El Plan Eterno de la Redención
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El Plan Eterno de la Redención

¿Cómo trabajamos con el concepto de la redención?  El creyente es transformado en una persona que teme a Dios, que permanece en Él; y eso solo puede ocurrir cuando tú tienes consciencia de redención.  

El proceso de redención lo podemos ver en varias etapas:

  1. Dios redime al hombre como una provisión divina para todo ser humano.  En Jesús el pecado universal del hombre fue pagado, y el que conoce, tiene acceso a esa revelación y a esa bendición.  Todo el que llega al conocimiento de ese milagro y entiende lo que eso implica, tiene acceso a esa revelación.  
  2. La redención individual a través de la revelación del Espíritu Santo, a través de la relación con el Espíritu Santo.  Es cuando tú, dentro de ti, entiendes la obra que Él hizo por ti en la cruz.  Esto te lleva al tercer nivel de redención.  
  3. La redención de todo tu ser.  Y lo último que será redimido es tu cuerpo.  

La redención se ve en estos tres niveles.  La redención universal, la de toda la humanidad; es cuando Jesús muere por el pecado original, por todo hombre y por toda mujer, para que todos tengan acceso algún día a esa redención.  Está la redención individual; un día tú entendiste eso que él hizo por ti en la cruz del Calvario, y ahora tú comienzas a entender quién tú eras, dónde estabas, lo separado que estabas de él, y tu vida en tu interior comienza a cambiar.  Pero esa redención del corazón tiene que, eventualmente, pasar a la redención de todo tu ser; la renovación de tus pensamientos, a la conexión de tu pensamiento con el Espíritu de Dios, y eventualmente a la redención de tu cuerpo.  

En esta tierra, tú no vas a redimir tu cuerpo totalmente; la batalla más grande que tú vas a tener en esta tierra toda tu vida, es con tu mente y con tu cuerpo.  Un día, cuando te vayas con el Señor y estés en su presencia, Él te dará un cuerpo nuevo, glorificado, y se completará la redención de tu cuerpo; pero aquí en la tierra, cada día tú tienes que redimir un poco más tu mente, tu cuerpo, tus actitudes.  Cada día tienes que redimir un poco más de ti y accesar a eso que Dios hizo en la cruz del Calvario para que tu oración tenga poder; es la única manera.  Y la única manera en que tú te redimes y tu oración tiene poder es si permaneces en Él y sus palabras en ti, entonces, puedes pedir lo que quieras y te será hecho.  

Si permaneces en Dios, si tienes temor de Él, si conoces su voluntad, si conoces lo eterno, si te das cuenta que la vida es más que hoy, que es más que un día, que hay mucho más tiempo; desde ese lugar, tu oración siempre tendrá poder.  

Le pido a Dios que hoy tú empieces a orar más que nunca para que el Espíritu Santo hable a tu corazón y tú puedas entender lo que es el poder de la revelación.  El día que tú te das cuenta de lo que Dios te ha librado, el día que lo realizas, que entiendes la separación que había entre Dios y tú, el día que entiendes el estado en que estabas, la condición en que te encontrabas, que por bueno que pensaras que eras no llegabas al grado para tener una relación con Dios, que es por su misericordia, su gracia y su favor que te ha perdonado; desde ese lugar, tus oraciones tendrán poder porque el día que tú entiendes eso, tu consciencia cambia.  Desde ese día, tú no ves a Dios como el complaciente o como el que castiga, sino como el que te redimió, como Aquel que cuando cometes un error, puedes ir donde Él, y Él te va a restaurar, te va a levantar, te va a recibir.  Puedes ver que las cosas que están mal hoy, Él las puede cambiar, las puede renovar; ahora sabes cuál es la voluntad de Dios, te das cuenta cuál es el propósito de Dios, y entiendes realmente desde qué posición orar, y tu vida cambia para siempre.  

Cuando entiendes esto, tu oración cambia para siempre.  

