17 Apr Rama que da fruto

Que tú te levantes y le creas a Dios, que cambies tu manera de pensar, que realmente cambies tu manera de vivir y que vivas para Él, haciendo dos cosas: permanece en Él y lee la Biblia. Deja de estar mirando a gente que te tumba al piso y levántate. Deja de estar mirando el Facebook de otra gente que te tumba al piso. ¿Entiendes que tú no lo puedes enviar? Levanta tus manos y di: “Señor, voy a quitar mi vallado, haz lo que tú quieras. Te los encomiendo, Señor. Lo que te pido es que la próxima vez que se conviertan, manda un rayo y llévatelo en ese momento.”

Porque no, esa oración yo la voy a hacer en el día de hoy. Algunos que no de… Oiga bien la pregunta para terminar: ¿Cómo Dios te limpia, te levanta? Y número dos, por su palabra, Él le dice a sus discípulos en Juan capítulo 15: “Ustedes están limpios por la palabra”. ¿Sabes lo que es 3 años y medio oyendo a Jesús ahí? Y cada vez que tú vienes a la iglesia, la palabra te limpia, la palabra te limpia. Y sabes por qué la palabra te limpia, porque ajusta tus prioridades, ajusta tus valores, te ayuda a tener la perspectiva correcta de la vida.

Así que hay dos cosas que tú tienes que hacer: permanecer en Dios y oír su palabra. Permanezco en Él y oigo su palabra. Permanezco en Él y oigo su palabra. Y cada vez que vengo, Él me limpia un poquito más, limpia mi mente, limpia mis pensamientos, me limpia del odio, me limpia del coraje, me limpia del rencor, me limpia del pasado, me limpia de toda esa gente que va eliminando de mi vida poco a poco, que Él no quiere que yo esté pendiente. Él viene y me levanta, levanta mi ánimo, levanta mi vida y todo lo hace para que yo dé fruto.

Y yo no sé quién está en el día de hoy aquí, que va a decidir en esta hora. Yo no voy a hacer lema para para para para fogata, yo no voy a hacer rama para que me corten y me boten, yo no voy a hacer rama para que simplemente yo me queme. Yo voy a hacer rama para que Dios dé fruto en mí y que cuando la gente vea, pueda ver la gloria de Dios en mi vida. Esa es mi oración por ti en el día de hoy, que tú te levantes y le creas a Dios, que cambies tu manera de pensar, que realmente cambies tu manera de vivir y que vivas para Él, haciendo dos cosas: permanece en Él y lee la Biblia, permanece en Él y estudia la palabra, permanece en Él y oye su palabra, permanece en Él. Y deja que esta palabra vaya ajustando tu vida poco a poco, poco a poco, poco a poco.

Yo no sé cuántos de los que están aquí pueden darle gracias a Dios y ser testimonio de que la palabra que has oído a través de los años te ha ayudado a ajustar tu vida poco a poco, poco a poco, poco a poco. Te ha mantenido cuerdo en medio de los problemas, te ha mantenido en paz, te ha mantenido en tranquilidad. Yo no sé quién aquí le puede dar gloria a Dios por eso, pero cada vez que tú oyes la palabra y no sé cuántos lo pueden celebrar en esta mañana, pero yo puedo mirar hacia atrás y darle gloria a Dios, gloria a Dios, gloria a Dios, gloria a Dios, porque hay fruto y más fruto y más fruto y más fruto y más fruto y más fruto. Y Dios sigue cortando, Dios sigue quitando, Dios sigue sacando y seguimos dando fruto y fruto y fruto y fruto. Y su palabra me mantiene cuerdo, su palabra me mantiene en paz.

¿Y qué sería yo si no lo hubiera conocido a Él y si no hubiera conocido esta palabra? Yo no sé a quién vine a hablarle en esta mañana, pero Dios vino a levantarte porque Él quiere que tú des más fruto.