Tu Respuesta y tus Resultados
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Tu Respuesta y tus Resultados

Con la excusa de querer más almas para el Señor, muchos han establecido que servir a Dios, ser cristiano, es algo fácil.  Se sostienen de porciones como: Ligera es mi carga.  Hemos hecho del Evangelio algo sencillo, algo que no es retante, cuando la realidad es todo lo contrario.  Es imposible vivir una vida de fe, una vida en el Señor, sin que Él ponga demandas en nosotros.  Puede sonar difícil, pero hay exigencias y son las que nos distinguen del resto del mundo, que vive sin esas demandas en su interior, y hasta siendo rebeldes a ellas.  Muchas cosas no deberían tratarse ni de ser cristiano o no, sino de ser humano, de ser una persona racional, pero muchas personas no quieren dirigirse por esos valores que deberían ser parte de la vida cotidiana.  Y los cristianos vivimos por valores espirituales más poderosos que esos, y también recibimos la demanda del Espíritu para que lleguemos a ese nuevo nivel al que Dios quiere que lleguemos.  

Cuando tú reaccionas de manera correcta a la demanda que Dios pone en tu corazón, Dios bendice tu vida, cambia tu ambiente, tu atmósfera y transforma todo tu ser.  

En nuestra iglesia, cada año nos preparamos con tiempo para presentarnos ese fin de Semana Santa ante Dios con nuestra mejor semilla, creyendo que Él la va a multiplicar.  Queremos que seas parte de este momento de fe, que te atrevas a creerle a Dios y a sembrar la preciosa semilla, que tengas la expectativa que, de la misma manera que la semilla perfecta, que es Cristo, fue plantada y al tercer día resucitó, la tuya también se levantará y se multiplicará.  Siembra tu semilla de fe.  

En la vida de todo creyente, en algún momento, habrá una demanda de parte de Dios por lo preciado.  Mientras más vayas creciendo, madurando, mayor será la demanda; al que más se le da, más se le demanda.  Aquellos que han aprendido a reaccionar correctamente a las demandas que pone el Espíritu sobre ellos, cuando llegan esos momentos cruciales, simplemente renuncian a lo que tengan que renunciar.  

Comparemos las respuestas y los resultados de dos personajes del Nuevo Testamento: el apóstol Pablo, y el joven rico.  Ambos recibieron una instrucción de Jesús, una instrucción aparentemente simple: Sígueme.  Esto no era fácil en aquel tiempo, y tampoco lo es ahora, no si tienes que renunciar a todo.  Aquel joven no era un joven malo; había cumplido por mucho tiempo todos los mandamientos que Dios había establecido en su palabra, había crecido y se había convertido en alguien prominente en la ciudad.  Pero todavía le faltaba algo más, y él solo veía eso en la persona de Jesús, así que le preguntó qué tenía que hacer para alcanzar eso que le faltaba y que Jesús tenía, pero la respuesta no le gustó.  La respuesta fue: Déjalo todo, entrega todo; deja todo lo que te representa, quien tú eres.  Y aquel hombre se fue entristecido porque lo vio muy complicado; así que aquel llamado de “sígueme” se quedó en el vacío.  Cuántas epístolas pudo haber escrito este joven.  Hoy sabríamos su nombre, quizás hubiera ocupado el espacio de Judas, tendríamos otra persona que admirar en el Evangelio, pero no sabemos lo que podría haber sido; lo que sabemos es lo que nunca llegó a ser porque no aceptó la demanda de dar todo lo que él tenía, lo mejor de sí, de entregarlo todo.  

En cambio, cuando vemos a Pedro, su primer encuentro con el Maestro es cuando Pedro tenía las barcas vacías.  En aquel momento, el Señor le hace la petición de que despegara las barcas para que él pudiera predicar.  Y el Señor predicó, y miles de personas fueron bendecidas.  Esa noche, Pedro había estado tratando de pescar y no había pescado absolutamente nada; pero ahora, cuando Jesús se baja de aquella barca, le da una segunda instrucción.  La primera, fue una petición: Dame, préstame.  La segunda, boga mar adentro, tira la red, atrévete, lanza las redes.  Pedro titubeó, pero dijo: Pero en tu palabra, lo vamos a hacer.  Y dice la Palabra que cuando Pedro lanzó la red, esta se llenó a tal grado que se rompía.  Dios lo bendijo de forma espectacular y maravillosa.  

