27 Mar Sé fiel a la Palabra de Dios
Hoy vamos a concluir con nuestra serie de mensajes de los pasados días que se llama, ¿me amas? Una pregunta que nuestro Señor Jesucristo le hace al apóstol Pedro y para compartir contigo este principio que quiero mostrarte en el día de hoy.
La diferencia que puede hacer un acto de amabilidad, un acto de bendición en la vida de una persona puede marcarlo para siempre. La vida no es fácil, es complicada, es difícil y hay muchas cosas que pueden apagar nuestra pasión, nuestro amor, el deseo de vivir, el deseo de lograr grandes cosas. Hay tantas cosas en las que nos podemos sumergir en un momento dado y podemos meternos en ellas, en las problemas de la vida y no lograr revivir ese deseo de vivir de avanzar porque puede parecer ser que nada a nuestro alrededor correctamente sale bien, pero la realidad es que un gesto de alguien marca nuestra vida, un pequeño detalle puede volver a encender nuestro corazón para siempre.
Una de las cosas más importantes que como creyentes que tú y yo tenemos que saber es nuestra responsabilidad de ser luz en medio de las tinieblas a los demás, no podemos permitir que la vida nos sumerja en tantos problemas y que apague nuestra luz o que nosotros estemos encendidos y seamos simplemente descartemos a la gente que está a nuestro alrededor, que seamos indiferentes a aquellos que están en esa situación y no nos acerquemos a ellos para hacer esa pequeña diferencia.
Tú y yo somos responsables de mantener nuestra luz encendida por nuestra conexión con el Espíritu Santo, pero al mismo tiempo somos importantes y responsables para encender la vida de aquellos que por la razón que sea se ha apagado.
Vemos en Juan capítulo 21 cuando Él Señor Jesús se encuentra con el apóstol Pedro va a ese encuentro con Él para no tan solo perdonarlo, sino a restaurarlo, vemos que el deseo del Señor era volver a Pedro al lugar original para el cual Él lo había llamado en la primera ocasión. No era tan solo para perdonar y decirle “Sigue con tu vida normal, no tenemos problema entre tú y yo ya te perdoné”. Si no, la idea era: “Pedro sígueme, continúa en aquello para lo cual te llamé en un momento. Quiero que sepas que todavía puedes trabajar conmigo, que puedes seguir conmigo”.
Es maravilloso cuando nosotros podemos ver el amor de Dios en nuestras vidas, donde por nada del mundo somos descartados. El mundo te descarta por cualquier cosa, cualquier error que cometas, cualquier falla que tengas, cuando le fallas a alguna persona, cuando cometes algún pecado, es ahí cuando el mundo diciendo que ya no sirves, pero el Dios al que tú y yo le servimos te va a buscar al lugar donde te has caído, al lugar donde te encuentras y lo único que quiere hacer es aproximarte a Él para que la llama se vuelva a encender y puedas volver al lugar del cual has caído, puedas cumplir tu misión para la cual él te ha creado. Y todavía te mantiene con vida. Gracias a Dios que Dios no descarta a nadie, lo único que Él quiere saber es si tú le amas.
Hoy mostrarte por unos momentos en esa misma historia en el libro de Juan capítulo 21 el verso 9, dice:
“Al descender a tierra vieron brasas puestas y un pez encima de ellas y pan y Jesús le dijo: “Trae de los peces que acabáis de pescar”. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra llena de especies 153 y aún siendo tantos la red no se rompió les dijo Jesús: “Venid comer.” Mira qué interesante el Señor los está esperando con un desayuno y la Biblia dice claramente que había un pez y un pan, y Él Señor los está esperando allí.
Ahora cuando Él Señor los espera en aquel lugar la próxima instrucción es trae los peces que tú tienes. Recuerda que Pedro se tiró al agua para hacer el primero en llegar a la orilla dejó la barca llena, se tiró, nadó y cuando llegó a la orilla se encontró con aquel desayuno, pero cuando los otros traen la barca con todos los peces Él Señor le dice Vete y busca los peces y tráelos aquí.
Hay un momento en nuestra vida donde tenemos que entender que la mesa no está servida para que nosotros solo vayamos a comer. Hay un momento donde tenemos que madurar y comprender que aunque Él Señor siempre tiene provisión preparada para nosotros, hay un momento donde yo tengo que contribuir, donde yo tengo que traer algo a la mesa.
