17 Dec Nada va a interrumpir

En diferentes ocasiones me han dicho: Ah, pastor, el mundo está cambiando allá afuera con la perspectiva de género. Y mi respuesta siempre es la misma: En casa no. En casa lo que hay que hacer es mirarse en el baño, ya tú estás bien definido, ya rápido.

Otro caso común es que me digan que sus amigos siempre los invitan y por eso es que salen y no ahorran y la verdad es que si tienes amigos que saben que estás ahorrando para un mejor carro y todos los fines de semana te invitan a comer a un restaurante, no son tus amigos.

Pastor, ¿pero qué quiere decir? ¿No salgo con ellos? No todos los días, sal de vez en cuando, cambia tu manera de pensar. Pastor, pero es que el mundo me pone presión allá afuera. Aprende a decir que no, aprende a abrir las ventanas de tu casa y decir: “Lo que tengo que hacer, lo voy a hacer.

Lo que he decidido hacer, nadie va a interrumpir mis miércoles, nadie va a interrumpir mis domingos, nadie va a interrumpir mis mañanas de oración, nadie va a interrumpir mis diezmos, nada va a interrumpir mis ofrendas, nada va a interrumpir mis tiempos de lectura, nada va a interrumpir lo que yo tengo que hacer, lo que Dios ha dicho que yo haga”. No importa que el mundo se caiga alrededor mío, si Dios dijo que yo tengo que hacer esto, lo voy a hacer aunque el rey diga que se haga lo contrario.

Eso es lo que quiero que entiendas. Daniel decidió continuar a pesar de que el mundo había cambiado. A pesar de que el mundo cambió, a mí no me importa, yo no voy a cambiar. Las cosas buenas no se cambian. Lo que yo tengo que hacer.

En estos días hablé apasionadamente con una persona, un amigo, lo considero un amigo. Es un político y estaba en la radio diciendo algo y yo tenía que ir a Notiuno ese mismo día. Llegué allí furioso y en el pasillo me oyó porque esta persona decía que en los tiempos de antes, eso fue cuando me hice viral los otros días con lo que dije, estuve 3 horas en la radio pegado allá, que al fin y al cabo todo el mundo me daba la razón. “No, pero F tiene razón, lo que él dice es cierto”. Verdad que siempre me tiran, pero al final me dan la razón, ¿verdad?.

Estábamos hablando de la crianza de los hijos y esta persona está defendiéndose, esta persona está hablando bien de mí. “No, pero F, sabes lo que pasa es que Font es ultra conservador de derecha, tú sabes. Y acuérdate que los evangélicos son más tradicionales que los católicos”. Y estaban dando toda esta explicación, ¿verdad? Y lo sabes qué, primeramente, si yo soy más tradicional que los católicos, gloria al Señor. Y si soy más conservador que otra gente, orgulloso me siento. Que nunca me pongan en el área liberal.

Esta persona está diciendo: “No, porque los tiempos cambian”. Entonces, mira, en mi casa, cuando yo llegaba a casa, mi papá llegaba, se sentaba en la mesa, en la silla principal, nadie comía hasta que papi comía. Nadie, nadie se atrevía en mi casa y nadie podía comer si papi no hacía una oración. Había que hacer una oración y todo el mundo tenía que orar.

Yo era un muchachito joven y yo tuve que orar y tenía que orar allí. Pero tú sabes, “Font tiene que entender”. Los jóvenes de hoy son diferentes a los jóvenes de antes, ¿verdad? Mira, si, pero yo no me siento a esperar que cambien, yo me siento a orar.

Llegué allí a la radio y en el pasillo le dije: “¿Tú me estás diciendo a mí que lo que tu padre hizo contigo, que te ha traído donde tú estás en el día de hoy, tú no eres capaz de hacerlo con tus hijos? O sea, ¿tus hijos no son capaces de respetarte con que tú hagas una oración en una mesa?” Le dije: “Oye bien, el mundo no ha cambiado, el que cambiaste fuiste tú. El mundo no ha cambiado, el que cambiaste fuiste tú”.

Y ahí es donde usted y yo tenemos que mantenernos firmes en todo el sentido de la palabra. Los hábitos que haces diariamente son los que van a determinar cómo vas a enfrentar los problemas del futuro.

Cuando nosotros miramos la vida de Daniel, el orar con las ventanas abiertas lo hizo caer en el foso de los leones. Ese hábito de orar no le trajo resultados buenos inmediatamente, pero cuando fueron a buscarlo en la fosa de los leones, lo encontraron orando. Y la oración que lo metió en el foso de los leones fue la oración que no lo sacó del foso de los leones, sino que lo libró. Porque hablas tú o te comen los leones. O oras tú o te comen los leones.

Yo vengo a decirte en el día de hoy, crea los hábitos que tienes que crear para que tu carácter se renueve. Y yo no tengo que darte una lección hoy de cuáles son, ya tú lo sabes: tu vida de oración, tu vida de ofrendar, tu vida de diezmar, tu vida de presentarte delante del Señor, de venir a la casa del Señor, todos tus hábitos espirituales, de leer un devocional todos los días, de conectarte con otros hermanos en la fe, de lo que tienes que hacer en tu casa, trabajar fuerte, ahorrar, prepararte, estudiar, todo lo que tenemos que hacer día tras día.

No importa lo que el rey diga, no importa lo que el rey hable, no importan los cambios que haya en el mundo, yo voy a hacer lo que Dios dice que yo tengo que hacer. Y eso mismo es lo que me va a asegurar la victoria, porque cuando los problemas vengan, yo sabré cómo enfrentar cada uno de ellos.