16 May Que Nada te Detenga

Aun la iglesia, ha dejado que las probabilidades sean la base de sus decisiones.  En lugar de vivir por fe, medimos lo que es posible y lo que no, y movemos nuestra fe hacia lo que es más probable.  Pero, si tu fe está basada en lo que es más probable, entonces, no es fe.

Muchos tratan de aumentar sus probabilidades, para entonces ejercitar la fe.  Debemos siempre mejorar, pero tener un doctorado no te asegura un trabajo.  No debes tener fe en tu diploma y depender de él para tener, entonces, un mejor trabajo y un mejor ingreso.

La ciencia está basada en probabilidades, dando por ciertas cosas que son probables, sin tener total seguridad.  Cuando vivimos así, perdemos nuestra fe, y cuando perdemos nuestra fe, perdemos las grandes oportunidades que Dios tiene para nosotros.

“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. ² Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra. ³ Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará. ⁴ El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. ⁵ Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. ⁶ Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.”  Eclesiastés 11:1-6 

En estos versos, lo que Salomón está diciendo, en otras palabras, es: No importa las condiciones que estés viviendo, haz lo que tienes que hacer.  Las condiciones no siempre serán favorables, pero no te dejes llevar por las probabilidades.

Ciertos estudiosos dicen que estos versos hablan acerca de los tiempos de la siembra y la cosecha.  El río Nilo se desbordaba, y los agricultores esparcían las semillas en las aguas para que, cuando el agua bajara, las semillas quedaran ya plantadas.  Otros dicen que estos versos hablan acerca de las dádivas a los pobres, acerca de ayudar a otros, porque tú no sabes el día que tú te encuentres en una mala condición, y es mejor que hayas dado, que hayas sembrado, ayudado a otros, para que tengas cosecha.  Otros ven estos versos desde un punto de vista empresarial, porque habla de los métodos en los que Salomón enviaba sus grandes barcos a mercadear en otros puertos.

Todas estas analogías se consideran correctas, y ninguna contradice los principios centrales de esta escritura.  Estos versos nos muestran que hay cosas que conocemos, y cosas de Dios que nunca vamos a conocer; y, sobre todo, que tú no puedes detener tu vida por aquellas cosas que no conoces de Dios, especialmente, sus métodos.  Tienes por seguro que Dios te ama, aunque no sabes todos los métodos que él va a usar para demostrarte su amor.  Tienes por seguro que Dios te quiere sano, pero no sabes cuál método él va a usar para sanarte; si un milagro, una medicina, la imposición de manos.  Jesús sanó mucha gente, con diferentes métodos porque, si sanaba con un mismo método, habrían hecho del método un dios.  A un ciego, le escupió; si hubiera escupido a todo el mundo, tendríamos la religión de los escupidos.  Jesús fue a casa de Jairo para sanar a su hija, mientras que la mujer del flujo de sangre tocó su manto y quedó sana.  Más adelante, el siervo del centurión romano se sanó sin tocar a Cristo, y sin que Cristo lo tocara; solo con que Cristo enviara la palabra.  La voluntad de Dios es que te sanes, ya sea que tú toques su manto, que alguien imponga sus manos, o que la palabra sea enviada.

Tú tienes unas cosas seguras de Dios.  Lo que tú no conoces son sus métodos, porque tú no sabes cómo él hace que los huesos de un bebé crezcan, ni de dónde viene el viento.  Tú no sabes el método que Dios va a usar para darte todo aquello que él te ha prometido; pero, si de algo puedes estar seguro, es que él es un Dios de amor, de poder, de misericordia, de gracia, de prosperidad, de abundancia, y que quiere lo mejor para tu vida.  Tienes segura tu vida en las manos del Dios Todopoderoso y, sin importar el método que él use, vas a tener tu milagro porque puedes estar seguro de que él quiere hacerlo.

Oras para conocer los métodos, pero lo que tú tienes que tener seguro, es que Dios va a hacer algo; sin importar cómo, tu milagro va a llegar.  Tu seguridad no está en el método, porque probablemente el método que Dios use sea el menos probable.  Olvídate de los métodos.  Deja que sea Dios quien haga crecer los huesos, deja que el viento sople para donde quiera.  No mires las circunstancias, Dios te va a dar la victoria como sea.

De estos versos se desprende que no te puedes detener por las cosas que son inevitables.  Donde el árbol caiga, cayó.  No pierdas la fe por cosas inevitables.  Enfócate en las que sí puedes cambiar.  Tampoco te paralices por especulaciones.  Si miras al viento y las nubes para saber si va a llover o no, para saber qué vas a hacer, estás especulando, y te vas a paralizar.  Por último, no te paralices por la ignorancia.  Tú no necesitas saber todas las cosas, mientras conozcas a Aquel que sabe todas las cosas.  Que ni lo inevitable, ni las especulaciones, ni lo desconocido, te detengan de hacer lo que tú tienes que hacer.

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Lunes, 16 de Mayo de 2016

Código del Programa: SI-08B