29 Apr Expectativa vs. Esperanza

Cuando hablamos de incertidumbre, hay dos conceptos que podemos analizar y comparar: Expectativa, y esperanza.  Una de las cosas que nos hace vivir en incertidumbre, es que nuestras expectativas, muchas veces, son frustradas.  Tenías la expectativa de que ciertas cosas ocurrieran ya para cierto momento, pero no fue así, y esto crea un mundo incierto.  Esto podemos contrastarlo con lo que es vivir bajo la esperanza de las promesas de Dios.  Expectativa y esperanza, vienen ambas del interior, pero su fundamento es diferente.

Es el hombre quien forma tanto expectativa, como esperanza.  Y, muchas veces, vivimos más por expectativa que por esperanza.  Hay quienes prefieren bajar sus expectativas porque, de esta manera, todo lo que venga a sus vidas, que sea positivo, será una grata sorpresa.  Lo que no quieren es sufrir la decepción de tener grandes expectativas, y que no resulten aquellas cosas que esperaban; pero es muy triste vivir toda tu vida con bajas expectativas, porque esto lo que quiere decir es que tu mente no es capaz de trabajar con ciertos problemas y con ciertas realidades con las que te vas a enfrentar.  Cuando vives así, permites que las expectativas cancelen tus esperanzas.

En una investigación, se encontró que los japoneses que viajaban a París experimentaban alucinaciones, síntomas de persecución, sudoración excesiva; la experiencia que tenían era totalmente contraria a la que se pudiera esperar.  Esto es lo que se conoce como el síndrome o efecto París.  En Japón, hay una sobreexposición a unas ideas de lo que representa París.  Lo que ven son fotos de la Torre Eiffel, bien alumbrada; las fotos no muestran el hierro oxidado de la Torre.  Ven fotos de la famosa Mona Lisa, sin darse cuenta que la verán a unos cincuenta pies de distancia, si alcanzan a verla a través del tumulto de gente.  La gente en Japón se había hecho una expectativa de París, basado en lo bello, romántico y sereno que se mostraba en las fotos; pero, cuando llegaban allí, se daban cuenta que Francia es un país donde la gente no es tan cálida, y que la Torre Eiffel es un pedazo de hierro.  Y, lo que observó el investigador es que, la sobreexposición a unas ideas de lo que la gente iba a encontrar, cuando llegaban y veían la realidad, causaban todo este tipo de reacciones psíquicas.  Y él decía que, la manera de evitar este síndrome, es creándose uno mismo la consciencia de la realidad, y diciéndose: La Torre Eiffel es un pedazo de metal, las calles están sucias, el lugar es ruidoso, pero yo voy a tener una hermosa experiencia.

No se trata de bajar las expectativas, sino de saber cuáles son tus expectativas, pero llenarte de esperanza de que, aunque sabes lo que estás esperando, tu esperanza te lleve a disfrutar de algo que realmente es hermoso.  Este balance es lo que provoca que, realmente, tu psiquis esté en el lugar correcto.

No se trata de tener falsas expectativas, ni de vivir degradando todo, para que todo lo que llegue a tu vida te sorprenda; se trata de saber cuáles son las expectativas reales de lo que te puedes encontrar, pero mantener la esperanza de que la experiencia será más grande que todo esto.  De otra manera, lo que hacemos es manipular nuestra mente, tratar de no experimentar ciertas cosas, y no nos damos cuenta que nos ponemos en un lugar de incertidumbre; porque todo aquel que vive bajo bajas expectativas es infeliz; todo lo ve mal, nada sirve, y llega un punto en que, no importa todo lo bueno que llegue a su vida, no puede disfrutar de nada.  Y aquel que tiene falsas expectativas, expectativas erróneas, fundamentadas en lo incorrecto, cuando esas expectativas no son satisfechas, entonces, cae en incertidumbre, porque ya había hecho planes, basados en aquello que esperaba, y ahora ya no sabe qué va a pasar.

Cuando hablamos de esperanza y expectativa, la primera clave es que las expectativas, vienen del interior del hombre, pero, lamentablemente, están fundamentadas en cosas que no podemos controlar.  Tenemos expectativas de la conducta de ciertas personas, pero no podemos controlar cómo se va a comportar la gente; y, como no lo podemos controlar, esas expectativas nunca serán satisfechas.  Tú no puedes tener expectativas más allá de saber que la gente es como es, y que tú no los puedes controlar.  Tus expectativas deben ser que tú sabes que tú no puedes controlar a la gente, pero que, a pesar de esto, Dios te puede dar buenas relaciones.

No se trata de que bajes tus expectativas.  Lo que tienes es que saber que tú no puedes esperar más allá de las cosas que tú no puedes controlar.  Pero la esperanza tiene otro fundamento; la esperanza tiene la certeza de las cosas que Dios puede hacer, a pesar de todo lo que tú no puedas controlar.  Expectativa y esperanza, ambas vienen de nuestro interior, pero las expectativas las ponemos en cosas que nosotros no podemos controlar, mientras que la esperanza la ponemos en nuestro Dios Todopoderoso.

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Viernes, 29 de Abril de 2016

Código del Programa: SI-03A