Más allá del Edén
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Más allá del Edén

Los tiempos de antes no fueron mejores que los de ahora, por más que lo pensemos o por más que muchas personas quieran convencerse de eso. Muchas personas tienen su mirada aún en el Edén, creyendo que eso es lo máximo que Dios tiene para nosotros, cuando no es así.


Seguimos en nuestra exploración de los pactos de obras. Por ello, quiero que sepas que hay más allá del Edén.

Yo no sé por qué razón la gente tiene eso en la cabeza, que el Edén es la meta y lo único que hay. La gente quiere andar con una bata blanca. Y es como todos los que siempre me dicen: “¡Ay, los tiempos de antes eran tan bonitos, mejores que ahora!”. Mejores que ahora son los mismos que, si se les va el internet media hora en la casa, se están volviendo locos. Son los mismos que, si les quitas el teléfono por una hora, no saben qué hacer con su día.

“¡Ay, aquellos tiempos cuando éramos jovencitos y no teníamos tanto teléfono ni tantas cosas, y hablábamos todo el tiempo juntos!” Quítales el teléfono a los que dicen eso por una hora, quítales el televisor, para que veas. No me digas que las cosas son peores ahora. Las cosas están bien.

Hoy nadie quiere volver al pasado. Lo que tenemos en medio de toda la bendición que tenemos es aprender a juzgarla correctamente, usarla a nuestro favor, que no nos separe de Dios, sino que todo lo que tengamos nos acerque más a Él. Pero tú y yo no queremos volver a vivir en el huerto del Edén físicamente. No, Dios tenía algo más grande, y por eso es que establece el pacto.

Cada vez que mires el pacto de Dios contigo, hermanos, tienes que entender y comprender que Dios siempre quiere llevarte a una nueva dimensión, a algo más poderoso. Quiere que tu vida de relación con Él madure y crezca a una dimensión más poderosa y grande, en la medida que entiendas qué tipo de relación tienes con Él.

Por supuesto, cuando Adán peca y come del árbol, rompe ese pacto: el pacto de las obras. Y se llama “el pacto de las obras” porque la bendición del árbol de la vida y la maldición que venía dependían de las obras de Adán, de lo que Adán hiciera. Si Adán no comía, todo estaba bien. Si comía, todo estaba mal.

En el pacto que tenemos hoy con nuestro Señor Jesucristo, nuestra salvación no depende de nuestras obras; depende de la obra de Él. Eso no quiere decir que debamos comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, ni hacer cosas que no debemos hacer. Debemos servirle a Dios por agradecimiento, sabiendo que, a veces, le vamos a fallar. Pero cuando le fallamos, ya no tenemos la culpa que tenía Adán, porque alguien pagó el precio por nosotros en la cruz del Calvario.

Nos arrepentimos confiadamente, nos acercamos a Él y decimos: “Señor, aquí estoy, cambia mi vida. Me arrepiento”. Empezamos otra vez y seguimos adelante. Es una conciencia totalmente diferente.

Cuando Adán peca y entra en esta lamentable relación, miramos en Génesis, capítulo 3, verso 16, las consecuencias de este problema. Mira lo que dice el verso 16 en adelante:

“A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos, y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

Y llamó Adán el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.

Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.”

Mira el verso 20: “Y llamó Adán el nombre de su mujer Eva”. Pero Eva no salió ahí; ahora es que Adán la nombra. El primer nombre de Eva no fue Eva; el primer nombre de Eva fue “Mujer” o “Varona”.

Cuando nosotros miramos estos versos, observamos las consecuencias automáticas de que Adán haya pecado, de que Adán haya comido de aquel árbol. Y cuando leemos estos versos, nos damos cuenta de que hay cuatro cosas, específicamente, que Adán comienza a experimentar automáticamente:

Problemas con la gente. Problemas entre ellos. Dios le dice: “Desde ahora en adelante, esto va a ser una guerra, una guerra entre el hombre y la mujer, una guerra entre la gente”.


Eso es lo primero que vemos. Después de que ellos salen del huerto del Edén, vemos a Caín y Abel peleando.

Cuando tú no logras, hermanos, someter el huerto del Edén en tu vida, cuando no logras someter tu vida al pacto de Dios contigo, las primeras consecuencias que tendrás serán problemas con la gente.

4 Comments
  • Gabriela Alarcón
    Posted at 10:29h, 09 January Reply

    Excelente mensaje!! No había visto esa revelación en estos versículos sobre el pacto y los problemas con la gente. Gracias Pastor Otoniel. Bendiciones

  • Marttha
    Posted at 23:07h, 09 January Reply

    Amén gracias por la palabra

  • Ángel Rodríguez
    Posted at 03:06h, 10 January Reply

    Mucha verdad tienes Pastor en todo esto que he leído. Dios continué bendiciéndote a ti, tu familia y tu iglesia ⛪️

  • Ruth Salas Bajaña
    Posted at 06:04h, 10 January Reply

    Pido oración por mí por mi relación con Dios que aprenda a depender de él
    Y así mismo por mis finanzas que Dios Abra puertas

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