23 Oct ¿Jesús es tu Señor?
La obediencia es un acto de fe y confianza, y es un concepto que se ve claramente en la historia de Abraham e Isaac. Cuando Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo, Isaac no escuchó directamente de Dios, sino que tuvo que confiar en que su padre había oído bien.
No es lo mismo escuchar directamente de Dios que recibir una palabra a través de alguien más, especialmente si esa palabra implica un sacrificio tan grande. Isaac tuvo que depender de la fe y la confianza que tenía en su padre, creyendo que Abraham estaba obedeciendo a Dios.
En muchas ocasiones, nosotros también nos encontramos en situaciones donde Dios nos pide sacrificios, y a veces no obedecemos, no porque no sepamos lo que debemos hacer, sino porque tememos o buscamos agradar a los demás.
Nos aferramos a cosas que Dios nos ha pedido que soltemos, tal como lo hizo Saúl cuando no sacrificó todo lo que Dios le pidió. Nos justificamos diciendo que es para “ofrecerlo a Dios” o que lo hacemos por el bien de los demás, pero la verdad es que no estamos confiando plenamente en Dios.
La obediencia no solo es un acto de reconocimiento de autoridad, sino también de confianza. Obedecemos a quien confiamos. Cuando somos niños, obedecemos por temor, pero cuando crecemos, nuestra obediencia debe venir de la confianza en que quien nos guía sabe lo que es mejor para nosotros.
La confianza es clave. Si no estamos obedeciendo a Dios en todas las áreas de nuestra vida, es porque no confiamos completamente en que Él cumplirá lo que ha prometido. Mientras más revelación y conocimiento tengamos de Dios, más obediencia se espera de nosotros. No podemos decir que llevamos años en la fe y seguir comportándonos como si recién empezáramos. Dios espera que cada vez seamos más maduros en nuestra obediencia y que dejemos de buscar excusas.
Esto me recuerda una experiencia con mis hijas. Un día, mi esposa y yo salimos, y ellas se quedaron solas en casa. Nos llamaron emocionadas para contarnos que habían cocinado solas. Hicieron arroz chino y salmón. Al principio, pensé que habían recalentado el arroz blanco del día anterior, pero cuando llegamos a casa, nos dimos cuenta de que habían hecho todo desde cero, siguiendo un video de YouTube. No solo cocinaron, sino que también dejaron la cocina impecable.
Este incidente me enseñó algo importante: una vez que demostramos que somos capaces de algo, no hay vuelta atrás. Ellas me demostraron que pueden cocinar y limpiar sin ayuda, y ahora sé que no hay excusas. De la misma manera, cuando crecemos en nuestro conocimiento de Dios y sabemos lo que debemos hacer, ya no podemos justificarnos o dar excusas para no obedecer. Dios espera que actuemos de acuerdo con lo que ya sabemos.
En conclusión, la obediencia no se trata solo de hacer lo que se nos pide por temor o presión, sino de confiar en Dios y reconocer Su autoridad en nuestras vidas. Mientras más aprendemos y crecemos en la fe, más se espera de nosotros.
Wiliam Antonio Chacon Vargas
Posted at 08:43h, 23 OctoberAmén y muchas bendiciones gracias por esta palabra.
Oswaldo Monier
Posted at 10:30h, 23 OctoberTú Eres Nuestro Único Señor Y Guía De Nuestras Vidas AMADO PADRE CELESTIAL, SEÑOR JESUCRISTO Y PRECIOSO ESPÍRITU SANTO
AMÉN 🙏🙏 🙏
Liseth Trujillo
Posted at 10:19h, 24 OctoberAmen y amen asi sea🙏🏽🙏🏽🙏🏽🙌🏽🙌🏽🙌🏽❤️❤️
marttha
Posted at 21:39h, 25 OctoberAmen Gloria a Dios