10 Jul Tus Presunciones y tu Libertad Financiera

“6 Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este monte. 7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates. 8 Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos. 9 En aquel tiempo yo os hablé diciendo: Yo solo no puedo llevaros. 10 Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en multitud. 11 !!Jehová Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido!”  Deuteronomio 1:6-11  

Dios quiere hacerte mil veces más de lo que hoy eres, que tengas espíritu de conquista.  La libertad y la prosperidad económica también están incluidas dentro de las promesas de Dios.  Lo más importante en la vida de todo creyente es la salvación de su alma, la transformación a través del arrepentimiento y creer la obra de nuestro Señor Jesucristo.  Pero todos tenemos ocupaciones financieras, y tenemos que aprender a trabajar con nuestras finanzas, y la Biblia nos enseña cómo prosperar de forma correcta.  

Hay ciertas mentiras o preconcepciones mentales que la gente se ha hecho en la iglesia en cuanto a las finanzas se refiere.  La gente piensa, por ejemplo, que para todo cristiano la libertad económica es algo automático, que viene con entregarle su vida al Señor; pero no es así.  No ocurre de un día para otro, de la misma manera que un matrimonio feliz o una vida saludable y sana tampoco son automáticas.  Este es uno de los errores más grandes.  No puedes medir tu cristiandad basado en estos resultados.  Si estás enfermo, no es porque estés en pecado o porque no tengas fe.  Los creyentes somos sanos, ya sea aquí en la tierra o algún día en el más allá, pero la sanidad se va a manifestar por completo en algún momento en tu vida.  

La verdad es que hay problemas que pudieran resolverse no tan solo con fe, sino tomando las acciones correctas.  Al aceptar a Cristo, tienes acceso a la sanidad, pero no es automática, y tampoco es que si no la recibes no eres cristiano.  Lo mismo pasa con las finanzas.  El que le entregues tu vida al Señor no te hace automáticamente próspero.  La prosperidad y la libertad económica no puede ser el motivo para servirle, ni la sanidad ni un matrimonio excelente.  Servirle te sirve porque tienes la promesa de la vida eterna, tu vida cambia, hay promesas que Dios te ha dado, tu vida mejora; pero tienes que aprender a vivir bajo los principios y la palabra de Dios, tendrás que hacer cambios en tu manera de pensar.  Pero por supuesto, por entregarle tu vida al Señor ya ha ocurrido la mayor transformación que puede ocurrir, por lo que tienes ventajas que antes no tenías.  En el mundo, podías tener todo el dinero del mundo, pero no ibas a tener paz; pero ahora, por causa de tener a Jesucristo como Señor y vivir una vida arrepentida, cambiada, aún lo poco que tengas, lo puedes multiplicar en mucho y puedes disfrutar de la paz de Dios.  

Otro error que la gente comete en cuanto a la libertad financiera es pensar que la razón principal por la que debemos prosperar es para ser felices.  Eso es una falacia tanto en el mundo cristiano como en el secular.  Tener dinero no es automáticamente igual a ser feliz.  Es un error perseguir la felicidad como la meta más importante en tu vida.  Ser feliz es importante pero no es lo más importante; y no todo el tiempo vas a tener experiencias de felicidad.  Tampoco tener dinero te hace feliz.  De hecho, hay quienes no prosperan porque tener dinero trae responsabilidades, unas cargas, unas demandas, unas presiones que no todo el mundo disfruta.  Por eso no todo el mundo es empresario.  Si levantas una empresa con la meta de ser feliz, te darás cuenta que a través del negocio no lo vas a poder alcanzar.  Tu estado emocional no puede estar ligado a tu estado financiero.  En Filipenses 4, el apóstol decía: Sé tener poco y sé tener mucho, y en todo y de todo aprendo y en todo estoy contento.  La búsqueda de la felicidad no es lo más importante en tu vida.  

Te limitas, además, en alcanzar la libertad económica si piensas que solo necesitas fe y dar.  Estos son solo dos elementos de los muchos que se requieren.  Hay promesas para tu vida cuando das.  La Biblia dice que cuando diezmas, Dios abre las ventanas de los cielos; cuando le das al pobre, a Dios le prestas; Él multiplica tu semilla, se acuerda de tus ofrendas en el día malo, Él hace memoria de ellas.  Todo esto es cierto, pero no es lo único.  La prosperidad y la libertad económica son complementos de muchas cosas.  Si ofrendas únicamente en momentos de necesidad, tendrás resultado, pero si no sabes cómo administrar esa multiplicación, lo vas a desperdiciar.  Si piensas que dando te haces rico y que no tienes que trabajar, cometes un grave error porque lo que Dios bendice es la obra de tus manos.  Diezma, ofrenda, administra, da, ten fe, pero toma también las acciones necesarias y responsables para tú poder prosperar y alcanzar la libertad económica.  

Si eres capaz de poner en práctica estos principios en tu vida, tendrás el balance correcto para poder alcanzar la libertad económica que Dios ha prometido.