18 Oct Tu Casa, Casa de Dios

Tu prioridad debe ser siempre la casa de Dios.  En tu vida, en tu corazón tiene que estar el deseo de congregarte en la casa del Señor, el deseo de ver a tu hermano, de recibir palabra.  Dios no va a hablar y trabajar contigo en tu casa, de la manera en que lo hace en la casa de Dios.  Muchos, creen en Dios, pero están heridos con la iglesia, con sus hermanos, por divisiones, por contiendas.  Pero, cuando Dios quiere trabajar en la vida de una persona, Dios necesita conectarlo con alguien, en un lugar donde Dios pueda darle revelación y el cuidado que necesita.

Cuando el apóstol Pablo se encontró con Cristo, no fue suficiente el encuentro con Cristo, sino que tuvo que venir el sumo sacerdote a casa de Pablo para hablarle, para explicarle qué fue lo que le pasó; porque no hay tal cosa como tener una experiencia con Dios, sin tener una experiencia con tu hermano.  La misma palabra nos dice: ¿Cómo puedes decir que amas a Dios, que no lo ves, y odias a tu hermano?  Y la protección, la cobertura, se encuentra en estar unidos.  Mientras el hijo pródigo estaba en la casa, tenía todo; tan pronto sale, lo pierde absolutamente todo, porque no hay nada como estar en la casa de Dios.

Dale gloria a Dios que tú tienes un lugar que puedes llamar tu casa, y al que puedes ir y adorar a Dios.

Cuando Jacob se encontró en aquel momento difícil, él dijo: Esto es casa de Dios.  Porque algo que extrañaba Jacob era la casa de Dios.  Mucha gente toma decisiones en su vida, sin contar con la casa de Dios.  No hay problema con que te mudes, por ejemplo; pero mira que no vaya a ser que te estés mudando por trabajo, por ejemplo, pero no hayas buscado una buena iglesia en la que tú y tu familia se vayan a congregar.  Cuando escoges un lugar, buscas la escuela para tus hijos, buscas un buen trabajo; pues busca también una buena iglesia.  Una buena iglesia le va a dar a tus hijos lo que ninguna escuela ni ningún trabajo les van a dar.

El pueblo de Israel pensaba diferente.  El centro del pueblo de Israel era el tabernáculo.  Todo giraba alrededor del tabernáculo.  Tristemente, por diferentes razones, esto se ha perdido en nuestras sociedades.  La iglesia es la institución más poderosa.  Cristo dijo que las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia.  Y si hay algo que el enemigo pretende hacer en tu vida es que tú dejes de congregarte.  Por eso, lo primero que hizo Jesús, el primer día de la semana, fue ir a encontrarse con sus discípulos donde estaban congregados; y fue con el mismo propósito con el cual él dijo que se tenía que ir cuando se lleva una ofrenda; fue a reconciliarlos.  Porque Jesús no se podía presentar delante del Padre como ofrenda, sin haber reconciliado primero a los suyos.  ¿Qué pasó con Judas?  No hubo una congregación que le hablara del amor de Dios para que no se ahorcara, porque todos se habían dispersado.  Si el enemigo logra que los miembro de la iglesia se dispersen, unos terminarían deprimidos, otros en dudas, y otros sin vida.

Tú no puedes permitir que, de ninguna manera, el enemigo te saque del lugar que debe ser primero en tu vida.  ¿Cómo el enemigo hace eso?

^“Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.”  Mateo 26:31 

Por tres días, los discípulos anduvieron sin pastor.  No tenían un líder, alguien que los dirigiera.  Esos tres días tienen que haber sido intensos para ellos, dolorosos, de incertidumbre.  La gente los reconocía; Pedro negó al Maestro porque, dondequiera que iba, hablaba como Cristo.  Todo aquello ocurrió por una razón, para que se cumpliera lo que Jesús había dicho y se escandalizaran.

Otra palabra para escandalizarse es ofenderse; los discípulos se ofendieron.  Ofenderse no es otra cosa que llevarse al corazón cosas que no entendemos, cosas que no pensábamos que iban a pasar de la manera en que pasaron, expectativas que te haces y que alguien no cumple, comentarios que alguien dice que te llevan a conclusiones erróneas.  La mayoría de los problemas que tenemos en nuestras relaciones son por la ofensa, las peleas en matrimonios son por las ofensas.  Se ofende por lo que se dice, por lo que no se dice, por lo que se hace y por lo que no, por no prestar atención; porque si no se hace tal o cual cosa, entonces es que no hay amor.  Te ofende lo que el pastor dice, lo que otro habla. La gente es fácil para ofenderse y están todo el tiempo ofendidos. Lo triste es que transmiten su ofensa, dañando el corazón de otros.

Muchas veces, sin darnos cuenta, permitimos que cualquier cosa nos ofenda, nos moleste, y nos saque del lugar que Dios quiere usar para bendecirnos.  Son las pequeñas ofensas las que nos botan de un trabajo; son las pequeñas ofensas las que nos separan de nuestra familia; son las pequeñas ofensas las que nos sacan de una iglesia; son las pequeñas ofensas las que te hacen vivir molesto con tu hermano.  Si te ofendes, el que pierdes eres tú. Si permites que cualquier situación te ofenda, te quitas la oportunidad de recibir algo que tú necesitas.  Pero tienes que permitirle a Dios que trabaje contigo en esta área.   

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Martes, 18 de Octubre de 2016

Código del Programa: PP-10B