En mi casa me enseñaron que uno nunca llega a casa de nadie con las manos vacías, aunque sea con un dulce, así uno demuestra su amor y agradecimiento por la invitación. Y yo sé que alguien te puede decir yo no necesito nada, solo con tu presencia es suficiente, pero llegamos con algo, con algún detalle o algún regalo. No porque la persona lo necesite, es que yo tengo que demostrar mi agradecimiento de sentarme a la mesa.
Lamentablemente a veces en la iglesia se nos pierde de vista eso, estamos acostumbrados de predicar el evangelio que dice la mesa está lista para ti y es verdad. La misa está lista para ti, pero en la relación tuya con Dios hay algo que tienes que traer, tienes que contribuir. Al fin y al cabo el que te dio los peces fue Él
Yo soy de los que cree que la gente tiene que saber que hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que hay de que es de Dios. Y nosotros tenemos que saber que Dios prospera para pagar toda nuestra necesidades, cumplir con el gobierno y también para diezmar, para ofrendar y que Dios es capaz de prosperarnos para cumplir con todas las cosas.
También, debemos decir con palabras cuánto amamos a las personas, decir, Sí Señor te amo. Toda relación necesita expresiones de amor, a veces somos mezquinos con la gente a nuestro alrededor y no nos damos cuenta de la necesidad que tiene nuestra esposa, nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros hermanos de decirle y de oír que alguien te ama.
Yo sé que tú amas a Dios, pero déjale saber a alguien cuánto tú le aprecias, cuánto me alegra verte en el día de hoy. Aprende a hablarle a los demás y expresarle tu amor con palabras del corazón, con palabras de fe en vez de estar corrigiendo tanto a los demás, de estar peleando tanto, en vez de estar tratando de cambiar a las personas.
Lamentablemente llega a la casa del Señor con tantos problemas emocionales que se pega a algunos de ustedes y le sacan dinero, los manipulan y lloran.
Podemos ayudar a la gente, pero de vez en cuando que traigan algo a la casa también cuando tú ves a alguien que tienes que darle y después de un año todavía sigue la misma situación tú tienes que decir: “Espérate, aquí está la mesa servida, pero trae tú también algo así que tengamos el balance como iglesia”.
No seamos tontos, no nos dejemos manipular. Habrá personas que viene a comer y nunca trae nada a la mesa, pero eso no nos debe a nosotros quitar el amor de hacer nuestro trabajo, de apacentar las ovejas de nuestro Señor ese debe ser nuestro trabajo.
El amor a Dios no tan solo se expresa con palabras, se expresa con acciones y Él no me pide más nada de que cuide a alguien, de que lleve a alguien a tener paz en su vida, a conectarse con Él Señor, a poder encender esa llama en el corazón de aquellos que están a nuestro alrededor y no es responsabilidad única del Pastor, sino de todos nosotros.
Yo solo puedo llegar a tanta cantidad de personas, Jesús le predicaba a miles de personas, pero siempre visitaba la casa de alguien. Yo quisiera visitar la casa de todo el mundo, pero no puedo. Yo quisiera detenerme en el camino y atender a toda la mayor cantidad de personas, pero no siempre puedo.
Y muchas personas dicen estoy tan ocupado que no voy a atender a nadie. Y la verdad es que no puedo estar tan ocupado en mi vida para no tomarme un tiempo para atender a un niño. Jesús dentro de toda su agenda de predicar a miles de personas se sentaba por un momento para abrazar a los niños. Qué mejor mensaje que darle un abrazo a un niño y decirle a ese niño ¡Eres especial! Y que alguien de autoridad vea ese niño y le diga eres especial.
Nosotros siempre tenemos dulce para los niños aquí en la iglesia y la fila de niños que tengo durante la semana es espectacular y a lo mejor vienen por el dulce no hay problema, pero que vengan que lleguen y si usted está hablando conmigo y llega un niño, usted acaba de perder mi atención y no importa lo importante que estemos hablando. Ese niño por unos segundos necesita toda la atención.
Hay gente aquí que son expertos en traer los peces, pero no cuidan a nadie. Hay unos que ni traen peces, ni cuidan a nadie, ni le dicen al Señor cuánto le aman. Y debemos hacer las tres cosas, traer los peces, decirles que le amas y cuida de alguna persona mantenlo conectado con Dios. Tu vida puede hacer la diferencia y no lo podrás hacer con el mundo entero, pero lo puedes hacer por alguien. Yo sé que no es fácil lo que te estoy pidiendo.
Jhon Mario Rojas
Posted at 09:39h, 27 MarchAmén 🙏
Angel Rodriguez
Posted at 12:53h, 27 MarchAmén 🙏🏼