Tu Disposición de Cambiar
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Tu Disposición de Cambiar

En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de Sinaí. 2 Habían salido de Refidim, y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte. 3 Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: 4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. 7 Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. 8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.”  Éxodo 19:1-8  

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.”  Éxodo 20:12  

Luego de esto, Dios prosigue a dar los diez mandamientos.  Si tú fueras hoy a escribir un libro que quisieras que fuera un Best Seller, probablemente no lo publicarías en el desierto a gente esclava.  Tratarías de que se venda en los aeropuertos del mundo.  Pero cuando Dios fue a escribir su primer libro, no lo hizo en el lugar donde la sociedad pensaba que Él lo debía hacer.  

El primer libro de Dios fue uno muy sencillo, constaba de diez reglas, diez leyes, y se las entregó a un pueblo esclavo, que acababa de salir de Egipto.  Egipto era la sociedad, la civilización más adelantada en aquellos tiempos.  Y Dios no escoge darle a la ciudad civilizada y adelantada su sabiduría, sino que saca un grupo de esclavos y les da unas reglas con el propósito único de transformarlos en una nación especial.  Quería que fueran una potencia mundial.  Eso es lo que vemos en Israel, un grupo que todavía hoy sigue la ley de Dios.  Son una nación, un pequeño pueblo pero capaz, solo porque miles de años atrás Dios tomó un grupo de esclavos y les dijo: si siguen esta palabra, esta ley, yo los voy a hacer un tesoro especial.  

Hoy tú eres lo que eres, primero, por la gracia de Dios porque la realidad es que ninguno hubiéramos llegado a donde estamos, si Dios no nos hubiera escogido en los momentos cruciales de nuestras vidas.  

Dios le dijo a Moisés: dile al pueblo que fui yo quien los sacó de Egipto, como el águila saca a sus polluelos.  Dale gracias a Dios porque Él te sacó de un lugar donde tú no podías salir por ti mismo.  Dios siempre saca a esclavos para hacerles gente próspera, bendecida, para mostrarle al mundo lo que Él puede hacer con una nación que le cree.  Dios les dijo: yo los saqué de allí, pero ahora les voy a hacer una nación especial, tesoro escogido, real sacerdocio.  

Un día Dios te sacó de las drogas, del alcohol, de la escasez.  Cuando tú no podías salir de ese lugar, Dios llegó a tu vida y te sacó y te llevó a un mejor lugar, te conectó con este ministerio, tan solo para empezar contigo, pero Él va a hacer contigo algo más grande y poderoso de lo que jamás habías imaginado.  

Aquel era un grupo de esclavos, y Dios estaba hablando con Moisés en el monte, y todo lo que Dios quería que entendieran era: yo los saqué.  No a todos les gusta que Dios te saque.  Faraón trató de perseguir al pueblo porque, cuando hay alguien que te tiene esclavizado, no te quiere dejar ir.  Por eso, hay quien se molesta cuando tú levantas tu empresa; porque prefieren tenerte como empleado.  Aún el mismo gobierno, en muchas ocasiones, con las ayudas que te dan, prefieren tenerte allí dependiendo del gobierno, a que te atrevas a salir y decidir levantarte para ya no depender de nadie.  Dios te saca de un lugar, pero siempre para llevarte a un lugar más grande.  Dios quiere hacer de ti una nación poderosa, gente que sea la diferencia.  La pregunta es si tú estás dispuesto a darle a Dios un regalo muy grande que no todo el mundo está dispuesto a dar.  

El regalo más grande que tú le puedes dar a Dios es la disponibilidad de cambiar.  Tú no puedes decir que quieres una relación con alguien, y no estar dispuesto a cambiar.  El regalo más grande que tú le das a tu cónyuge es cambiar.  El problema de nuestra sociedad y aún de muchos cristianos, es que le enseñamos a la gente el Dios que te saca, que es uno bien bueno.  Él te saca de Egipto y te liberta.  Pero para llevarte a donde Él te quiere llevar, tú tienes que cambiar, y lo que te pide es que tú le des a Él el regalo y la disposición de cambiar.  

