¿Quién te enseña lo bueno?
18799
post-template-default,single,single-post,postid-18799,single-format-standard,bridge-core-3.0.5,mec-theme-bridge,qi-blocks-1.3.3,qodef-gutenberg--no-touch,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-29.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.9.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-14558

¿Quién te enseña lo bueno?

Muchas veces, por diferentes circunstancias de la vida, esperamos que venga alguien a enseñarnos lo bueno, a cómo actuar, a hacer lo correcto, a mostrarnos el camino a seguir. Pero resulta que “lo bueno” es una decisión, tú decides empezar a actuar correctamente. 

Hoy te hablaré un poco al respecto en este video. 

Tu hijo tiene conciencia de lo que es ser un buen hijo y a veces yo me pregunto si la gente tiene conciencia de lo que es ser un buen miembro de una iglesia porque el día que yo decido ser miembro de una iglesia no es tan solo lo que la iglesia va a hacer por mí, es yo como miembro cómo me voy a comportar porque ya yo no soy una visita, yo no soy otro del grupo. En los matrimonios, si se casa un hombre con una mujer, no tienen posibilidades de sobrevivir como matrimonio. Voy a decir eso, porque para tener un buen matrimonio hay que dejar de ser hombre y hay que dejar de ser mujer, y hay que ser esposo y esposa. Y si tú no eres esposo, te comportas como todos los hombres, y si tú no eres esposa, como todas las mujeres. Y todo el que fracasa en el matrimonio es porque se unen y siguen siendo hombre y mujer, y no son esposo y esposa. Porque el esposo vive de otra manera como no viven los hombres allá afuera. Y el que viene y me dice cuando está casado: “Pastor, es que todos los hombres pasamos por esto”, me dice que nunca te convertiste en esposo, porque el esposo no se supone que haga eso.

Fíjate cómo Cristo dice acerca del matrimonio, cómo él habla acerca de la iglesia y de cómo es la relación de esposo y esposa, de novio y de novia. Cuando tú dices que tú eres novio de una persona o novia de una persona, eso es una categoría diferente. Y cuando tú dices que tú eres esposo, es una categoría diferente. Y, por supuesto, yo sé que lo que he dicho, usted tiene que pensarlo, meditarlo por un momento y no malinterprete lo que estoy diciendo. Uno sigue siendo varón, pero si me sigo comportando como los hombres, me comporto como todos los demás. Y cuando yo me caso, me santifico para una persona y lo que hago es convertir un vaso normal en uno que se llama esposo, en uno que se llama esposa. Y la actitud de un esposo y de una esposa es diferente a la de un hombre y a la de una mujer.

Le enseñaba a los pastores de nuestro concilio en estos días, domingo en la noche, a nuestros coordinadores de red, que nosotros en la iglesia, yo como pastor, siempre siento la presión de ser mejor pastor, de tener una mejor iglesia, de ser los mejores. Y cuando alguien se va y alguien ya no deja de venir y critica y hace cualquier cosa, yo siempre hago una retrospección: ¿Qué pude haber hecho mejor? ¿Qué pudimos haber hecho? A lo mejor fallamos siempre, pero como somos gente responsable, queremos aprender. Pero a veces nos cae un sentido de culpa. Y les dije este domingo en la noche, y sentí que en el grupo se liberaron las culpas. Les dije: Puede ser que sea que no tenemos buenos miembros, porque puede ser que tú seas un gran pastor y lo que no tienes son buenos miembros en la iglesia. Es como el que tiene un hijo. Siempre te echan la culpa a ti como papá. Pero puede ser que el que no es buen hijo es tu hijo. Podría ser eso, se podría llegar a ser. Porque uno como papá responsable dice: Déjame, yo sé lo que tengo que hacer. Pero la pregunta es: ¿tu hijo tiene conciencia de lo que es ser un buen hijo?

Y a veces yo me pregunto si la gente tiene conciencia de lo que es ser un buen miembro de una iglesia. Porque el día que yo decido ser miembro de una iglesia, no es tan solo lo que la iglesia va a hacer por mí, es yo como miembro cómo me voy a comportar porque ya yo no soy una visita, yo no soy otro del grupo, de mí se espera algo diferente porque tú decidiste ser. Y así pasa en la vida cristiana, nunca podrás vencer el pecado y las cosas del mundo hasta que tú no sepas que estás separado para algo. Esta es la conciencia que tienen los atletas. Esta es la conciencia de la gente que alcanza grandes éxitos. Los atletas no comen cualquier cosa, van a una hora en específico a hacer ejercicio. Y los viernes en la noche, mientras todo el mundo afuera está jugando, esa gente está metida en la casa. Y si dan una fiesta, lo que toman es agua. Y esa gente está entrenando solo porque se han separado para las olimpiadas. Esa gente se ha santificado para las olimpiadas, se han separado.

Pero honestamente, si tú no estás esperando competir en unas olimpiadas, tú mismo te preguntas diez veces: Hoy iba a salir a correr y hacía calor. Y alguien en casa me dice: Usted, pastor, ¿va a salir a correr con este calor? Le dije: Mira, voy a salir a correr con este calor, porque el problema es que siempre tengo una excusa para no salir. Ayer estaba lloviendo y hoy hace mucho calor. Así que el que tiene disciplina tiene que salir, llueva o haga calor. Porque si no salgo, no. Entonces la pregunta que tú tienes que hacer es: ¿Para qué tú te estás separando? La santificación requiere de ti hoy entender de una vez y por todas que hay algo para lo cual Dios te ha escogido, hay algo para lo cual tú tienes que hacer en esta tierra, hay algo, hay un propósito en tu vida. Y el propósito más grande es servirle a él, adorarle a él, que tu vida dé testimonio de él. Por eso es que tú y yo no podemos comportarnos como se comporta el mundo. Por eso es que tú y yo tenemos que decidir no estar en lugares donde está el mundo. Por eso es que tú y yo tenemos que obviar cosas que el mundo hace. Ah, pastor, pero no hay pecado en eso. Todo me es lícito, pero no todo me conviene. Y yo decido separarme para hacer algo en particular en mi vida porque Dios me escogió para eso. Y en eso es que voy a vivir y así es que voy a vivir.

Pero si tú no tienes sentido de propósito, sentido de misión, ponte a pensar: ¿para qué dejar esas cosas que el mundo hace?

2 Comments
  • Wiliam Antonio Chacon Vargas
    Posted at 09:48h, 12 July Reply

    Amén muy cierto tengo que tener carácter y convicción bendiciones.

  • Oswaldo Monier
    Posted at 11:03h, 12 July Reply

    Que Él Poder de Tú Gracia Me Acompañe Por Siempre AMADO PADRE CELESTIAL
    AMÉN 🙏🙏

Post A Comment