14 Jul Conocimiento, Gracia y Paz

“8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”  Efesios 2:8-10  

Fuimos creados para buenas obras, pero esto no es por obras para que nadie se gloríe.  Así que hay obras que hacer, fuiste preparado para ciertas cosas, pero no es por obra para que nadie se las eche.  Tú no eres salvo por como te portas, por lo que haces, no puedes decir que seas mejor que nadie.  No hay tal cosa porque no es por obras, no es por nada de lo que tú hagas que recibes salvación; pero luego de recibir salvación, entonces, se muestran en tu vida las buenas obras para las que tú fuiste preparado.  Pero la salvación no es por obras.  Quien te salva es Cristo, no te salvas tú a ti mismo.  

Tu responsabilidad es responder por fe al llamado de salvación para tu vida.  La única tarea que tú tienes para ser salvo es que, cuando en tu corazón Dios te dice que te está llamando, tú aceptes ese llamado por fe, que recibas salvación, que recibas perdón de los pecados por fe; que por fe creas en lo que él hizo por ti en la cruz del Calvario.  Todo lo que tienes que hacer es reaccionar con fe al llamado del Espíritu Santo.  De ahí, tú comienzas a obrar en ese llamado que recibiste por fe.  Si no fuera así, esto sería por tus obras y sería una competencia.  Eso era lo que querían evitar los sacerdotes en aquel tiempo; que pretendieran manipular el sistema para ellos ser los principales en ciertos momentos.  Por eso echaban suertes, y al que le cayera fue porque Dios lo escogió y nadie cuestionaba si lo merecía o no.  Fue Dios quien te escogió, y de ahí entonces tú comienzas a vivir en las buenas obras que Dios tiene para tu vida.  

La gracia de Dios nivela el juego.  Una vez a Cristo le dijeron “Maestro bueno”, y él dijo: Bueno hay uno solo: El Padre.  Y si Jesús dijo eso, y él era bueno, ¿cómo tú te crees bueno?  Esto es por fe; porque llegó a tu vida y lo recibiste por fe.  Y gloria a Dios que ese día recibiste un mensaje y dijiste: Esto es para mí, para mi vida.  Por eso eres libre; no porque seas mejor que otro, sino porque lo recibiste por fe.  ¿Por qué tratar hoy por obras hacer lo que un día recibiste por fe?  No es que no vayas a hacer buenas obras, sino que tu salvación no depende de ellas para que tú no te gloríes.  Tú no eres mejor que nadie por lo que haces.  Eso es lo bueno del diezmo; nadie da más que nadie; diez porciento es diez porciento para todo el mundo.  Dios nivela el juevo, y es por fe.  

Hay otras dos palabras que el apóstol Pedro utiliza en estos versos: Gracia y paz.  Y Dios quiere que ambas se multipliquen en tu vida.  

“2 Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.”  2 Pedro 1:2  

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”  Romanos 5:1-5  

El aumento de la gracia y de la paz de Dios en tu vida se va a producir específicamente por el conocimiento de Dios.  Mientras tú aumentas en el conocimiento de Dios, más aumentas en la gracia, más comprendes la gracia.  Cada vez que tú ves a Cristo, más aumenta el conocimiento de la gracia porque te das cuenta que tú no podías ser salvo por ti mismo.  Cada vez que tú conoces la obra de Dios, cada vez que ves tus debilidades, lo grande de su amor, su misericordia, aumenta tu conocimiento de la gracia; se multiplica la gracia porque te das cuenta que tú no podías por ti mismo, que era imposible lograrlo por tus fuerzas.  Mientras más tú maduras en el Señor, más te das cuenta que nunca ha sido por ti, nunca se ha tratado de ti, nunca ha sido por tus fuerzas.  Y eso es lo que hace que tú dependas cada vez más de su gracia.  Es lo que hace que puedas decir como el apóstol Pablo: Ya no yo, sino Cristo en mí; todo lo puedo en Cristo que me fortalece.  

Vas a comprar una casa y no tienes todo el dinero, pero todo lo puedes en Cristo que te fortalece.  ¿Tienes el dinero?  Cristo se lleva la gloria porque si tienes dinero es porque todo lo puedes en Cristo que te fortalece.  Y cuando no tienes dinero todavía todo lo puedes en Cristo porque no se trata del dinero que tengas o no, sino de que todo lo puedes en él.  Cuando tienes ese conocimiento en tu vida, la gracia de Dios aumenta.  Y cuando tú conoces la gracia de Dios, se aumenta la paz, se multiplica la paz de Dios en tu vida.  

Cuando vienen las tribulaciones, ya tú sabes que produce paciencia, y la paciencia prueba, y la prueba, la prueba esperanza, y la esperanza en Cristo no avergüenza.  Así que tienes paz.  ¿Por qué razón pierdes la paz?  Porque dejas de depender de la gracia, porque condicionas la casa a que el banco te la dé.  Tú tienes que entender que aunque el banco diga que no, tú todo lo puedes en Cristo.  Tú dependes de la gracia de Dios, así que tienes paz sin importar lo que pase en tu país.  Cuando tú pierdes de vista la gracia de Dios, pierdes la paz; pero mientras más conoces la gracia más se multiplica la paz porque te das cuenta que nunca dependió de ti ni es por ti, sino por Él, para su gloria; y Él lo va a hacer.  Así que tú puedes estar tranquilo, en paz.  

Por eso Pedro y Pablo decían: Gracia y paz.  Que se multiplique en ti el conocimiento de la gracia porque mientras más gracia tú conoces, más paz tienes.  Cuando tú piensas que es solo por ti, no hay paz en tu vida.  Por eso es que esto es por fe.  

El conocimiento que tú tienes que tener es este:  

“8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;”  2 Corintios 9:8  

Puedes abundar en toda buena obra porque tienes la gracia.  Mientras más gracia conoces, más buenas obras puedes abundar.  Pero no son las buenas obras las que demuestran la gracia que tienes, sino que la gracia que tienes produce buenas obras.