En la sociedad que vivimos, la gente tiene el gran problema de que siempre vive de upgrades.  Los upgrades nos hacen sentir bien, pero un upgrade no es un cambio porque no pensamos en transformar nuestra vida.  

Cuando vas a comprar un auto, buscas aquel que piensas que puedes comprar.  Cuando lo encuentras, te empiezan a ofrecer los upgrades; porque no se ve tan bonito como el que viste en la promoción, porque el de la promoción tenía un montón de upgrades.  Entonces, ahora vas y compras un carro barato y le pones todos los upgrades; aros nuevos, gomas diferentes, le cambias el radio.  Sigue siendo el carro barato, pero con upgrades.  Terminas pagando más que un carro caro.  En tu mente, para sentirte bien, tú prefieres pagar un carro más económico, con upgrades.  Porque los upgrades nos hacen sentir bien.  Tú quieres el upgrade.  La gente pelea por los asientos en primera clase, por el upgrade.  Tú estás esperando a que te den el upgrade, en vez de estar dispuesto a pagar por estar allí.  Pero el upgrade te hace sentir bien, aunque tú sabes que te lo dieron en suerte, cuando debiste haber aspirado a pagarlo.  Es como cuando todos los estudiantes salen mal en un examen.  Tendemos a pensar que esto implica que el maestro no hizo bien su trabajo.  Así que el maestro bajaba la curva; el que tenía D, ahora tiene C; el que tenía C, ahora tiene B; y el que tenía B, ahora tiene A.  Te quedas igual de bruto, pero te sientes bien.  No aumentó tu conocimiento.  Tienes una C y pasaste la clase, pero eres igual.  La satisfacción es que todo el mundo salió mal, al menos pasaste, y la maestra tuvo misericordia y ahora puedes moverte a otro nivel; te sientes bien.  Pero la pregunta es si quieres vivir toda tu vida así, sintiéndote bien, y no saber que lograste alcanzar lo que tú debiste haber sido.  ¿Esa es la forma en que les vas a enseñar a tus hijos a vivir?  ¿Les vas a enseñar que no tienes que pagar un precio, no tienes que cambiar, sino que solo se les va a dar pequeños upgrades para hacerles sentir bien en la vida?  

El problema es que los upgrades no traen transformación, sino comodidad, complacencia.  Lo que trae verdadera transformación es cuando tú estás dispuesto a hacer un cambio y le regalas a aquella persona a la que amas, aquellos cambios que estás dispuesto a hacer para estar con ella, para servirle, para seguir.  

Dios te trajo hasta aquí, te libró de la muerte, te sacó de la droga, del pecado, pero no te sacó para dejarte en este lugar, para darte un upgrade, para hacerte mejor padre, mejor esposo, sino para hacerte un nuevo esposo, un nuevo padre, para cambiar toda tu vida para siempre.  La pregunta es si tú estás dispuesto a darle a Dios el regalo más grande que uno le puede dar a alguien, que es: te amo tanto, sé lo que has hecho por mí, y estoy dispuesto a cambiar, a vivir como tú quieres que yo viva.  Por eso es que las relaciones fracasan.  Es extenuante estar en medio de una relación donde nadie quiere cambiar.  

Moisés sube tres veces al monte.  Dios le habla y el baja donde el pueblo.  El pueblo acuerda ciertas cosas, y Moisés vuelve y sube.  Cuando baja, ahora el pueblo no quiere.  Entonces, Moisés sube otra vez, y cuando baja por tercera vez, los encuentra adorando el becerro de oro.  El pueblo nunca quiso cambiar.  Y es extenuante uno mediar entre gente que no está dispuesta a dar el privilegio del cambio.  

Uno de los peores momentos de un pastor es cuando tiene que dar consejería matrimonial.  Y más cuando están los dos presentes.  Tú no eres consejero, sino mediador.  Y tú no puedes mediar con gente que no quiere cambiar.  Si tú quieres vivir diferente, tienes que estar dispuesto a cambiar.  Mientras sigas poniendo capota y pintura, solo te sentirás bien.  

