El dominio propio
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El dominio propio


No es ningún secreto que lo externo puede despertar en nosotros deseos y añoranzas de cosas que, al final, solo nos brindan una aparente sensación de placer.

Por eso es tan importante el dominio propio. Es necesario conocer la Palabra, conocer a Dios y, a través de ello, conocernos a nosotros mismos.
Construir hábitos que nos atan es fácil cuando no practicamos el dominio propio.

Un punto que puede provocar deseo en nuestra vida, son los lugares. Los lugares donde estamos, los lugares donde nos encontramos. No sé cuántos aquí han tenido la experiencia de viajar a algún país en algún momento dado o, por ejemplo, estar en Estados Unidos de un día para otro. Llegas allí, llevas tres horas y de repente comienzas a soñar cómo sería si vivieras allí. Llevas tres benditas horas nada más y con tres horas de probar el sitio tú dices: “Wow, yo me vería aquí en este lugar”. Es impresionante.

Cada vez que viajo a cualquier lugar, pienso: “¿Qué sería de mí si viviera aquí? Qué hermoso”. Pero, hermano, cuando escuchas a la gente que tiene los mismos problemas, las mismas dificultades, cuando ves los mismos problemas de tráfico, te das cuenta de que tienen que manejar los mismos asuntos. Pero los lugares provocan en tu vida esos deseos que comienzan a meterse en tu interior. El problema es que, si no lo sabemos manejar, comenzamos a construir un sinfín de hábitos que nos atan, tratando de perseguir cosas que eventualmente nos causan destrucción.

Todo lo que te he dicho es para llevarte a este verso de Romanos capítulo 7. Mira la batalla que tenía el apóstol Pablo en el verso 19: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. Pablo dice: “Ya no puedo controlar el pecado que hay en mí porque ya está tan arraigado dentro de mi vida que no lo puedo manejar”. Dice: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios. Pero veo otra ley en mis miembros que se revela contra la ley de mi mente y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios por Jesucristo, Señor nuestro. Así que yo mismo, con la mente, sirvo la ley de Dios, más con la carne, la ley del pecado”.

Esta es la batalla de todos nosotros. Lo que quiero hacer, no lo hago. Esto ya se me ha metido tan adentro. La influencia viene de afuera, la influencia ha llegado desde lo que aprendí, lo que vi, todo lo que oigo, todo lo que veo, todo lo que la gente me dice, todo lo que miro en las redes, todo lo que miro en cualquier lugar, las sensaciones que he tenido a través de mi vida, las experiencias que hay a mi alrededor. Ahora se me ha metido tanto dentro de mí, que batalla dentro de mí porque yo sé lo que tengo que hacer y no lo quiero hacer. Pablo mismo decía: “¿Quién me libra de este cuerpo de muerte? ¿Quién me saca de esto? ¿Quién me saca de esta situación que tengo?”

Ahí es donde tú y yo tenemos que comenzar a entender que hay tres niveles en nuestra vida que nos ayudan a tomar control de nuestros hábitos. Número uno, está el entender que estoy fuera de control. Tiene que haber un momento dado en que dices: “¿Sabes qué? Yo tengo que tomar control sobre esto porque está fuera de control”. Hay gente que tiene su vida bajo control, que tiene ciertos deseos que ha logrado dominar con sus pensamientos, y los controla, y se aguanta, y lo resiste, y le duele y le molesta, pero lo rompen en frío.

Excelente. Qué bueno que lograste salir de estar fuera de control para estar bajo control, pero hay un nivel más grande al que tienes que llegar, y es a tener dominio propio sobre tu vida. El dominio propio no es el ejercicio de la fuerza de voluntad. El dominio propio no es meramente tratar de cambiar tus deseos. El dominio propio no es meramente tratar de controlar tus ideas y tus pensamientos. El dominio propio es someterte al poder del Espíritu Santo para una sola cosa: que el espíritu que está dentro de ti tome control sobre toda tu vida, tome control sobre todos tus pensamientos, tome control sobre todo tu ser. No se trata de controlarte a ti mismo, se trata de que el Espíritu Santo, que dice la palabra del Señor en el libro de Timoteo, segunda de Timoteo, que Dios no te ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

El espíritu que está dentro de ti no es de cobardía, no es de temor, no es de ninguna de esas cosas, sino de dominio propio. Tiene que haber un momento en la vida de todo creyente en que diga: “¿Sabes qué? Mi carne desea estas cosas. Todavía están estos hábitos de afuera hacia adentro, pero el dominio propio del Espíritu Santo que está desde mi interior es lo que me da la fortaleza para caminar en lo que Dios dice que tengo que caminar, para que pueda tener la victoria que Dios quiere que tenga”.

Ahora te explico por qué es la única manera en que vas a ser feliz. Presta atención. Todo el que tiene su vida bajo control es infeliz, pero el que vive bajo el dominio propio es feliz. Porque el que tiene su vida bajo control lo que está es tratando de él, con sus fuerzas, someterse, obligarse a sí mismo. Y todo el que vive obligándose a sí mismo vive una vida miserable. Vive una vida miserable hasta que esto no se mete en tu interior. Todo el que está tratando de obligarse a hacer dieta vive miserable. Entonces, me dices: “Pastor, lo tengo bajo control”.

Eres un miserable, estás amargado todo el día. No me digas que eres feliz. Esto no es parte de tu vida, lo sufres todos los días, todos los días quieres romper la dieta, todos los días. Pero eso lo digo con la dieta y con todo en la vida, con todo en tu vida. Porque entonces, estás tratando de someterte a ti mismo y es mejor someterte que estar fuera de control, pero vamos a ser honestos, ¿cuánto tiempo puedes tú someterte a algo que te hace infeliz?

4 Comments
  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 09:30h, 11 December Reply

    Gracias por esta palabra pastor Otoniel Font tomo esta palabra en mi vida muchas bendiciones.

  • Ángel Rodríguez
    Posted at 11:36h, 11 December Reply

    Amén pastor, me siento ahora mismo con el agijon de Pedro…

  • Liseth Trujillo
    Posted at 23:33h, 13 December Reply

    Amén y amén así sea🙏🏽🙏🏽🙏🏽

  • Oswaldo Monier
    Posted at 08:24h, 15 December Reply

    PRECIOSO ESPÍRITU SANTO, Fortaleceme Para Tener Dominio Propio Y Alejarme, Dejar Todo Deseo De Malos Hábitos Para Mi Vida
    AMÉN 🙏🙏🙏

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