13 Jun Soluciones Extraordinarias

Hay momentos en que nuestra fe tiene que ser ejercitada; y su crecimiento, muchas veces, se desarrolla en los momentos más inoportunos, o que pensamos que son los menos oportunos en nuestra vida.  Durante esas temporadas, Dios utiliza los tiempos para retarnos, obligándonos a creer por algo más grande. 

En el libro de Lucas, capítulo 9, encontramos un momento inoportuno que Jesús utilizó para hacer crecer la fe de las personas, pero especialmente, la de los discípulos.  Del verso 10 al verso 13, vemos un momento donde Jesús, con sus discípulos, se disponía a alejarse hacia el desierto y descansar de todo el trabajo que estuvieron haciendo en la ciudad de Betsaida, pero la multitud de personas que había escuchado de él les siguió.  Entonces, cayendo la noche, los discípulos querían despedir a la gente para que buscaran un lugar donde comer, pero Jesús les ordenó lo siguiente:

^“14…Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta.  ¹⁵ Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos.  ¹⁶ Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente.  ¹⁷ Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró, doce cestas de pedazos.”  Lucas 9:14-17 

En esta historia, observamos a un gran grupo de personas que siguió a Jesús al desierto con una buena intención, por su palabra y por las señales que él hacía, pero tuvieron necesidad; y cuando observamos el lugar, se encontraban en el lugar incorrecto y a la hora incorrecta.  Cuando llega la tarde y les da hambre, tampoco tenían los suficientes recursos para solucionar una necesidad cotidiana, aunque le siguieron con la intención correcta.  Ellos estaban muy lejos como para solucionar su necesidad de alimentarse y, al momento que Jesús les pide a los discípulos que le dieran de comer, no podían suplirse lo suficiente para todos, ni tampoco el dinero para salir a comprar.  Es en momentos como estos que no podemos ver cómo Dios puede suplirnos, dado a que las opciones naturales son muy escasas.  Entonces, nosotros los creyentes no creemos que Dios sea capaz de mover cielo y tierra por suplir una necesidad cotidiana nuestra. 

Cuando observamos la palabra, en el libro de Éxodo, vemos cómo Dios suplió a su pueblo, día tras día, en el desierto, haciendo que maná cayera del cielo, que codornices llegaran al lugar donde estaban ubicados, y sacando agua de las rocas.  

Dios es capaz de suplir una necesidad ordinaria con un poder extraordinario.  Algo como el hambre, lo cual es una necesidad diaria, ordinaria de nosotros, Dios es capaz suplirlo de una forma extraordinaria y nunca antes vista. 

El problema lo encontramos cuando las personas, a su problema ordinario, le buscan alguna solución ordinaria.  Entonces, cuando Dios les dice que tendrán una casa, rápidamente dicen que no, porque no tienen el dinero suficiente o porque no tienen el crédito para hacerlo.  Recibimos una palabra de parte de Dios, pero la rechazamos porque, naturalmente hablando, no es posible conseguirla.  Esto lo decimos sin saber que hay ciertos problemas ordinarios, que necesitan una solución extraordinaria, y esa solución extraordinaria que tanto tú necesitas, solo Dios puede hacerla real en tu vida.  Al momento de pensar en una solución, debemos dejar de pensar de la misma forma que la gente regularmente lo hace.  Los discípulos, por ejemplo, pensaron que la solución más rápida era que Jesús despidiera a la multitud y que cada uno buscara cómo suplir su necesidad.  Ante una necesidad, pensamos rápidamente en dos cosas: En la salida fácil; y en que, por falta de dinero, no podemos adquirir lo que Dios nos prometió.  Renuncias a toda situación, inclusive a tus sueños, porque piensas que no puedes lograrlo.  Te limitas porque, según lo que conoces y lo que has visto hacer a otros, entiendes que no podrás lograrlo.  

Cree que Dios hará cosas extraordinarias.  Esta oportunidad es para todos nosotros, sin excepción de personas.  En el libro de Isaías, nos dice que podemos comprar, aun sin tener dinero.  Dios hace diariamente milagros extraordinarios, y él puede hacer que tus problemas y situaciones ordinarias, donde sea que haya escasez en tu vida, sean resueltos con su poder extraordinario. 

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Lunes, 13 de Junio de 2016

Código del Programa: EA-04A