La peor mentalidad es la de pensar que hay gente que está peor que tú.  Piensas que tu matrimonio no está tan mal porque hay otros peores.  O sea, tu medida es lo mal que están otros; tu medida no es lo que puedes llegar a ser, sino lo mal que están otros para tú sentirte bien en el lugar en que estás.  Eso lo que dice es que tú no estás dispuesto al único regalo que Dios te pide: que cambies.  Que cambies tu carácter, tu corazón, tus pensamientos; que le sirvas a Él, que sigas sus reglas, que vivas con tu prójimo y que lo ames, que no robes, que no mates, que no adulteres; que tengas consideración del que está a tu lado.  Pero no queremos cambiar porque nuestro pueblo y el mundo están obsesionados con la buena autoestima.  Todo lo que buscamos en nuestra sociedad es que el mundo se sienta bien.  Y tú no puedes cambiar, si no te das cuenta de que estás mal.  Pero el problema es que hacerte ver que estás mal, o hacerte ver el lugar en que estás y lo que tienes que hacer, puede hacerte sentir mal.  

Cuando tú quieres una relación con alguien, tienes que demostrar que la quieres.  Tú no puedes exigir que sea el otro el único que cambie; tú también tienes que estar dispuesto a cambiar porque el regalo de una relación es que tienes que cambiar.  

Tu país dice querer ser diferente, pero la gente no quiere cambiar.  Mucha gente lo que quiere es sentirse bien y que todo el mundo se sienta bien.  Pero tú no puedes cambiar sin hacer sentir mal al otro, aunque sea por un momento.  La diferencia es que cuando tú le dices a tu hijo, por ejemplo, lo que tiene que hacer, aunque se sienta mal, se lo está diciendo alguien que le ha demostrado que le ama, que le va a sacar de cualquier lugar en que se encuentre.  Dios te saca de un lugar, pero para llevarte hasta el otro, tú tienes que hacer tu parte.  Tienes que cambiar. 

11 Comments
  • Nelson García
    Posted at 12:56h, 11 October Reply

    Amén así are gracias Dios cambiaré para ti para servirte alabarte porque eres lo más importante para mi bendito eres Señor gracias Por tu bondad gracias por tu gracia y tu favor

    • Marivanet
      Posted at 11:46h, 12 October Reply

      Nelson, te bendigo grandemente.

  • Jhon Mario Rojas
    Posted at 13:38h, 11 October Reply

    Gracias Señor, Gloria a Dios

  • Jazmin Polanco
    Posted at 14:04h, 11 October Reply

    Amén 😇 🙌 Amén Dios me dé discernimiento para cambiar y hacer mi parte 🙏. Bendiciones para usted y su familia En El Nombre Poderoso De Jesús 🙏

    • Marivanet
      Posted at 11:46h, 12 October Reply

      Te bendigo Jazmin.

  • Alicia F.Glez
    Posted at 15:27h, 11 October Reply

    Amén, Gloria a Dios! Bendiciones Pastor Otoniel,

  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 18:20h, 11 October Reply

    Así es Pastor Otoniel Font tengo cambiar y es el todo bendiciones

  • Liseth Trujillo
    Posted at 22:40h, 11 October Reply

    Amén y amén y yo lo creo y lo recibo en el nombre que es sobre todo nombre poderoso maravilloso del Señor Jesús de Nazareth amén y amén!

  • juan carlos ojeda cornejo
    Posted at 13:03h, 12 October Reply

    excelente enseñanza , gracias Pastor Otoniel ,Dios lo bendiga ud , su familia y su ministerio. Estoy seguro será de mucha ayuda en mi vida.

  • Rolendia
    Posted at 17:25h, 12 October Reply

    Gracias por estas palabras!!! Me hizo tan bien

  • Lilibeth Hernández
    Posted at 16:24h, 16 October Reply

    Si padre Cambiaré para ti. Escribe mi nombre en el libro de la vida.. gracias x está enseñanza. Dios le guarde

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