15 Sep ¿Qué nos diferencia de los animales?

Cuando nosotros vamos a la Palabra del Señor, hay dos niveles de vida. Cuando Dios fue a crear el mundo, lo creó por la Palabra, pero tú no puedes hablar sin respirar, sin poner aliento. Tú no puedes hablar sin respirar. Si tú quieres aprender a cantar, lo primero que te van a enseñar es a respirar. Si tú no sabes respirar y no sabes tomar aire desde el diafragma, solo tomas aire desde tus pulmones, no vas a saber cantar. Tus mejores notas no se pueden dar desde los pulmones, tus mejores notas se pueden dar solamente desde tu diafragma. 

Por lo tanto, tienes que aprender a respirar correctamente para que tú puedas modular correctamente tu voz, porque tu voz depende del aire que tú puedas proyectar en un momento dado.

Cuando nosotros miramos la Palabra “dijo” en el libro de Génesis, dice la Biblia: “Y dijo Dios: Sea la luz”. ¿Y qué pasó? Fue la luz, dijo Dios: “Sepárense las aguas de la tierra”. Y ocurrió. Después se paró y le dijo a las aguas: “Produzcan animales, peces”. ¿Y qué pasó? Produjeron. Le dijo a la tierra: “Produzcan hierba, produzcan árbol de fruto, árbol que dé semilla”. ¿Y qué pasó? Salieron los árboles. Le dice a la tierra: “Produzcan animales”. ¿Y qué pasó? Produjo.

Ahora, cuando fue a crear al hombre, lo creó en tres etapas. Lo primero es que no usó ningún material. Primero, de la tierra dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Por lo tanto, Él no le habló a la tierra, Él se habló a Él y de Él iba a sacar al hombre, pero no salió automáticamente. No fue como que salieron los animales de la tierra cuando Él dijo: “Hagamos al hombre”. No salió el hombre ahí, lo que demostró fue la intención de saber y demostrar de dónde lo iba a sacar.

Luego tomó del polvo de la tierra y formó al hombre y ahora tú tienes a un hombre formado en la tierra pero Él no volvió a hablarle al hombre, Él sopló aliento de vida. Lo que te hace a ti diferente a los animales es que los animales viven por la Palabra; tú y yo vivimos por el aliento de la palabra. No es lo mismo. 

Tú y yo vivimos por el aliento de la palabra, es el aliento de la palabra lo que nos da a nosotros vida no es tan solo la Palabra; es conocer quién respira esa Palabra; es conocer el que dio esa Palabra.

Por eso es que tú puedes estudiar la palabra y aprender y prosperar y avanzar, porque la Palabra va a dar resultado. Pero tu vida no será llena hasta que conozcas a aquel que sopló esa palabra. Este libro no lo escribió cualquier persona; lo escribió el Todopoderoso; inspiró a grandes hombres de Dios y sopló sobre ellos revelación para que tú conozcas no a los hombres de Dios, para que lo conozcas a él. Y cuando tú estudias Su Palabra y la cumples, naturalmente tendrás resultado; vas a prosperar. Pero la satisfacción de tu alma solo la tendrás cuando conozcas aquel que puso el aliento de vida.