31 Dec  ¿Quieres conocer a Dios?

Dios es que tú lo conozcas. Tú no puedes entrar en relación con alguien que tú no conoces. Mucha gente quiere conocer a Dios, que se les paren los pelos, sentirlo 24 horas al día, quieren tener estas experiencias, y para conocer a Dios lo que hay que hacer es leer la Biblia y ver cómo él opera, ver cómo él trabaja, ver cómo él funciona, ver todos los pactos, ver cómo Dios se fue revelando.

Cuando tuvimos en FAV Carolina al rabino Manis Friedman, él dijo una de las frases más poderosas que yo creo que nosotros podamos entender y que es parte de este mensaje en el día de hoy. Él explicaba en un momento dado por qué los judíos cumplen con la ley, por qué ellos quieren cumplir con la ley, por qué ellos tratan de cumplir con la ley al máximo. Y él decía: “Porque cuando uno quiere una relación con alguien, uno quiere saber lo que le gusta y lo que no le gusta”.

Y él dice: “Nosotros no cumplimos la ley por obligación, nosotros la cumplimos por amor, porque queremos agradarle a aquel a quien nosotros le tenemos que servir y él nos dio una regla que nos dice lo que le gusta y lo que no le gusta”.

Por supuesto, ellos están todavía en el Antiguo Pacto. Entonces, por ejemplo, si a él no le gusta que usted coma cerdo, pues ellos dicen: “No vamos a comer cerdo”. Pero ¿qué dicen los de hoy? “Vamos a comer morcilla, él perdonó todo. Dios le dijo a Pedro: ‘Mata y come'”. Pastor, ¿pero qué del Nuevo Testamento? Dios le mostró a Pedro cuajito, molsa, de todo, y le dijo: “Mata y come”. Y no discrimina. Pero mire la conciencia para ellos.

Cuando ellos leen Levítico, para ti y para mí leer Levítico, leer Éxodo, es un problema, porque primeramente no estamos en esa cultura. Tú y yo no somos agricultores para saber que una semilla que se moja se daña y una semilla que no se moja es la que se puede usar, y tú no puedes tocar aquello, no puedes tocar lo otro. Tú y yo no estamos en esa cultura. Pues también tú y yo tenemos nevera, así que tú no sabes lo que es tocar una carne, dañada, ¿verdad?, que te pueda afectar. Así que, por lo tanto, es una cosa diferente. Para ti y para mí eso es un fastidio. Para el verdadero judío no es un fastidio, para el verdadero judío es un acto de amor. “Esto es lo que a él le gusta y esto es lo que no le gusta”.

Cuando tú te enamoras de alguien, ¿qué quisieras saber? En los tiempos que vivimos, no es lo que le gusta a la otra persona. En el tiempo que vivimos, lo que queremos es que la otra persona sepa lo que a mí me gusta. Todo el problema que hay en nuestra sociedad es que no sabemos lo que es un pacto social, porque todo el mundo está jalando para su lado. Aún los cristianos, aún los creyentes, somos imprácticos a veces.

Nosotros como creyentes hay ciertas cosas por las que tenemos que luchar, hay reglas por las que tenemos que luchar. Pero tenemos que saber que el gobierno no gobierna tan solo para cristianos. Tenemos que saber que tenemos que negociar ciertas cosas, tenemos que saber que tenemos que tener sabiduría, tenemos que saber que tenemos que tener misericordia, tenemos que saber que para convivir en esta nación hay mucha más gente que no piensa como nosotros y que tenemos que aprender a convivir.

Pero, ¿qué es lo que pasa con todo el mundo? Todo el mundo está jalando para su lado y si tú no los complaces a ellos en todo, no tienes relación con ellos, no puedes tener una relación con ellos.

Cuando tú entras en una relación con alguien sin conocerlo y sin conocer lo que le gusta o no le gusta, tú no puedes entrar en un pacto o no deberías entrar en un pacto, porque lo que pasa es que cuando tú no tienes esta conciencia lo que hay después de eso es manipulación y explotación. Porque si la relación matrimonial se trata de que tú me complazcas a mí solamente, de que el que tiene que ser feliz soy yo, de que el que tiene que estar bien soy yo, uno de los dos va a ser manipulado, uno de los dos va a ser explotado.

Cuando una persona entra en una relación de pacto, los dos tenemos que dejar de vivir para uno y vivir para nosotros. Entonces, ahora no es para mí, ahora es para nosotros, ahora es para los dos, ahora es para los dos. Por lo tanto, sacrifico mis deseos, sacrifico mis placeres, sacrifico aquellas cosas que quizás para mí eran importantes, vitales, porque quiero una relación, y esa relación requiere de que yo ceda ciertas cosas.

Así nos pasa con Dios. Tú no puedes decir que tienes una relación con Dios haciendo lo que te da la gana, queriendo vivir como tú quieras vivir, porque esa es una relación de manipulación y de explotación, y tú estás tratando de explotar y manipular a Dios. Lo estás tratando de hacer tu sirviente y no tienes una relación con Él. Como también si Él tuviera esa relación contigo, por eso es que te perdona, por eso es que te liberta, por eso es que te bendice, por eso es que hace cosas por ti que tú no te mereces, por eso es que su misericordia nos alcanza cada mañana, porque no todo lo que tú y yo tenemos nos lo merecemos. Pero en el amor de Él, tan grande como Él quiere una relación conmigo, Él también cede a un montón de cosas para tener una relación conmigo.

Pero si tú eres de los que piensas: “No, no, entonces yo hago lo que me da la gana y Él me sigue amando”, tú eres un manipulador y un explotador, porque lo que estás haciendo es abusando de una relación.