Tu Corazón y tu Abundancia
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Tu Corazón y tu Abundancia

Las riquezas son neutrales; no son ni positivas ni negativas.  El verso en Timoteo lo que dice no es que el dinero sea la raíz de todos los males; sino que es el amor al dinero.  El problema no es el dinero, la riqueza, la abundancia, sino el corazón arrogante.  Y, de hecho, para tener un corazón arrogante, no hay que tener mucho dinero.  Hay gente que, con poco dinero, son de corazón arrogante, y no viven conforme a lo que Dios quiere que vivan.  Así que, puedes aspirar a tener riquezas, a aumentar, a progresar, si eres capaz de mantener el corazón humilde delante de Dios.  No es que las riquezas corrompan; lo que pasa es que, cuando una persona tiene dinero, tiene el capital, el poder para manifestar aquello que ya estaba en su corazón.  Realmente, el problema es uno de corazón, y no de abundancia.  

10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado. 11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15 que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.”  Deuteronomio 8:10-19  

Lo que vemos aquí son las consecuencias de alejar nuestro corazón de Dios.  El Señor aclara y le recuerda al pueblo, todas las cosas buenas que Él hizo por ellos.  En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo nos hace unas expresiones similares, cuando dice que toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación.  En Mateo 6, al final de su mensaje de las bienaventuranzas, el Señor habla de la ansiedad por las necesidades físicas, y dice: Busca el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas te serán añadidas.  Jesús dice que todas las cosas que los gentiles buscan, él te las va a añadir, así que esas cosas no pueden ser malas.  Jesús dijo a sus discípulos que no hay nadie que haya dejado casa, padre, madre, que no reciba cien veces más aquí y ahora, y en el más allá la vida eterna.  Por lo tanto, el Señor les estaba dando recompensa por la decisión de seguirle a él.  

A través de toda la Biblia, verso tras verso, vemos que es el deseo de Dios darles buenas dádivas a sus hijos.  Dios quiere darte cosas buenas.  El Señor enfrentó en una ocasión a sus discípulos, diciéndoles: Si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, cuánto más vuestro Padre que está en los cielos hará con ustedes todas esas buenas cosas.  

Dios quiere darte buenas cosas; Él quiere prosperarte, bendecirte.  Pero Dios sabe que se corre un riesgo cada vez que te bendice, cada vez que aumentas, que prosperas en el nivel que sea.  Le ponemos un estigma a la abundancia, pero en Deuteronomio dice claramente que Dios lo que pide es que te cuides de que no se enorgullezca tu corazón.  Ahí es que está el problema: El problema es un corazón arrogante.  

En este capítulo, Dios te habla de todo lo que te va a aumentar, que te va a hacer crecer, te va a bendecir, pero añade: Que no se enorgullezca tu corazón y te olvides de mí.  ¿Qué es olvidarte de Dios?  Olvidarte es dejar de depender de Dios.  

Hay una relación entre el orgullo y el olvido.  Se enorgullece tu corazón, y te olvidas.  Un corazón enorgullecido, es un corazón arrogante; hablamos de aquellos que se les sube a la cabeza.  Ese es el problema de algunos; pero lo que al Señor le preocupa es que se olviden, específicamente, de depender de Él, que se olviden que fue Dios quien les ha prosperado en el camino.  Aun una persona que no tiene muchos recursos, pero tiene un corazón arrogante y no depende de Dios ni reconoce que aun lo poco que tiene proviene de Él, esa persona nunca podrá prosperar, y si lo hiciera, su condición se agravaría con las riquezas.  

El Señor les recuerda que, en el desierto, les bendijo.  Cuando necesitaron agua, se las dio.  Recibían maná a diario.  Pero ellos preferían volver donde Faraón.  Allí tenían pescado de balde; dependían de su trabajo y de lo que Faraón les diera; no querían depender de Dios.  

Un corazón arrogante es aquel que no reconoce a Dios en su camino y no depende de Dios.  

Hay quienes, en problemas económicos, su corazón se vuelve arrogante, separado de Dios; y piensan que es fuerza, su trabajo, su esfuerzo, lo que traerá victoria, aumento, progreso.  Ahí es que comienzan los males de una persona.  

10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”  1 Timoteo 6:10  

Este verso nos dice que el problema es que la gente se extravió de la fe, comenzaron a amar las riquezas, la abundancia.  Una persona obsesivamente persigue su trabajo y no busca a Dios en todos sus caminos, aunque no tenga grandes riquezas, sigue siendo una persona arrogante; porque el problema no es la abundancia, sino la condición del corazón.  

17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.”  1 Timoteo 6:17-19  

El apóstol Pablo le da algunas claves a Timoteo.  No pongas tu esperanza en las riquezas.  Aquí está hablando a los ricos, pero hay quienes no son ricos, y tienen su esperanza en las riquezas.  Son los que dicen: Cuando prospere, lograré tal cosa; cuando tenga dinero, seré feliz.  El que hace esto, pone su esperanza en las riquezas, y no en el Dios de las riquezas.  

Procura las cosas correctas.  Pon tu vida en orden con Dios.  No se trata de riquezas y abundancia, sino del corazón.  Haz los ajustes necesarios en tu vida espiritual y en tus finanzas, para que puedas alcanzar éxito, a la manera de Dios.  

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