Caminemos con Jesús
19265
post-template-default,single,single-post,postid-19265,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.3.3,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

Caminemos con Jesús

A diferencia de los primeros discípulos, nosotros no podemos caminar físicamente con Jesús, pero esto no significa que lo hagamos solos. A través de Su Palabra, caminamos junto a Él en nuestro paso terrenal. No debemos temer a nada, pues en la Biblia siempre encontramos la respuesta. Es momento de que caminemos con Jesús.

Una de las excusas más grandes que hay es: “Pastor, es que no la entiendo”. Bueno, no la entiendes porque ni preguntas ni buscas. Jesús mismo necesitó preguntar y averiguar. Mira lo que dice el apóstol Juan, es el punto que yo quiero llevarte en el día de hoy. En Primera de Juan, capítulo 1, dice en el verso 1: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos palpado y tocado con nuestras manos, tocante al Verbo de vida”. Y hace un paréntesis: “Porque la vida fue manifestada y la hemos visto, y testificamos y anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó”.

Entonces, el verso 3 dice: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea cumplido”.

Presta atención. Juan está diciendo: “Nosotros caminamos con el Verbo hecho carne”. Ellos caminaron con Jesús, la palabra manifestada, la palabra hecha carne, hecha realidad, hecha verdad. Caminaron al lado de Él. Tú y yo no tenemos ese privilegio. Tú y yo no podemos caminar físicamente con Jesús, y por eso Primera de Juan dice: “Nosotros que caminamos con la palabra encarnada te la hemos dejado escrita. Nosotros tuvimos relación con la palabra encarnada viva, que caminó con nosotros. Ustedes no tienen ese privilegio de caminar con el Verbo físicamente como caminamos nosotros, pero los que caminamos con Él lo dejamos escrito para que lo mismo que hizo el Verbo que caminó con nosotros, esto que está aquí haga contigo”.

Cuando Jesús dijo: “Coman mi carne y coman y beban mi sangre”, Él no está hablando de que se comieran la carne de Él físicamente. Él lo que estaba era recordando que el Verbo se hizo carne. Si tú te comes la palabra, si tú disfrutas de la palabra, si disfrutas de lo que te estoy diciendo, si tú oyes que te transforma, eso es lo que tienes que comer todos los días. Eso es lo que tienes que digerir en tu cuerpo todos los días, eso es lo que tienes que vivir. Si tú disfrutas de eso… Oiga bien, es imposible amar a Dios y no amar su palabra, porque esto es para nosotros lo que Jesús físicamente fue para sus discípulos, y nos dejó escrito el Verbo para que tú y yo nos lo devoremos.

La confusión desaparece de tu vida. Tienes autoridad, tienes poder en el momento que comienzas a amar la palabra por encima de todas las cosas. Es imposible que me digas que eres un discípulo de Jesús y no amas su palabra, y no amas su palabra, y no amas su palabra. Yo quiero orar por ti en el día de hoy para que, desde hoy en adelante, haya una pasión por la palabra de Dios. Una de las excusas más grandes que hay es: “Pastor, es que no la entiendo”. Bueno, no la entiendes porque ni preguntas ni buscas. 

Jesús mismo necesitó preguntar y averiguar, número uno. Número dos: hay muchas cosas que no necesitas entender, que hay un montón de cosas en tu vida que lo único que tienes que declarar es lo que dice la palabra, como hizo Jesús. Escrito está: te dieron un reporte negativo del médico, escrito está Isaías 53: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

Escrito está, escrito está, escrito está. “Pastor, es que siento culpabilidad, siento condenación”. La Biblia dice: “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Segunda de Corintios te dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron y aquí todas son hechas nuevas”. “Pastor, tengo depresión, tengo tristeza, mi mente no me deja estar tranquilo”. Salmo 103: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová. Oye, no te olvides, malagradecido, de ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, Él es quien sana todas tus dolencias, Él es quien rescata del hoyo tu vida, Él es quien te corona de favores y misericordias. Él es el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezca como las águilas”.

“Ah, pastor, me siento débil en mi vida. Me siento débil en mi vida”. Joel 3:10 dice una cosa: “Diga el débil: Fuerte soy”. “Pastor, es que no sé qué hacer porque no tengo dinero. Pastor, no sé qué hacer porque las cosas están difíciles”. El verso más poderoso de dinero es Filipenses 4:13: “Todo lo puedo”. “Pastor, pero ¿por qué ese verso es de dinero?” Porque lea los versos anteriores, y Pablo dice: “Sé tener mucho y sé tener nada; mas todo lo puedo cuando tengo dinero”. Pablo dice: “Todavía no dependo del dinero porque cuando tengo me doy cuenta que todo lo puedo en Cristo, y cuando no tengo, también”. Así que cuando estás rico o estás pelado, la respuesta es la misma. Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Es la palabra por la que yo tengo que vivir.

2 Comments

Post A Comment