06 Dec ¿Dónde se mueve el Espíritu Santo?

Cada gota de sangre derramada de Cristo en la cruz del Calvario que cayó en la tierra, ¿sabe por qué cayó en la tierra? Para redimir la tierra, cada gota de la sangre de nuestro Señor Jesucristo lo hizo para pagar el precio por ti y por esta tierra, para que esta tierra sea redimida, sea restaurada. 

¿Qué ocurre? ¿Qué sucede cuando Cristo está en la cruz del Calvario? ¿Qué ocurre en el templo? ¿Qué ocurre en el santuario? Dice la Biblia que de repente hubo un terremoto, la tierra se estremeció. Hubo un terremoto y el velo que estaba en el lugar santísimo se rasgó de arriba hacia abajo, aquel lugar que separaba la presencia de Dios del hombre, dándole acceso no al hombre al Espíritu Santo, sino al Espíritu Santo al hombre, para que ahora el Espíritu Santo pudiera salir de aquel lugar. 

El Espíritu de Dios pudiera salir de aquel lugar y ahora, por la sangre de Cristo, habitar en cada uno de nosotros y permanecer permanentemente en tu vida. Y Dios, a través de Jesús, redimió la tierra y te redimió a ti para ser del Espíritu Santo. Oiga bien: este lugar como su lugar permanente. Antes, el Espíritu Santo se movía sobre la faz de las aguas, antes se movía sobre la faz del abismo. 

Ahora, el Espíritu Santo se mueve sobre la tierra, porque se mueve en tu vida, dentro de ti, Él está en todo lugar y eso lo hizo Cristo en la cruz del Calvario. Pero la iglesia no lo entiende así.

Mira, si esto es así, y el punto que te quiero llevar en esta hora es que cuando nosotros vamos al libro de Romanos, capítulo ocho, observamos que la Biblia nos dice claramente que lo que está esperando esta tierra es la manifestación de los hijos de Dios. El libro de Romanos, capítulo 8, verso 18, dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.” 

Aún la tierra sabe lo que Cristo hizo en la cruz del Calvario. La tierra sabe que los que nos tenemos que manifestar somos nosotros. Pero ¿por qué no nos manifestamos? Porque no tenemos confianza en que el Espíritu Santo esté en nosotros. Necesitamos nuestras emociones, necesitamos nuestras sensaciones, necesitamos sentirlo. Necesito que alguien ore por mí, necesito caerme, necesito esto, necesito aquello, para yo sentirlo. Porque si no lo siento, pues no estoy muy seguro de que él esté aquí. 

Pero óigame bien: eso es vivir con la mentalidad del Antiguo Testamento. Eso es vivir como David, con miedo a que te vayas de mí. Eso es vivir con miedo. Dios mío, ¿estaré ofendiendo al Espíritu Santo conmigo? ¿Tendré poder hoy? Ay, pastor, no me siento con poder. Yo necesito que usted ore, porque hoy yo no me siento con poder. Pero ¿cómo que no te sientes con poder? Ay, pastor, es que esta semana he pensado cosas negativas. 

Si el Espíritu Santo va a habitar en ti, Él ya hizo residencia en tu vida. Él va a ir transformando todas esas cosas. Él quiere renovar todas esas cosas en tu vida. Y yo te quiero llevar. Pero tiene que haber esa confianza. Esta tierra lo que está esperando es la manifestación tuya y mía, con confianza y con seguridad. Los hijos de Dios tenemos que levantarnos a través del poder del Espíritu. Él ha hecho residencia permanente en ti, esta tierra lo sabe, esta tierra lo que está esperando es que tú y yo nos levantemos. Esta tierra lo que está esperando es que tú y yo hagamos el trabajo que tenemos que hacer. Yo lo que veo es que mucha gente ya se ha rendido.