05 Sep ¿Dónde está la satisfacción?
En estos días descubrí un concepto moderno muy interesante. No sé qué tan nuevo sea, pero se trata de una condición psicológica que se conoce como dismorfia de Snapchat.
Snapchat es el nombre de una aplicación que empezó hace muchos años, donde uno se tomaba una foto y desaparecía en cuestión de 24 horas. Esta aplicación se hizo muy famosa y luego surgieron otras que hacían más o menos lo mismo. Una de las innovaciones que trajo Snapchat fueron los famosos filtros, que permiten tomarse una foto con algún efecto y ajustar el rostro de alguna manera.
Hoy en día, hay una condición psicológica que describe la obsesión de usar todo tipo de filtros con nuestros teléfonos. Es impresionante cómo la gente ya no quiere simplemente una foto, sino que quiere proyectar algo específico de forma virtual y se vuelve una obsesión.
¿Cómo sabemos que es una obsesión? Las cirugías plásticas han aumentado un 20% por personas que quieren verse como se ven con los filtros. Hoy en día, el 20% de la gente que va a pedir una cirugía plástica lleva una foto que se tomó con un teléfono y le aplicó un filtro, ya sea para arreglarse la nariz, los dientes, el peso o lo que sea. Y le dicen al cirujano: así es como me quiero ver.
Y vamos a aclarar: yo no tengo problema en que uno se haga sus retoques, lo que uno necesite o quiera. Si Dios lo prospera para poder invertir en eso, sea feliz y hágalo.
Yo todavía no lo necesito, pero el día que me lo vaya a hacer también se lo digo a ustedes sin problema alguno, así que no quiero que piensen que estoy en desacuerdo con que uno pueda mejorar su imagen, hacer cualquier ajuste o retoque.
No estoy hablando de eso, estoy hablando de la desconexión mental, donde una persona no siente ningún tipo de satisfacción en su vida, como si Dios no la hubiera creado ni hecho.
Se vuelve una obsesión perpetua, donde no encuentra satisfacción en nada y pone el estándar de lo que quiere ver demasiado alto, para tratar de sentir algún tipo de satisfacción. Es muy triste cuando llegamos a esa desconexión, no solo con nuestro cuerpo, sino con todo en nuestra vida.
Nos desconectamos de la realidad de ver la grandeza de Dios en cada uno de nosotros, es un problema de nuestra alma, no de nuestro cuerpo. Te pregunto: ¿arreglando el cuerpo de una persona te asegura que el alma se arregle? No. Puedes tener la mejor nariz, la mejor sonrisa y ser el más infeliz de toda la vida, porque al final, tú no sonríes por la sonrisa que tienes ni por los buenos dientes que tienes.
Tú sonríes porque hay algo en tu interior que te hace reír, hay algo en tu interior que te hace sonreír y la mejor sonrisa no es la que te has hecho, sino la que sale del corazón, porque esa sonrisa realmente hermosea el rostro de una persona.
Puedes cambiarte el color de cabello, puedes ir al salón de belleza y es una frustración total cuando vemos que estas cosas requieren de nosotros un constante cuidado, un constante mantenimiento, día tras día. Y vuelvo y repito: no hay nada malo en que uno trate de verse mejor, sentirse mejor, pero tienes que saber que arreglando el cuerpo no necesariamente arreglas el alma. Y arreglar el alma no es tan fácil como parece.
Todos los que estamos aquí, todas las mañanas, en cuestión de minutos podemos mejorar nuestro cuerpo, nadie aquí se levanta hermoso, cuando uno se ve así por la mañana en el espejo, uno dice: ¡para colmo tengo que ir al baño! Y lo que vas es a fluir en el Espíritu Santo. Y lo que está allí no se ve bien, nadie se atrevería a salir así de su casa, pero arreglar eso es bastante rápido: ¿qué tienes que hacer? Bañarte, lavarte la boca, un poco de perfume.
Y en cuestión de un par de minutos puedes mejorar un poco tu apariencia y sentirte mejor pero el alma no funciona así. No hay tal cosa como que con un poco de ajuste tu alma esté mejor.
Nuestra alma necesita una transformación total y completa para verdaderamente hallar total satisfacción. Si después de peinarte, lavarte la boca, arreglarte y verte y sentirte un poquito mejor no estás muy contento, bueno pues eventualmente entonces la gente entra en toda esta presión de hacer ejercicio simplemente por su cuerpo físico, por cómo se ven o simplemente todas las cirugías habidas y por haber para tratar de llegar al cuerpo perfecto que yo quiero tener, lo mejor que yo puedo hacer pensando que de esa manera mi alma encontrará satisfacción.
Pero toda esa inversión a la larga y a la postre se pierde, el cuerpo no está hecho para darle satisfacción al alma. El cuerpo está hecho para que el alma pueda cumplir su misión aquí en la tierra y el día que tú veas tu cuerpo como el instrumento que Dios puede usar para que tu alma alcance la misión que tiene que cumplir aquí en la tierra, desde ese día lo verás hermoso, desde ese día lo cuidarás más, desde ese día lo guardarás más porque finalmente realizarás que tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo.
sadela jose latuff pineda
Posted at 09:01h, 05 SeptemberPASTOR OTONIEL ME GUSTAN MUCHO SUS ENSEÑANZAS,,,,,,,,SOY LATUFF SADELA,,,,,YO LO CONOSCO EN PERSONA,,,,,,CUANDO VINO A VENEZUELA,,,,,USTED Y YO MINISTRAMOS UN CONGREZO JUNTOS,,,,,CLARO HACE MUCHO TIEMPO,,,,,,Y DE SEGURO NO ME RECUERDA…..
Oswaldo Monier
Posted at 09:30h, 05 SeptemberMi cuerpo es el Templo del Espíritu Santo, gracias a Tí AMADO PADRE CELESTIAL
AMÉN 🙏🙏🙏🙏
marttha
Posted at 12:05h, 05 SeptemberSabías palabras tememos que cuidar nuestra alma porque ahí están nuestros sentimientos
Jose Reyna
Posted at 18:50h, 05 SeptemberGracias a Dios, siempre por tener personas como usted, que día a día nos va enseñando cual es el camino real que tenemos que seguir, leer la Biblia me ha ayudado mucho en todo el tiempo difícil que me a tocado atravesar, Gracias Pastor, Gracias ENLACE tv.