medio es enfrentado a diferentes pruebas, situaciones donde también podemos ver el aspecto de la tentación, y eventualmente, se enfrenta a la prueba más grande, que es ir a la cruz y ser crucificado.  Cuando pasa la prueba, entonces, nos redime de todos los pecados.  Cuando vemos esto de esta manera, nos damos cuenta por qué necesitamos una relación con nuestro Señor Jesucristo a través del Espíritu Santo, y entendemos también la importancia de este tema.  

La importancia de este tema no es tan solo para que tú puedas enfrentar la tentación en tu vida, sino para que entiendas el efecto de no vencer la tentación, lo que esto provocó, y cómo tú, a través de lo que Cristo hizo, puedes enfrentar tus tentaciones.  

Hay un escritor reformista que hace una comparación de nuestro Señor Jesucristo con el primer Adán.  Si decimos que Jesús es el último Adán, comparemos entonces la experiencia de la tentación del primer Adán con la de Jesús.  Jesús es bautizado y llevado al desierto a ser tentado, y el problema de Adán es la tentación que abre la puerta a todo el pecado.  

Adán es tentado en el Paraíso; Jesús es tentado en el desierto.  Interesante el contraste.  Adán es tentado en un lugar donde hay abundancia, donde no hace falta nada; Jesús, por el contrario, es tentado en el desierto, un lugar que de por sí hay escasez, no están todos los recursos disponibles inmediatamente.  Adán tiene un ambiente maravilloso; Jesús tiene que ser tentado en el desierto porque es lo contrario a lo que era el Paraíso, que es lo que pierde Adán cuando es tentado.  Pero esto nos demuestra algo más poderoso: no es el ambiente lo que tienta, sino que es la persona la que es tentada en cualquier ambiente.  

Muchos piensan que si tuvieran más recursos se portarían mejor.  En otras palabras, hay gente que piensa que la escasez es lo que provoca que la gente robe, pero hay gente en escasez que nunca decide robar.  Hay gente que piensa que si tuvieran un poco más de abundancia, se acabarían los problemas morales; que la exclusión de la abundancia, -o sea, un desierto donde tú no tengas mucho-, es mejor para ti porque, si no tienes mucho, no tienes porqué ser tentado.  El problema es que cuando vemos al primer Adán y al último Adán, el primero lo tenía todo disponible y fue tentado; mientras que el último no tenía acceso en el desierto a todo, y fue también tentado.  Así que, la tentación no tiene que ver nada con el ambiente en el que tú estás; tiene que ver con la persona que es tentada, y con cómo se expresa dentro de cada uno de estos ambientes.  

Así que, lo primero que vemos es que en un ambiente de Paraíso hay tentación, y en un ambiente de desierto, también.  La gente no se va a portar mejor en tu país porque haya más dinero o porque haya menos; no es el ambiente.  Puedes tener todo a tu disposición, y vas a ser tentado; como hay gente que tiene mucho y nunca cede a la tentación, pero hay gente en el desierto que cede fácilmente, y hay gente en el desierto que se sostiene.  Es una decisión de cada persona.  

Imagina una persona que nace en un ambiente hostil.  Esta persona tiene dos opciones: o vive con resentimiento y sigue el patrón bajo el cual ha vivido, o decide no vivir lo que ha vivido y ser diferente.  Es el joven o la joven que su padre y su madre le abandona, pero decide ser una buena madre o buen padre; porque el abandono le provocó el querer ser lo contrario a lo que vivió.  Por el contrario, también vemos jóvenes que tuvieron buenos padres y deciden ser todo lo contrario.  Así que, vemos a alguien que tiene un ambiente hostil cuando nace, ya sea físico o emocional, y decide vivir toda su vida con resentimiento y coraje, pensando que el mundo se las va a pagar; pero al mismo tiempo tienes gente que nace en ese ambiente y dice: yo no voy a hacer lo que hicieron mis padres conmigo; voy a vivir una vida diferente.  Lo cual te demuestra que no es el ambiente hostil lo que crea un carácter, sino que es la reacción y la determinación de cada uno de nosotros.  Tú puedes nacer en un paraíso y hay tentación, como puedes vivir en el desierto y también serás tentado.  

Segundo contraste.  Adán estaba acompañado; Jesús se fue solo al desierto.  Interesante.  Lo primero que Dios quería resolver con el primer Adán, precisamente, era el problema de soledad.  Si tú quieres castigar a un preso, después de encarcelarlo, lo que hace es que lo pones en solitario porque, si hay un castigo gigantesco en la vida de una persona, es un estado de soledad.  Y curiosamente, Adán tenía compañía, tenía a la mujer ideal; Jesús estaba solo.  Tú puedes estar acompañado, y vas a ser tentado; y si estás solo, igual vas a ser tentado.  La tentación no tiene nada que ver con quién te acompaña y quién no.  Todo aquel que dice que es la gente con la que se rodea la que le llevó a hacer tal o cual cosa, no están correctos porque solo también hubieran sido tentados.  No es tu conexión emocional con la gente la que determina si eres o no tentado, sino tu carácter en medio de esa circunstancia.  

Ponemos excusas por lo que experimentamos en nuestra vida, pero tener una esposa no te libra de la tentación ni te provoca a ser tentado, de la misma manera que estar solo no te libra de la tentación ni te provoca estar en tentación; simplemente, el mal está en cada uno de nosotros, no importa el lugar en que nos encontremos.  

El primer Adán es tentado con un fruto; Jesús es tentado por hambre.  Adán tenía acceso a comida; Jesús es tentado por la abstención de la comida, luego de cuarenta días de no participar de un fruto, lo que nos demuestra que nuestra condición social o económica no es el problema.  No es el ambiente, no es la compañía, no es la riqueza o la escasez la que te tienta; eres tentado cuando tienes y eres tentado cuando no tienes.  Pero en nuestra mente utópica, Adán estaba en el lugar perfecto.

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