El silbo apacible: cuando Dios no te grita, pero siempre está ahí
20849
post-template-default,single,single-post,postid-20849,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.4,qodef-gutenberg--no-touch,metaslider-plugin,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.9,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

El silbo apacible: cuando Dios no te grita, pero siempre está ahí

En un mundo donde todo parece gritar por nuestra atención, existe una paradoja fascinante en nuestra búsqueda de Dios: a menudo esperamos que Él se manifieste en lo espectacular, mientras pasa silenciosamente a nuestro lado en lo ordinario.

Hace un tiempo me tope con tres fotografías que cambiaron mi perspectiva sobre cómo Dios se revela en nuestras vidas. Imaginen esto: Mick Jagger, uno de los rockeros más famosos del mundo, sentado en un estadio, y nadie lo reconoce. Tom Hanks, posando junto a un joven ebrio que nunca se dio cuenta quién estaba a su lado. Y Paul McCartney, caminando por Abbey Road mientras una turista se toma una foto, completamente ajena a que uno de los Beatles más icónicos pasa junto a ella.

No tienes que imaginar estas situaciones, puedes verlas tu mismo, estas fotos existen y puedes verlas (En la prédica completa o haciendo clic acá) . Estas imágenes nos revelan una verdad profunda sobre nuestra relación con Dios: Él ha estado presente en cada momento crucial de tu vida, pero quizás, como Jacob en Betel, has dicho: “Ciertamente Jehová estaba en este lugar, y yo no lo sabía”.

El profeta Elías nos enseña una lección transformadora. Después de presenciar el fuego descender del cielo en el Monte Carmelo, lo encontramos huyendo al Monte Horeb, buscando desesperadamente oír a Dios. ¿Te suena familiar? A veces, después de grandes victorias, nos encontramos en nuestros momentos más solitarios, clamando: “Señor, ¿dónde estás?”

Pero aquí está la revelación que cambió mi vida y podría cambiar la tuya: Dios no estaba en el viento recio, ni en el terremoto, ni en el fuego. Estaba en el silbo apacible y delicado. La pregunta no es si Dios está hablando, sino si hemos desarrollado el discernimiento para reconocer Su voz en lo cotidiano.

En este mensaje completo, voy a compartirte cómo desarrollar ese discernimiento espiritual quete permitirá ver a Dios en cada detalle de tu vida. Te contaré historias personales que te harán reír, llorar y, sobre todo, reconocer esos momentos donde Dios ha estado contigo, aunque no lo hayas notado.

No te pierdas el mensaje completo donde revelaremos las claves para vivir en esa consciencia constante de Su presencia, lo que los reformadores llamaban “Coram Deo”.

2 Comments

Post A Comment