Cuando el Afán Apaga la Voz de Dios
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Cuando el Afán Apaga la Voz de Dios

En la parábola del sembrador, Jesús nos habla de distintas tierras donde cae la semilla, que representa la Palabra de Dios. Una de esas tierras es la que está “entre espinos”, y aunque la semilla brota, no da fruto porque el afán de este siglo y el engaño de las riquezas la ahogan. Esta imagen es profundamente relevante para nuestro tiempo. Vivimos en una sociedad donde las preocupaciones diarias y la obsesión por el dinero fácilmente ahogan lo espiritual. No se trata de que no estemos escuchando la Palabra; es que no le damos espacio para crecer.


Muchos creyentes llevan años en la iglesia sin ver fruto en sus vidas. Asisten fielmente, escuchan sermones poderosos, pero siguen estancados. ¿Por qué? Una de las razones más comunes es el afán. La ansiedad por el futuro y la constante presión por lo material no solo distraen, sino que neutralizan el poder de la Palabra en nosotros. El mensaje puede ser transformador, pero si tu mente está atrapada en preocupaciones financieras o en los “qué pasará”, entonces no dará resultado.


Como pastores y líderes, esto resulta frustrante. No es fácil predicar con pasión y verdad, solo para ver que nada cambia en la vida del oyente. Pero el enemigo no siempre actúa con miedo o ataques visibles; muchas veces su arma más efectiva es mantenernos afanados. Si llegas al templo más enfocado en tus deudas, tu trabajo o tus necesidades que en lo que Dios quiere hablarte, entonces la semilla ya está rodeada de espinos antes de caer.


Dios no quiere que vivamos afanados. El afán es un exceso de futuro, la ansiedad es producto de intentar controlar lo que aún no ha sucedido. Por el contrario, la depresión es un exceso de pasado y el miedo, un exceso de presente. Dios desea que vivas confiando en Él, en su tiempo y provisión. No porque ignore tus necesidades, sino porque sabe que en Su descanso hay poder. Cuando aprendemos a soltar el control y confiar en Su Palabra, entonces empieza a dar fruto.


Por eso, en los próximos tiempos, es vital que como iglesia volvamos a hablar de estos temas. Si no se confronta el afán, si no se rompe el engaño de las riquezas, ninguna palabra dará el resultado que Dios quiere. El primer paso para ver transformación en tu vida no es escuchar más, es preocuparte menos. Aprende a descansar en el Señor y verás cómo la semilla que ya ha sido sembrada en tu corazón comienza a florecer.

El mensaje completo está disponible acá.

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