Él estará contigo hasta el final
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Él estará contigo hasta el final

No subestimemos el poder de la gracia, por el contrario, será eso lo que nos garantizará las herramientas para la salvación. 

A pesar de eso, recuerda que sigues siendo hijo de Dios, sea como sea, un buen padre nunca abandona a sus hijos. 

Pero no importa. Ni aun cuando le neguemos como hizo Pedro, el Señor siempre nos va a amar hasta lo último. Y algo puedes estar seguro: que te va a buscar siempre hasta el último momento, y no tan solo te va a buscar, te va a encontrar. Te va a encontrar para que tengas la oportunidad de dejarle saber cuánto le amas, de tus debilidades y de tus problemas. Seamos honestos, ¿cuántos de los que están aquí, en algún momento dado, no tienen la fe, no sienten la autoridad, la capacidad de orar, de conectarse con Dios, solo porque saben que su pensamiento está luchando con muchas cosas en su mente? Y cuando te acercas a la oración, no tienes la fe y la confianza de pararte firme y de orar porque simplemente, hace un ratito atrás, le mentiste a alguien y porque hace una semana atrás cometiste un error. En nuestra mente, nuestros errores, nuestros pecados, nuestros fracasos, naturalmente hablando, van minando nuestra confianza en nuestro interior y nos van robando la paz. Y entonces comenzamos a decir: “¿Sabes qué? Esto me está pasando porque estoy pecando. Esto me está pasando y todo esto me ha venido porque estoy mal”. Y entonces eso quiere decir que ya Dios no me ama, y vienen todos estos pensamientos a mi mente, y comienzo yo a sufrir en mi cabeza cuando tengo que saber que no hay nada que yo haga que pueda apartarme del amor de Dios sobre mi vida. El día que le entregué mi vida a Él, soy salvo por la gracia de Dios y puedo tener paz en mi conciencia porque no soy justificado por mis actos sino por la gracia de Dios sobre mi vida. Es la gracia de Dios la que me justifica y es la gracia de Dios la que me da paz.

Preste atención, sé que lo que estoy diciendo es arriesgado en alguna manera porque alguna persona puede pensar que esto es una licencia para hacer lo que le da la gana. Pero la realidad es que nosotros, los creyentes, no estamos buscando una licencia para pecar. Los creyentes estamos buscando una salida día tras día para no fallar más, para no pecar más, porque sabemos la consecuencia del pecado. Sabemos que el pecado nos trae problemas, sabemos que el pecado nos trae más dificultades, sabemos que el pecado no va a hacer que Dios deje de amarme, pero me va a traer un montón de problemas en esta tierra que no debo tener. Sabemos que mi pecado no va a hacer que Dios me condene, pero la realidad es que el pecado me trae problemas. El pecado entenebrecido es con lo que lidiar día tras día. Tengo que limpiar mi mente de obras muertas. ¿Para qué meterle más problemas a mi cabeza? ¿Para qué meterle más problemas a mi cuerpo? ¿Para qué meterle más adicción a mi cuerpo, si tengo que luchar todos los días con la adicción a la droga, al alcohol, a la comida, a las malas palabras? Nuestro cuerpo está acostumbrado, nuestra mente está acostumbrada a actuar y a vivir de alguna manera, y todos los días, cada vez que actúo de esa forma, me siento mal, tengo las consecuencias, hiero a otras personas. Si yo soy de los que hablo mal todo el tiempo, hiero a la gente, lastimo a los que están a mi alrededor. Eso, hermano, daña mi relación, toda mi vida. Los cristianos, ¿qué estamos haciendo? Buscando una salida de todo eso. Pero no importa, ni aun cuando le neguemos como hizo Pedro.

El Señor siempre nos va a amar hasta lo último, y algo puedes estar seguro: que te va a buscar siempre hasta el último momento, y no tan solo te va a buscar, te va a encontrar. Te va a encontrar para que tengas la oportunidad de dejarle saber cuánto le amas, a pesar de tus debilidades y de tus problemas. Si hay algo que tenemos que saber es que Dios no descarta a nadie, que puede llegar un momento dado en la mente de una persona a verse entenebrecida. Sí, por eso necesitamos una salida del pecado. Porque, hermanos, en la medida en que sigues cediendo al pecado en tu mente y en tu cuerpo, cada vez más vas en retroceso, vas en una mente más oscura, vas hacia atrás, vas retrocediendo, y llega un punto donde he visto un montón de personas que abren la puerta a algo y van retrocediendo, retrocediendo, retrocediendo, al punto tal que en su corazón un día niegan a Dios por completo. Qué triste es que llegues a ese momento en tu vida solo porque no hayas sido capaz de vencer el pecado que ha querido destruirte a través de toda tu vida. Pero puedes estar seguro de algo: todos nosotros vamos a fallar, todos nosotros fallamos, pero su gracia es la que nos sostiene y la que nos mantiene libres en nuestras conciencias, trayéndonos verdadera paz porque somos justificados por la fe.

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