Que sea Su voluntad
19575
post-template-default,single,single-post,postid-19575,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.3.3,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

Que sea Su voluntad

Oremos al Padre y vivamos para que nuestra vida esté encaminada a Su voluntad. 

A través de nuestro corazón fiel y prudente, honramos al Señor. Esto cambia nuestro enfoque y nos hace vivir realmente entendiendo que Él es el único dueño de todo; Su voluntad es la que nos mantiene vivos.

Todo lo que tengo lo tengo que honrar con todo lo que hago, porque Él es el dueño. Él es el dueño de mi cuerpo; Él fue el que me lo entregó. Sin Él, yo no tuviera este cuerpo, y el día que Él no quiera que yo esté aquí, para afuera. Lo primero que hay que decir para ser un gran administrador es: “No se haga más mi voluntad, sino la tuya”.

No se trata de aprovechar el tiempo para tener más tiempo para mí. Es: “Señor, quiero tener más tiempo para lo que tú me pidas. Amén.” No es que quiero más dinero para lo que yo quiero hacer. “Señor, quiero que me sobre más para lo que tú me pidas que yo haga, para lo que tú quieras que yo haga, para lo que tú quieras que yo logre. ¿Qué es lo que tú quieres que yo haga con esto, Señor? Que no sea mi voluntad, sino que sea la tuya”.

El problema de muchos, aun en la iglesia, es que como no son malos administradores y son buenos administradores, quieren la recompensa de los que son fieles. Pero fidelidad y prudencia son cuestiones del corazón. Lo que honra a Dios no es tu buena administración, sino el corazón fiel y prudente mientras administras.

Cuando nosotros comprendemos eso, nuestra vida cambia. Porque ahora nuestro enfoque es diferente. Ahora comenzamos a ver la vida de una manera diferente y comenzamos a tomar decisiones diferentes.

Te voy a leer unos versos en un momento, pero, ¡oiga bien! Cuando nosotros comenzamos a tener esta conciencia y sometemos nuestra voluntad a la voluntad de Dios, entendemos varias cosas como administradores de Dios:

Él es el dueño de todo. Yo tengo que honrarlo con todo lo que hago porque Él es el dueño. Él es el dueño de mi cuerpo; Él fue el que me lo entregó. Sin Él, yo no tuviera este cuerpo, y el día que Él no quiera que yo esté aquí, para afuera.

Cada día que tú tienes es un día prestado que Dios te da. No fue el despertador quien te levantó esta mañana; fue Dios quien te levantó. Ponle ese despertador a un muerto y suena, y suena, y suena, y no se va a levantar. Fue Dios quien te levantó esta mañana.

Desde esta mañana, ¿qué hiciste? ¿Honrar a Dios con tu cuerpo, o lo que salió por tu boca fueron maldiciones, problemas, quejas? O esta mañana, ¿lo primero que hiciste fue darle gracias a Dios porque te levantaste? “Señor, gracias porque me diste este cuerpo. Gracias porque voy para la iglesia. Señor, voy a ver a los hermanos en la fe. Señor, sabrá Dios a quién me voy a encontrar”.

Él es el dueño de tu cuerpo; Él es el dueño de tu mente. “Ya sea esta mente en vosotros, no tu mente, sino la mente de Cristo”, dice la palabra del Señor. Todos los recursos que tú tienes, tu trabajo, todo lo que Dios ha puesto en tus manos, le pertenece a Dios. Es de Dios; todo es de Él. Todo es para Él; Él es el dueño.

Yo tengo que entender eso. El día que yo entienda que Él es el dueño, entonces me doy cuenta que tengo que tener responsabilidad con lo que Él ha puesto en mis manos. Tengo que vivir por la responsabilidad de cuidar de todas estas cosas correctamente.

Óigalo bien: el día de hoy, papá que estás aquí, tus hijos te los dio Dios. No todo el mundo tiene el privilegio de tener hijos. Los hijos que tú tienes te los dio Dios, y tú eres responsable de ellos. No es el gobierno, no es la escuela, no son los abuelos; tú eres responsable de ellos.

Tú eres responsable de saber dónde están, a qué hora, dónde están, de buscarlos, de llamarlos, de perseguirlos, de buscarlos. Si tú no los buscas y tú no te haces cargo de ellos, terminan en la calle.

2 Comments
  • marttha
    Posted at 23:05h, 31 October Reply

    Amén gracias por la palabra

  • Oswaldo Monier
    Posted at 07:16h, 01 November Reply

    Que Sea Tú Voluntad Y No La Mía Todo Lo Que Tú Quieras Hacer En Mi Vida AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏 🙏

Post A Comment