02 Aug No te Mezcles

“⁶ Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra; ⁷ para que no os mezcléis con estas naciones que han quedado con vosotros, ni hagáis mención ni juréis por el nombre de sus dioses, ni los sirváis, ni os inclinéis a ellos. ⁸ Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy.”  Josué 23:6-8 

A Josué le ocupaba que el pueblo cambiara sus convicciones.  Estos versos se refieren a las convicciones que debes tener, y las que deben estar grabadas, fuertemente adheridas, en tu corazón y en el de tu familia.  Esas convicciones forman el sistema de valores fundamental en la estructura de tu familia, y no puedes dejar que el mundo las influencie.  Otra cosa que le preocupaba a Josué era que el pueblo se conectara con la gente incorrecta, que se mezclaran con ellos.  Quería que supieran que, aunque estarían alrededor de la gente incorrecta, no se podían mezclar con ellos.  

Los padres cristianos son constantemente bombardeados con estos pensamientos.  Para evitar, dentro de tu capacidad como padre, que esto suceda, una de las cosas más importantes y responsables que puedes hacer es conocer las amistades de tus hijos y a sus padres.  ¿Cómo lo puedes hacer?  Prepara espacios de conversaciones con tus hijos donde ellos puedan hablar de sus amigos; por ejemplo, puedes preguntar: ¿Qué hiciste hoy?  Esta pregunta llevará a una conversación donde tus hijos comenzarán a contarte de lo que hicieron y con cada persona que interactuaron durante su día.  Podrás hacer otras preguntas, como: ¿De dónde la conoces?  ¿Qué te parece esa persona?  ¿Es tu amigo?  También puedes dejarles saber que, antes de que vayan a casa de alguna amistad, tú debes primero conocer a sus padres.  Las personas con las que se mezclan tus hijos van a tener influencia sobre ellos; es por eso que conocerles es tan importante.  Debes saber que existen casos donde niños de entre 12 a 14 años de edad tienen problemas de drogas o alcohol, introducidos a ellos, en su mayoría, por amistades de su edad.  

Los niños aprenden por modelaje; por eso, también tienes que preocuparte del tipo de personas con las que tú haces amistad.  Los adultos tienden a descuidarse en esto porque piensan que son más fuertes y que no son tan fácilmente influenciados.  La verdad es que, casi siempre, son más susceptibles de lo que piensan.  No puedes enfocarte solo en tus hijos y bajar la guardia con tus propias amistades, tus actividades sociales, los lugares donde te relacionas, pensando que eres fuerte para batallar con todas estas cosas que te pueden ofrecer.  Los adultos pueden ser igual de débiles o susceptibles que los niños, fácilmente influenciados.  

Un estudio mostró que, en una tienda donde se vendían vinos de diferentes partes del mundo, la gente compraba influenciada por el tipo de música que se tocaba esa semana en la tienda.  En diferentes semanas, se puso música de diferentes países, y en cada semana las ventas más altas eran las de los vinos correspondientes a esos países.  Esto prueba que el ser humano es fácilmente influenciado por toda la información, buena o mala, que recibe.  Así que, si le sirves a Dios, tienes que saber escoger no solo tus amistades, sino también la música que escuchas, los programas que ves.  Haciendo esto, te beneficiarás y enseñarás a tus hijos a hacer lo mismo porque lo ven en ti.  Lo mismo sucede con familiares.  La forma en que tus familiares crían a sus hijos no es la misma en la que tú crías los tuyos.  Y, aunque no puedes escoger a tu familia ni cómo se comportan, sí puedes escoger cómo compartir con ellos.  Josué dice: Vives entre ellos, pero no te mezcles con ellos; o sea, no actúes como ellos, no seas influenciado por ellos.  

Cuando dos cosas se mezclan, se hacen parte una de la otra.  Cuando unes café y leche, obtienes café con leche, y no tienes manera de sepáralo.  Eso es lo que podría suceder con tu corazón y el de tus hijos, se puede mezclar con las personas de pensamientos y conductas incorrectas.  Cuida tu núcleo familiar; puedes compartir, ir a cenar, ir de vacaciones, hacer alguna actividad con tus familiares, pero procura no mezclarte.  Háblalo con tus hijos; diles: Vamos a compartir con ellos, pero nosotros hacemos las cosas de otra manera, estos son nuestros valores. 

Jesús fue capaz de caminar en esta tierra, entre la gente, y afectar a este mundo, sin mezclarse y sin cambiar sus convicciones.  No se trata de enajenarnos, se trata de tener tus pensamientos claros, saber que tu llamado es ministrarles, influenciarlos a ellos, y no ellos a ti.  No puedes excluirte del mundo; la Biblia dice que tienes que ser luz, en medio de las tinieblas; que el mundo se preservará porque eres la sal de esta tierra.  Por lo tanto, tienes que saber que caminarás entre ellos, sin mezclar tus pensamientos, ni ceder a sus presiones.  Tal vez eso es lo que ha estado pasando en tu casa.  Hoy estás viviendo las consecuencias de haberte mezclado y escuchado a la gente incorrecta.  Pero detente un momento y cree que Dios obrará el milagro en tu vida y en la de tu familia.  

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Miércoles, 2 de Agosto de 2017

Código del Programa: YC-07