Atrévete a Creer: El Amor de Dios lo Cambia Todo
21072
wp-singular,post-template-default,single,single-post,postid-21072,single-format-standard,wp-theme-bridge,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.4,qodef-gutenberg--no-touch,metaslider-plugin,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.9.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

Atrévete a Creer: El Amor de Dios lo Cambia Todo

El amor de Dios no es una teoría ni una emoción pasajera. Es una realidad eterna, profunda y transformadora que cambia por completo nuestra manera de vivir y creer. En los evangelios, Jesús dejó claro que si nosotros, siendo imperfectos, sabemos dar cosas buenas a nuestros hijos, cuánto más nuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan. Esta afirmación rompe cualquier duda sobre si Dios escucha o si está dispuesto a responder.

El apóstol Pablo, consciente de nuestras limitaciones humanas, ora para que podamos comprender cuán vasto es el amor de Dios. Habla de su anchura, su longitud, su profundidad y su altura. No lo hace para sonar poético, sino porque esa es la única forma de intentar describir algo tan inmenso. El amor de Dios abarca a toda la humanidad, desde los más cercanos hasta los más alejados, desde antes de la fundación del mundo hasta la eternidad.

Cuando entendemos la profundidad del amor de Dios, comprendemos que no hay lugar tan oscuro donde Él no pueda alcanzarnos. Como a José en el pozo o a Daniel en el foso, Su amor llega a lo más bajo y aún allí permanece fiel. Pero no solo nos alcanza, también nos eleva. Nos levanta de la perdición y nos hace sentar en lugares celestiales con Cristo. Ese es el poder del amor que restaura y da identidad.

Muchas veces no entendemos este amor porque tratamos de analizarlo con la lógica, en vez de experimentarlo con el corazón. Dios no quiere que simplemente lo entiendas, quiere que lo vivas. Cuando realmente reconoces cuánto te ha amado, tu fe se transforma. Ya no pides con miedo, sino con confianza. Ya no dudas si Dios responderá, sabes que ya está obrando a tu favor.

Así que hoy te invito a hacer algo radical: cree. Cree que Dios no retiene lo bueno, que no está en silencio por indiferencia, sino por amor. Cree que el mismo Dios que entregó a su Hijo te dará con Él todas las cosas. Cree que eres amado, escogido, perdonado y levantado. Y cuando lo creas, entonces te atreverás a orar, pedir y vivir como nunca antes lo habías hecho.

El mensaje completo está disponible acá.

No Comments

Post A Comment