22 Feb Los lentes que te vas a poner

¿Qué es lo que quieres que la gente conozca de ti? ¿Qué es lo que quieres que tus hijas o tus empleados sepan de ti? ¿Cómo quieres que ellos tomen decisiones cuando tú no estés? Estas son algunas de las preguntas que nos podemos hacer cuando queremos conocer el carácter de alguien. Y lo mismo tenemos que hacer con Dios. Si queremos conocer su carácter, tenemos que preguntarnos qué es lo que él quiere que sepamos de él, qué es lo que él espera de nosotros, y cómo quiere que vivamos nuestra vida.

Todo lo que es verdad para nosotros tiene que ver con la gloria de Dios. Cada vez que vamos a tomar una decisión, tenemos que preguntarnos si le trae gloria a Dios, si honra quién es Dios en nuestra vida, o si lo deshonra. La gloria de Dios es el reflejo de su carácter, de su santidad, de su amor, de su poder, de su gracia. Todo lo que hacemos debe ser para su gloria, no para la nuestra.

Pero ¿cómo podemos saber si lo que hacemos le trae gloria a Dios? Una forma de evaluarlo es pensar en el impacto que tendrá nuestra decisión en el futuro. ¿Lo que estamos haciendo hoy pasa la prueba de los próximos 100 años? ¿Será tan bueno para las próximas generaciones como lo es para nosotros? ¿Estamos construyendo algo que va a durar, o algo que se va a desvanecer?

Estas son preguntas que me han tenido la cabeza volada por dos meses. Por ejemplo, el edificio que tuvimos sirvió por 30 años, pero los huracanes que vimos hace cinco años atrás pasan cada 100 años. ¿El que vamos a construir aguantará 100 años? Para muchos cristianos, esto no es relevante, porque piensan que el mundo se acaba mañana. Pero yo no creo que el mundo se acabe mañana. Así que cuando yo hago algo hoy, yo tengo que saber que eso va a estar más tiempo de lo que yo estoy pensando que puede estar, y va a estar más tiempo de lo que yo puedo estar. Por lo tanto, lo que tengo que hacer hoy, tengo que hacerlo en relación no a cuánto tiempo yo voy a durar, sino a cuánto tiempo yo quiero que dure lo que estoy haciendo.

Y cuando piensas la vida así, entonces comienzas a pensar todo bien diferente. Bien diferente. Pero ese es el carácter de Dios. Y ¿dónde yo veo el carácter de Dios en esa pregunta que te acabo de hacer, y que la vamos a estudiar más adelante, a final del año, probablemente? Lo veo en que Dios es un Dios de generación en generación. Todo lo que Dios hizo, lo hizo para que dure generaciones. Y sus promesas no están solo para ti, sino para tus hijos, los hijos de tus hijos, y dice la Biblia que por lo menos hasta la cuarta generación tuya está impactada.

Es impresionante e interesante que la maldición y tus problemas, dice la Biblia, que duran hasta la cuarta generación. Pero la bendición, ¿sabes hasta cuánto dura? Hasta 1000 generaciones, dice la Biblia. La bendición de Dios que camina sobre tu vida y que está sobre tu vida. La promesa es hasta 1000 generaciones. Tus errores, hasta tus bisnietos los van a pagar. Pero Dios no va a permitir que todas tus generaciones vivan en maldición por tus errores, porque la bendición que él ha puesto sobre tu vida es más grande que tus propios errores. Y mientras tus errores pueden marcar hasta la cuarta generación, la bendición de Dios sobre tu vida dura hasta 1000 generaciones.

Ese es el carácter de Dios. Y eso es lo que yo tengo que estudiar. Y esa es la verdad. Porque esto es tan importante, los tiempos que estamos viviendo.