16 Oct  Ama a tu hermano

Alguien me decía los otros días: “Pastor, es que esta persona puso esto en Instagram, ¡mírelo, mírelo, mírelo! ¿Qué puso? Eso lo puso por mí.” Yo le dije: “Si lo puso por ti, ¿qué importa? ¿Qué le vas a decir?” “Lo que debo poner es la camisa a los dos.” Cada vez que Dios prospere a alguien en la iglesia, que no te dé envidia, que no te dé celos, todo lo contrario. Si te puedo ayudar y te puedo impulsar, que nada nunca te llene de envidia ni te lleve a hacer cosas locas.

Hermano, si usted ve los Instagram de la gente de la iglesia que se fue de vacaciones, dígale: “¡Gloria a Dios que lo pueden pagar y que se fueron de vacaciones!” Lo único que espero es que no estén endeudados hasta el cuello, sino que lo puedan pagar. Pero no salga usted a lo loco a comprarse un pasaje solo para poner un Instagram y hacer lo mismo. 

Usted vaya a su tiempo, a su espacio, celebre lo que Dios hace. Viva las cosas con calma, ame a su hermano y nunca permita que la envidia entre en su corazón. Al contrario, ¡celébralo!

Número tres: si algo desgasta nuestros corazones son las ofensas. Las ofensas, llegan a nuestra vida porque a veces no aprendemos a filtrar lo que la gente dice. Las ofensas llegan porque a veces nosotros no concientizamos que alguien puede tener un mal día, y nos ofendemos porque alguien dice algo, otro comenta lo otro, y así sucesivamente. La verdad es que hay gente que dice cosas por molestar.

Alguien me decía los otros días:  “Pastor, esta persona puso esto en Instagram, míralo, míralo, lo puso por mí.” Yo le dije: “¿Y qué importa? ¿Qué le vas a decir? ¿Qué le voy a decir? Lo que debes hacer es ponerte la camisa.” Es una tontería: “Pastor, lo hace para molestar, ella sabe que lo voy a ver, sabe que lo voy a mirar.” 

¿Estamos a esas alturas en nuestra vida? Pastor, ¿qué hago? ¡Bórralo! Lo mejor que puedes hacer es darle unfollow, no verlo. “Pastor, pero usted no ve que lo hace por mí.” Y si lo hizo por ti, ¿al final te lo merecías? Le dije a la persona: “Déjalo, esa persona quizás solo está liberándose”.

Algo que he aprendido con la gente es a tolerar. No tomes todo como una ofensa. A veces la gente dice algo, hace algo, y aunque lo hagan con maldad, te toca a ti decidir si te molestarás o no. Yo he decidido amar por encima de todas las cosas.

El amor entre nosotros no es lo mismo que el amor que alguien que no está siente. No sería correcto darle el plato de comida de una hija mía a alguien de la calle. Eso no es amor. Si mi hija peca, falla o es mala, todavía se merece más el plato que aquel que está en la calle. Lo que le pido a Dios es que me prospere para darle a mi hija y también al que está en la calle, pero no es el mismo amor.

Mi oración por ti hoy es que siempre tengas en ti el deseo de amar, y que Dios te use para amar a otros. Y cuando no tengas fuerzas, dile al Espíritu Santo: “Ayúdame a amar como tú quieres que yo ame. Señor, aquel me hirió, aquel me ofendió, aquel se fue, aquel no está, aquel me negó. 

Pero dime, ¿a quién tengo que amar? Úsame, Señor, permite que tu amor se manifieste a través de mi vida”. En el nombre poderoso de Jesús, verás al Espíritu Santo obrar en ti como nunca antes, de forma sobrenatural. ¡Dale un aplauso al Señor! En esta hora, ¡ponte de pie!