Pedro, luego de llevar las barcas a la orilla, se tiró a los pies del Maestro, quien le hizo la misma invitación que le haría eventualmente a aquel joven rico: Sígueme.  ¿Cuándo hubiera sido más fácil para Pedro seguir al Maestro; cuando tenía las barcas vacías, o teniéndolas llenas?  ¿Por qué Jesús no le pidió que le siguiera cuando no tenía nada?  Cuando no hay nada que dejar, nada que abandonar, no es necesariamente un ejercicio de fe sino tu única opción.  Pero ahora, con las barcas llenas, cuando el negocio había prosperado, aquella petición era una muy importante y especial.  Pedro se atrevió a seguir al Maestro, y todos conocemos la historia de lo que Pedro llegó a ser; el apóstol, el fundador de la iglesia, un hombre que recibió revelación directa de parte de Dios, del Padre celestial; fue el que introdujo el Espíritu Santo, los primeros cristianos se convirtieron con él.  

¿Qué hubiera sido de la vida de aquel joven rico que no aceptó el llamado?  Tenía mucho y no aceptó dejarlo todo.  La realidad es que en la vida en el Señor, Dios siempre pondrá demandas sobre nosotros.  

En Lucas 7, se nos habla de la mujer que derrama el pote de alabastro sobre los pies de Cristo.  Esta mujer hizo algo muy especial y poderoso por Jesús.  Cuando Jesús entró a la casa de aquel hombre, que se llamaba Simón, un hombre conocido, prominente, Simón no le prestó el respeto que Jesús merecía.  Esta mujer, en cambio, se tiró a los pies del Maestro y comenzó a lavar sus pies.  Simón pensó que si Jesús supiera qué clase de mujer era esa que lavaba sus pies, no se dejaría tocar de ella.  Y Jesús no se quejó delante de Simón, sino hasta que Simón comenzó a quejarse de aquella mujer que estaba dando todo lo que tenía.  

La vida en el Señor demanda.  Dios va a pedir que tú hagas, que tú des.  Y solo descubrirás el futuro glorioso que Dios tiene para ti, cuando te atrevas a seguir esas instrucciones.  

Pedro no sabía lo que iba a pasar cuando le permitió al Maestro separar la barca para que él predicara.  Pedro no sabía lo que iba a pasar, o cuánto iba a pescar, cuando lanzara las redes.  No sabía qué iba a pasar cuando siguiera al Maestro.  Pero por, simplemente, obedecerle y atreverse a creer, hoy vemos lo que él llegó a ser.  

Tienes que atreverte a creer y a estar a la expectativa de que Dios va a hacer algo grande; pero, si difícil es a veces aceptar la demanda de Dios, algo que a Él le desagrada es aquellos que critican a los que sí han aceptado su demanda, que critican a los que por agradecimiento hacen lo que otros no hacen.  Este señor comenzó a criticar a una mujer que había dado todo lo que tenía, que a él no le había costado un centavo, a él no le había costado nada, pero dentro de su corazón estaba criticándola y criticando al Señor por recibir aquel regalo.  Y fue entonces que Jesús detuvo todo y le habló, y le dijo: Simón, cuando yo entré, no me diste agua ni aceite ni beso, no me honraste como una visita importante en este lugar.  Jesús no le había reclamado aquello a Simón, sino hasta que Simón comenzó a criticar a aquella mujer.  El problema es que hay gente que se queja, que critican a aquellos que sí sienten la demanda en su interior, de hacer lo mejor para Dios.  

¿En qué posición estás tú hoy?  Retamos hoy tu fe a que le creas a Dios y decidas estar del lado de aquellos que aceptan la demanda, de aquellos que están dispuestos a aceptar lo que Dios les está diciendo que hagan.  No te quedes del lado de Simón, de los que se quedan mirando a otros dar lo mejor y cambiar sus vidas, mientras tú recibes un regaño.  

Créele a Dios por cielos abiertos.  Cuando una persona se mueve en fe y le cree a Dios, Él le honra, le reconoce en público, le muestra su favor y su gracia, su vida es transformada y cambiada.  Acepta el reto de dar una semilla de fe con expectativa de un milagro económico, y creamos juntos que Dios va a multiplicar tu semilla de forma sobrenatural. 

3 Comments
  • Alicia Farías González
    Posted at 14:01h, 29 March Reply

    Bendiciones Pastor,yo creo en las promesas de Dios,muy convencida, porque todo lo que tengo, él me ha bendecido, seguiré sembrando mi semilla de fé!

  • Maryori
    Posted at 14:45h, 29 March Reply

    Amén lo creo aleluya

  • Anel
    Posted at 06:22h, 01 April Reply

    Amén si acepto seguiré señor Jesús

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