09 Jun La Vida No Se Mide en Minutos, Sino en Presencia

Hace años, el libro Chasing Daylight sacudió a muchos con una verdad cruda pero poderosa. Escrito por Eugene O’Kelly, expresidente de KPMG, relata los últimos tres meses de su vida luego de recibir un diagnóstico terminal. A pesar de haber dirigido una compañía que generaba más de $20 billones al año, descubrió que había corrido tan rápido por la vida que se perdió el “dulce néctar” de lo verdaderamente importante. Esta historia es un llamado urgente a todos nosotros: ¿qué estamos haciendo con nuestro tiempo?

Eugene confesó que, aunque el mundo lo consideraba exitoso, él entendió demasiado tarde que el verdadero fracaso no es morir joven, sino vivir toda una vida sin saber para qué realmente vivías. Nos confronta con una idea inquietante: ¿qué pasaría si al final de todo le presentamos al Creador una lista de logros… solo para escuchar que nada de eso fue lo que se nos pidió hacer? Esta reflexión es tan poderosa porque nos pone cara a cara con nuestras prioridades actuales.

El libro de Santiago nos recuerda que nuestra vida es como neblina: aparece por un poco de tiempo y luego desaparece. No es la duración de nuestra existencia lo que importa, sino la calidad de nuestra presencia en cada instante. Eugene, en sus últimos meses, vivió con una intensidad, claridad y propósito que no había experimentado en todos sus años anteriores. Y afirmó que esos tres meses fueron los mejores de toda su vida.

Vivimos constantemente distraídos. Redes sociales, expectativas ajenas, el afán de alcanzar metas impuestas… todo eso puede hacernos olvidar lo que de verdad vale la pena. A veces, no se necesita un diagnóstico terminal para despertar, basta una imagen en Instagram, una conversación profunda o una película como Click para hacernos cuestionar: ¿Cómo estoy viviendo mi vida? ¿Estoy invirtiendo lo mejor de mí en el momento presente o simplemente sobreviviendo?

No permitas que tus emociones momentáneas dicten tus prioridades. Si no reflexionamos de forma consciente y tomamos decisiones ancladas en propósito, podemos despertar dentro de diez años en el mismo lugar, con las mismas frustraciones. La clave no está en cuánto tiempo tienes, sino en cuánto de ti estás invirtiendo en ese tiempo. Como Eugene aprendió, nunca es tarde para comenzar a vivir con plenitud, pero cuanto antes empieces, más rica será tu vida.

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