18 Oct 5 Cosas que debes conocer para mejorar tu relación con el Espíritu Santo. III

Hay 3 cosas por las cuales usted tiene que entender que él es una persona. 

Número uno: porque si no, comete el error de solo usarlo. Si piensa que es poder, si piensa que es viento, si piensa que es fuego, solo lo usa y no hay peor peligro para dañar una relación que hacer que otra persona se sienta usada. 

Número dos: la única manera de adorar es que sea una persona. Porque si usted adora el poder, usted lo que crea es un ídolo, usted lo que crea es una religión falsa. Si usted adora el viento, eso lo hacen los indios. La única manera en que yo puedo adorar al Espíritu Santo y cantarle al Espíritu Santo y adorarle y prestarle adoración es si él es una persona, porque poder no se puede adorar, se puede adorar al Espíritu que tiene poder. Entonces mi vida cambia. 

Número tres: si no fuera una persona, sería solo una experiencia limitada. Solo tendrías una parte de todo lo que es él, en la persona tú lo tienes todo. Si solo te relacionas con una parte de su manifestación, te relacionas con una parte muy limitada, por eso es que tienes que entender que él es una persona y eso lo vamos a ver todos estos días.

Número cuatro: es el concepto de presencia. Presencia: una palabra muy usada en la iglesia, pero yo no puedo hablarte de presencia si no entiendes que es una persona. No podemos hablar de presencia solos si primero reconozco que es una persona, porque volvemos al punto: tú no puedes tener relación con una presencia, tú puedes tener relación con una persona. 

Cuando alguien llega a un lugar, llegan dos cosas: llega la persona y llega la presencia. Hay gente que va allí a mirar la presencia pero no conocen la persona. 

Cuando yo voy a predicar a un sitio, cuando iba a predicar a otro lugar allí, esa gente no conoce la persona; ellos conocen la presencia y de la presencia ellos hacen un juicio de la persona. Pero su experiencia conmigo es limitada porque solo conocen la presencia y la presencia es maravillosa porque cambia la vida de otra persona, te da acceso a muchas cosas, pero no es lo mismo una relación con la presencia que con la persona. Entonces el énfasis nuestro tiene que ser la persona del Espíritu Santo y disfrutar de su presencia y gozar de su presencia y lo que todo eso implica en nuestra vida y todo lo que conlleva en nuestras vidas.

Ahora, yo quiero que tú entiendas algo con respecto a la presencia de Dios y esto sí es poderoso, te lo voy a mostrar en dos versos bíblicos, en dos porciones bíblicas y entonces analizamos algo poderoso de la presencia de Dios.

En el libro de Éxodo capítulo 34 el verso cuatro dice: “De esta manera hizo Moisés dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí como le mandó Jehová; y llevó en su mano las dos tablas de piedra”. “Y Jehová descendió en la nube y estuvo allí con él proclamando el nombre de Jehová”. “Y pasando Jehová por delante de él proclamó: Jehová, Jehová, Dios misericordioso y clemente; tardo para la ira y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares; que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación”.

Mira lo que pasa: se acuerda que Moisés baja del monte con las tablas que Dios hizo; se baja al pueblo, el pueblo lo saca de carrera, rompe las tablas. Ahora él tiene que hacer las tablas él otra vez pero las tablas de la ley sin presencia es nada. Entonces él sube con las tablas y allí llega el Señor, allí llega la presencia. 

Y él tiene dos cosas: las tablas y la presencia por los Diez mandamientos: todo el mundo está chavado por la presencia, hay misericordia. Sí, cuando Moisés mira las tablas, dice: “Si es por esto nada más, este pueblo está perdido”. Y cuando Dios pasa por allí, le dice qué dice él: “Jehová, Jehová, fuerte y misericordioso”, él comienza a ver entonces otra parte de Dios, él comienza a ver la reacción de Dios a las leyes que Dios mismo le había dado.

Mira lo que pasa en Éxodo capítulo 40, del verso 35 al verso 38: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas; pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba. Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas”.

Fíjate lo que ocurre aquí: finalmente el deseo de Dios se cumple: habitar en medio del pueblo pero no todo el pueblo tenía relación con Dios; solo el sumo sacerdote podía entrar allí, pero el resto del pueblo disfrutaba de la presencia y cuando la presencia se movía, todo el mundo se movía. Cuando la presencia se quedaba, todo el mundo se quedaba.

Ahora lo más poderoso de la presencia de Dios es esto que te voy a decir: hay dos maneras en que se conoce el pueblo de Dios: la que nosotros queremos y la que Dios quiere. La que a veces queremos que el pueblo y el mundo conozcan el pueblo de Dios es por las tablas de la ley. Queremos ser la gente más estricta y gobernar al mundo por la ley y aunque Dios le dio las tablas de la ley al pueblo de Israel para hacerlos una nación diferente, no gobernada por las mismas reglas que se gobernaba al mundo, Dios no quería que el pueblo de Israel fuera conocido por los diez mandamientos. 

Dios quería que el pueblo fuera conocido por la presencia porque el mundo no iba a entender los diez mandamientos, pero sí iban a entender la presencia de Dios. Pero los creyentes vivimos de la presencia siguiendo los mandamientos; pero para el mundo lo que el mundo ve es la presencia. Y yo no puedo meterle al mundo los diez mandamientos si no conocen la presencia porque tienen que conocer la misericordia de Dios primero para que después entiendan los mandamientos.

Y el mundo nunca entenderá por qué tú y yo vivimos lo que vivimos, porque actuamos como actuamos; pero sí tendrán que reaccionar a la presencia. Y déjame sugerirte que no son otros cristianos los que deben reaccionar a la presencia de Dios en tu vida; es el mundo el que debe reaccionar a la presencia de Dios en tu vida porque la marca diferente sobre ti y sobre mí en este mundo es que cuando yo entro, no entro yo; entra el espíritu de Dios conmigo y la presencia de Dios arropa ese lugar.

Ninguno de los que estamos aquí debemos pasar por desapercibido en ningún sitio. Usted no debe entrar a ningún lugar y pasar por desapercibido; usted debe entrar a los lugares y dejarse sentir; usted como individuo y la presencia de Dios, que cuando la gente esté al lado tuyo diga: “Tú tienes algo diferente; tú estás haciendo algo diferente; tú cargas algo diferente; tú llevas algo diferente; tú piensas diferente”.