Tú te alegras cuando Dios te complace, y también te alegras cuando te corrige.  Y cuando las cosas te van mal, crees que Él las puede cambiar.  

No es tan solo fe lo que hace que tu oración se escuche, sino la actitud del corazón, del reconocimiento, de entender y celebrar al Señor.  

En el libro de Lucas, a los únicos que Jesús les dijo que eran salvos fue a samaritanos.  En muchos lugares de Jerusalén, no pudo hacer milagros.  Es curioso porque él vino a salvar primero a los hijos de Israel.  Pero en Lucas, a los únicos que les puede decir “tu fe te ha salvado” fue a samaritanos.  Vino a buscar a unos, pero otros fueron los que recibieron los milagros no siendo gente del pacto.  Y es que Él es el Dios Redentor, y además ese poder de redención se encontraba en la actitud del corazón de cada uno de ellos.  

A la mujer sirofenicia, el Señor le dijo: No es digno dar el pan de los hijos a los perrillos.  Y su contestación fue: Señor, aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su amo.  Ningún judío lo llamó “Señor”.  Pero una samaritana le llama Señor.  Pecadora, pero temerosa.  Pecadora, pero respetuosa.  Pecadora, y no se ofendió por lo que él le dijo.  Pecadora, y entendió que no lo merecía, y dijo: pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su señor.  

¿Qué pasó con los diez leprosos?  Los diez fueron sanados, pero solo uno recibió la restauración completa; el que volvió, quien era samaritano.  Tan pronto regresó, se tiró a los pies de Cristo.  Ese hombre no llegó a donde el sacerdote.  En aquel tiempo era el sacerdote quien declaraba que alguien era limpio y podía volver a la sociedad.  Así que Jesús los sana y los manda a que el que tenía autoridad terrenal de declararlos limpios, los declarara limpios para que ellos pudieran volver.  Cuando los diez van caminando, uno dice: yo soy samaritano; el sacerdote nunca me va a declarar limpio porque yo soy samaritano; qué hago yo buscando la aprobación de alguien que nunca me va a aprobar?; voy a ir delante de Aquel que me sanó para que él mismo me apruebe.  Y se tiró a los pies de Jesús.  Y ahí recibe no solo la sanidad, sino también la salvación, la restauración de todas las cosas.  

Mi oración es que tú puedas caminar en un nivel de poder y autoridad superior al que otra gente tiene, y que cuando veas el mundo, no veas al Dios que complace ni al Dios que condena, sino al Dios que redime, el Dios que restaura.  Sí hay consecuencias que pagar, y Dios sí quiere lo mejor para ti, pero todo desde el plan eterno de la redención. 

6 Comments
  • Juany Orozco
    Posted at 14:13h, 15 April Reply

    Aleluyaaaaa, palabra sabia, lo creo y lo declaro, gracias Dios mio por tu palabra cada dia que llega a mi corazón y sana mi alma, la gloria sea para ti Señor,

  • Maryori
    Posted at 14:19h, 15 April Reply

    Amén

  • Diego Fabián Silva Murcia
    Posted at 01:21h, 16 April Reply

    Amen Gloria a Dios

  • milena ruth
    Posted at 03:31h, 16 April Reply

    Amén, gloria a Dios, por tan grande amor y por entender que es la actitud de nuestro corazón que nos lleva a una restauración completa y los propósitos del Padre. Gracias Ps Otoniel. Bendiciones

  • Alicia Farías González
    Posted at 13:33h, 16 April Reply

    Amén!! Gloria a Dios!!…. Bendiciones Pastor Otoniel, gracias por sus enseñanzas.graciad a Dios por su vida, familia,y sus ministerios.

  • MARTHA LUCIA HERNANDEZ
    Posted at 18:46h, 16 April Reply

    AMEN GLORIA A DIOS POR ESTE MENSAJE QUE NOS AYUDE A RESTAURAR NUESTROS PENSAMIENTOS
    BENDICIONES

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